Guerra Monarca [lgbt]

9: Un monstruo.

Cosmos - 1995

—Este es el hombre con el que su hijo se ve a escondidas, señor.

El rey de Cosmos observo detenidamente al hombre que se suponía que era con quien su hijo se estaba viendo a escondidas. Agarro su espada y puso la punta filosa de esta en el mentón del chico de rodillas frente a él, y con la cabeza agachada. Con su espada, el rey levanto lentamente la cabeza de este y lo observo detenidamente, entrecerrando los ojos.

—¿Te he visto antes? —peguntó.

—Soy Enzo Giannakop, príncipe del reino de Hatzis —Enzo miro al rey fijamente a los ojos y mantuvo una sonrisa maliciosa al ver la expresión de asombro que tenía el rey.

—¿Qué es lo que quieres con mi hijo?

El príncipe se puso de pie, así que el rey guardo su espada. Ahora lo único que quería escuchar era lo que Enzo estaba tramando con su hijo.

—Su hijo está enamorado de mí.

El rey ensancho los ojos. Volvió a sacar la espada y le puso el filo en el cuello, sin ejercer mucha presión. Sin embargo, pudo notar como una gota de sangre se deslizo por el cuello del príncipe hasta adentrarse por su camisa.

—¡¿Que estas insinuando?!

—Ay por favor, no se haga el que no lo sabía, los padres siempre saben cómo son sus hijos, solo que los tratan como normales por no perder las esperanza de que se vuelvan hombrecitos. Aunque crea que su hijo es normal no lo es pues desde hace años tengo que fingir que me gusta solo por meterme a esta familia que es mucho más productiva que la mía.

—Claro porque tú te has encargado de poner a la tuya en la ruina con tus gustos raros.

—Los mismos gustos raros que tiene su hijo —Enzo sonrió ladino. —Pero no se preocupe, si estoy con su hijo y lo he aguantado durante unos años es porque quiero dinero. Ahora podemos llegar a un acuerdo. Si quiere que deje a Mateo en paz, entonces me tendrá que dar oro, dinero y así de fácil me desaparezco, y todo esto quedara en el olvido.

—Eso quiere decir q...

—Eso quiere decir que nunca ame ni amare a su hijo, solo es un mocoso que no sabe lo que quiere, ni siquiera sabe que estoy jugando con él y que es un títere que manejo a mi antojo. El amor es una mierda al igual que su hijo.

Gregory le quito la espada del cuello y con la empuñadura de esta le dio un golpetazo en la nariz, haciéndolo caer de cuelo al suelo, cubriéndose la nariz, aunque a la sangre le bajaba por los labios y el mentón, hasta caer gota a gota sobre su camisa blanca.

—Te daré mucho dinero, todo el dinero y el oro que quieras y luego desapareces. Pero antes necesito un favor. Déjale una carta a Mateo dejándole claro porque te fuiste, no quiero que espere a una basura como tú.

Enzo deja salir unas carcajadas mostrando sus dientes enrojecidos por la sangre. Finalmente se levantó del suelo y asintió, extendiendo su mano hacia el rey mientras lo observa.

—Es un trato.

Gregory estaba dudando en si darle la mano o no, pero al final se la estrechó, ya que era por el bien de su hijo, de la monarquía y de la familia Roussos.

—Es un trato —afirmó.

Hatzis – 1999

—¿Porque pones esa cara como si hubieras visto que tu lugar de la monarquía había bajado?

—Regresaste.

—Regrese por el amor de mi vida.

Gregory rio a carcajadas sin importarle que la familia Giannakop estuviera presente.

—El amor de tu vida lo dejaste por una pequeña suma de dinero.

—Y no me arrepiento de eso, pero tengo que admitir que extraño cuando tu querido hijito me rogaba que nos escapáramos juntos y que lo hiciera suyo, aunque yo nunca estaría con alguien menor. Pero no te imaginas como iba a verme a escondidas, llegaba como perra en celo.

La rabia se estaba apoderando de Gregory, ya se había aguantado por no rebajarse al nivel del mocoso malcriado que lo retaba, pero no podía permitir que hablara así de su hijo.

Se levantó de su lugar y camino unos pasos hacia donde estaba el Enzo. Cerro su mano en puño y le dio un puñetazo en la nariz, como la última vez que lo había visto. Y tenía que admitir que verlo caer al suelo lo hacía sentirse satisfecho.

—¡Gregory! — exclamó la reina Nerea levantándose de su asiento, viendo a su hijo en el suelo.

Gregory, quien tenía el rostro rojizo de la rabia que sentía, agarro a Enzo por el cuello de la camisa con su mano derecha y lo levantó, teniendo sus ojos clavados en los suyos.

—No te permito que hables así de mi hijo.

Se sentía tentado a darle otro puñetazo. Sin embargo, la sangre que bajaba por la nariz del príncipe y la mirada de la reina, lo limitaron a darle otro golpe. Gregory lo soltó, y Enzo paso el dorso de su mano por la nariz.

—Deberías estar agradecido que tu familia aún no está en la quiebra despues de la vergüenza que le hiciste pasar. Debes darle gracias a tu padre que se inventó las fiestas mensuales para seguir vigentes, porque de lo contrario, estarían en el pueblo, comiendo excremento de cerdo.

Dicho esto, le dio la espalda y de manera rápida se volteó y le dio un segundo puñetazo, observando desde su posición como este caía al suelo mientras que de la comisura de sus labios salía sangre. La reina de Hatzis corrió hacia su hijo intentando ayudarlo, pero solo recibió un empujón por parte de su hijo, demostrándole que no necesitaba ayuda y mucho menos de ella.

—Con su permiso.

Gregory arreglo su traje y camino hacia la gran puerta, saliendo del reino de Hatzis. Aunque volvería al día siguiente por la fiesta, porque de lo contrario, no regresaría mientras Enzo estuviera ahí.

—Gregory hizo lo que yo había querido hacer durante mucho tiempo —dijo el rey de Hatzis dándole un sorbo a la copa que contenía su vino favorito. —Lo tienes muy merecido, Enzo.

—¡Demetrius! —exclamó Nerea, defendiendo a su hijo y mirando al rey como si quisiera matarlo.

...

En el calabozo del reino de Cosmos la situación estaba tensa y más aun teniéndolos a los tres en la misma celda. La marioneta del rey Gregory que se humillaba ante su padre con tal de que este lo tome en cuenta.




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