Guerra de Razas: Sangre Divina

PROLOGO CAPITULO 14: LOS SUEÑOS DE MÍA

—¿Qué es lo que ves en las estrellas, Dom?

—Qué otra cosa si no puntos enormes a la distancia. —Respondió el hombre, somnoliento y cansado por el viaje.

—¿Qué más? —Preguntó, mirando directamente a sus ojos.

—Algunos dicen que puedes encontrar cosas como formas en ellas. —Dijo.

—¿Qué tipo de formas? —Preguntó de nueva cuenta.

—Como podría saberlo, puede que solo sean tonterías, cuentos de los pueblerinos.

—A veces las personas pueden intentar darle un nombre o un origen a esas cosas de las que desconocen el origen, y ello no quiere decir que se equivoquen del todo. —Afirmó la chica entrelazando sutilmente sus dedos con él. —Quiero que imagines un lugar.

—¿Un lugar?

—Sí, un lugar. Uno en donde todo cuanto desearas pudiese hacerse realidad.

—¿Tú estarías en ese lugar?

—Si ese lugar en el que tú quisieras estar puede cumplir cualquier cosa, solo bastaría con que quieras que yo forme parte de él, ¿No lo crees?

—Pero ya te tengo conmigo ahora, en este momento no desearía tener más.

—Pero, si llega un día en el que deje de estarlo... ¿Podrías estar dispuesto a estar conmigo otra vez sin importar el precio de ello?

—No tengo intenciones de dejarte ir, aunque me lo pidieras, aunque el mundo entero trate de desafiarme.

—¿Aunque tuvieras que dejar de ser tú?

—Aunque tuviera que renunciar a todo lo que me hace humano, Anna.




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