Guerra Entre Reyes || #3 En Busca de Nuestro Destino

4. La cabaña.

 

 

Bajamos del auto al llegar a una cabaña enfrente de un lago. Sonreí al entrar a la acogedora cabaña. Nicolae puso nuestras cosas en la sala para que empezáramos acomodarnos. Puso su brazo sobre mis hombros.

-¡Es muy bonita! –Nos sonreímos entre sí.

-Vamos a ver las habitaciones. –Nos dimos cuenta que solo había una habitación.

No dijimos nada por un momento, la habitación era perfecta para dos personas, solo que... Había una cama. No me acordaba si ya había dormido en la misma cama que Nicolae.

-Bueno, ¿Qué esperábamos? ¿Habitaciones separadas? –Reí nerviosa. –Somos pareja así que es normal que durmamos en la misma cama.

-Ahm... Sí. –Sonrió nervioso.

Horus apareció en la habitación y se subio en la cama dando un ladrido.

-Esperemos a que Horus no se adueñe de la cama, o nos tocara dormir en el suelo. –Reímos.

-Aun no puedo creer que los chicos hayan pagado todo esto. –Le di un beso en la mejilla. –Qué bueno que ganaras.

-Fue una simple carrera, solo tuve que pensar en ti para ganar. –Me dio un abrazo.

-Iré a ver las otras partes de la casa... –Salí de la habitación mientras que Horus me seguía.

-Yo iré a ver unas cosas al auto. –Nicolae salió rápidamente de la casa.

Había una puerta trasera que conducía a una zona boscosa, pero no tan lejos de la casa había... ¿Una piscina de aguas termales? En efecto, si lo era. Ya teníamos un lago, pero esto era otra cosa. Seguí caminando hasta alejarme un poco de la casa.

Horus chillo un momento como si algo le asustara.

 

-Tranquilo, Horus. –Lo acaricie. –Aquí no hay nada. Y si lo hubiera, no podría enfrentarse ante mí.

Se escuchó como algunas ramas se rompieron. Apunte mis dedos hacia un lugar del bosque esperando otro sonido. Al sentirlo lance un rayo de energía oscura hacia ese lugar, dañando algunos árboles y maleza.

-No hay nada... –Voltee a ver a Horus que ahora estaba más alejado de mí. Nicolae salió por la puerta trasera. – ¡No te preocupes, todo bien por aquí!

Nicolae asintió y entro nuevamente a la casa.

-Lo que sea que te haya mandado aquí, te está asegurando tu muerte. –Mencione hacia lo más oscuro del bosque. –Así que lárgate, no tengo piedad a la segunda oportunidad.

-Claro que si... –Se escuchó un murmuro. –Y por eso terminaras en lo más profundo del infierno.

-Sea lo que seas. No sabes con quien hablas... –Me di media vuelta. Y me fui.

La verdad no sabía con qué había hablado. La voz era muy reseca, sin fuerzas, como si se estuviera muriendo. Aunque quizás era un espejismo, o un mensaje telepático de alguno de los lacayos de Dante, pero estaba segura que esa cosa no estaba ahí en cuerpo, solo en alma.

 

 

 

 

 

El llanto de los dos bebés que tenía en brazos era insoportable. Tenía mis manos llenas de sangre al igual que la mayoría de mi ropa, estaba tirada en el suelo, sin fuerzas. Dante se acercó riéndose malicioso.

-Dante... No, por favor... –Le suplique con las pocas fuerzas que tenía.

-Son tan hermosos pero irritantes a la vez... –Bajo para estar a mi nivel y ver a los bebés. –No debiste hacerlo... Karen, te di una oportunidad de irte conmigo y la desperdiciaste.

-Dante, lo podemos solucionar de otra manera, pero ten piedad como la tuve contigo alguna vez... –Los bebés se calmaron, mi frente estaba sudorosa.

-¿Por qué no le pides ayuda a tu amado bebe sangre? –Sonrió. –Oh, cierto. Los muertos no pueden ayudarte. –Su risa era macabra, me helaba la piel.

 

 

-¡Noo! –Me levante sudorosa, mire la habitación. –Solo fue un estúpido sueño...

-¿¡Karen, que pasa!? –Nicolae apareció rápidamente en la habitación.

Sus ojos estaban rojos, sus colmillos sobresalían; estaba alerta. Le sonreí y negué con mi cabeza.

-No pasa nada... Solo tuve un mal sueño... Una pesadilla.

Parpadeo varias veces hasta que sus ojos tenían su color natural, se acercó a mi preocupado. Sus colmillos se escondieron, poso su mano en mi mejilla. Se sentó a un lado de mí.

-¿Quieres hablar de eso? –Saco un pañito y limpio mi sudor.

-No, mejor no... –Lo detalle mejor. – Estas lleno de harina, ¿Qué hacías?

-Preparaba la cena. –Sonrió. –Una cena especial, para ti.

-Dios, debería hacerla yo, es mi turno de que te regale algo o te haga algo de cenar.

-No, no, no. –Beso mi mejilla. –Déjame hacer esto para ti.

-Está bien... ¿No dormiste? –Negó.

-Tendrás que acostumbrarte a eso. No duermo casi, solo cuando estoy muy cansado o mi energía se agota por completo. Quizás duerma luego.

 

 

-DOS DÍAS DESPUÉS-

 

Leslie

 

Estaba tirada en mi cama, con la respiración agitada y bañada en sudor, mi expresión fácil seguro reflejaba temor. Había tenido un sueño en donde Nodens le arrancaba la cabeza a Ban mientras que Dante me obliga a ver.

También había tenido un sueño en donde Dayana estaba bañada de sangre, aunque esta sangre no era de ella, sino de Kilian. Ella sostenía su cuerpo sin vida mientras que lloraba de manera irritable.

Claramente solo fue un sueño... Un simple sueño ¿No? Estaba segura que esto no era una visión de un posible futuro. Yo no tenía ese poder... A menos de que Karen me lo conceda o me lo quite, asi fue como obtuve algunos poderes de oscuridad...

 

 

Después de darme una ducha fría baje a la cocina a prepararme algo de comer. Dayana se había ido con Kilian a dar un paseo desde temprano. Sentí el sonido de un teléfono sonar así que empecé a buscarlo. En la cama de Karen había un teléfono que no paraba de sonar.

-Pero este no es el celular de Karen... –Fruncí el ceño cuando vi que un número desconocido estaba llamando. No conteste yo, sino que se contestó solo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.