—Mateo... ¡Mateo!
La voz de Greta me hizo despertar...
¡Despertar!, no lo puedo creer, ¿en verdad todo lo que había vivido en aquel lugar especial y el hecho de que mi padre me había dicho que para él era perfecto había sido solamente un sueño?
Cuando abrí los ojos lo primero que pude ver fue a mi padre, el cual me estaba viendo con una mirada hipnotizante y a la misma vez aterradora. Que me estuviera viendo por tanto tiempo y sin pestañear me daba escalofríos. No era la primera vez que lo hacía, pero ahora me resultaba más aterrador que las otras veces.
—¿Que paso? —logre preguntarle a Greta la cual me pasaba la mano por el cabello.
—Ya estamos por llegar —me dijo con un tono de voz suave y me sonrió.
No lo podía creer, todo lo que había vivido en la cabaña, debajo de aquel árbol mágico y todo lo que mi padre me había dicho, fue una mentira y aunque sentí que lo viví en carne y hueso porque fue demasiado real, tengo que admitir con el dolor de mi alma que en verdad solo fue un sueño y que ahora estoy muy confundido porque no tengo ni una puta idea de si soy perfecto para los ojos de papá. Aunque lo único que puedo ver en su mirada es el deseo que tiene de terminar con todos los problemas acabando con mi vida.
Tal y como lo había dicho Greta, llegamos al pueblo de Hatzis más rápido que un pestañeo. La carroza se detuvo y el primero en salir fue mi padre. Luego salió Maximus el cual seguí con rastros de sangre seca en la nariz y si no echo mis pies para atrás me los pisa, porque iba tan veloz y rabioso como Lila cuando no le doy una recompensa luego de una fuga nocturna.
Yo salí despues de mi hermano y Greta despues de mí. La carroza se fue indicando que papá le había ordenado dejarnos aquí porque íbamos a dar un recorrido por el pueblo de Hatzis. Es sorprendente como me emociona caminar por todo el pueblo y ver cada uno de los puestos del mercado. Nunca me voy sin nada, siempre salgo del pueblo con más de lo que puedo sostener.
Sentí que el corazón me palpitaba con intensidad y no porque estuviera asustado o nervioso, sino porque realmente estaba emocionado por todo lo que me esperaba.
Estaba dispuesto a correr para llegar al mercado, pero antes de que diera un paso mi padre se puso delante de mí, saco una corona dorada, por lo que pude observar era idéntica a la de aquel sueño-realidad y con cuidado me la puso en la cabeza.
—Esto te representa.
—Lastimosamente —respondí pasando a su lado.
El pueblo realmente era una maravilla, pocas veces había visto el pueblo de Cosmos y el de Maragos, pero creo que este es el que más me gusta de todos, siempre tiene cosas maravillosas, y puestos tan llamativos que te dan ganas de entrar y no salir nunca más. Si hay un pueblo de ensueño ese es el pueblo de Hatzis.
Yo iba delante de mi familia, ellos siempre venían detrás de mí porque definitivamente su nivel de imperatividad es menor que el mío. Pero no me quejo por eso, que vengan detrás de mí, caminando a paso lento me da la facilidad de visitar miles de puestos en un minuto.
Entonces lo vi. Era el puesto de mis sueños, el puesto que nunca creí haber visto en el pueblo de Hatzis. Era un puesto donde vendían animales de cerámica en tamaño diminuto.
Con algunos animales de ese tipo podría perder mi tiempo en algo y no aburrirme en las paredes rocosas de nuestro reino. Puede que parezca una estupidez, pero cuando no tienes absolutamente nada con que pasar el tiempo, esos juguetes son realmente favorables.
Cuando corría al puesto de animales en cerámica choque con alguien. Era típico de las personas chocarse en los pueblos y mucho más en los mercados en donde las frutas abundan. Pero sería mejor que hubiese sido una persona común y corriente a que sea el mismo rey de Cosmos.
Ahí estaba el trio de hermanos, delante de mí vistiendo de negro y dorado como la corona que llevaba en mi cabeza. Algo que me dejo atónito fue ver que Nicolás caminaba bastante bien y que yo sepa una pierna rota no se cura así por así. Pero eso no era importante ahora, si no la situación en la que estaba.
No lo podía negar, aunque Nicolás era un ser repugnante, debajo de la luz del sol era maravilloso y ni hablar de su otro hermano del que no sé muy bien su nombre porque no es para nada relevante en la monarquía, siempre he pensado que él es el más normal del reino de Cosmos y que al igual que yo no eligió nacer en la realeza.
Pero cuando miré a Deacon, cuando vi sus ojos negruzcos con una pizca rojiza invadir su brillo majestuoso me dio escalofríos. Era perfecto, y cuando digo perfecto es perfecto.
Por un momento las personas a nuestro alrededor se paralizaron, sus hermanos se esfumaron de mi vista y era como si en el mundo solo estuviéramos él y yo. Lo que tanto soñé, lo que tanto pensaba día y noche se había hecho realidad justo ahora y eso se me hacía irreal.
Mi instinto me dijo que me lanzara a él y lo besara, despues de todo nadie nos estaba viendo porque en el mundo solo estábamos él y yo. Tenía tantas ganas de que me envolviera en sus brazos y me dijera que me amaba tanto como yo a él. Que me hiciera sentir alguien especial y que me llevara lejos de todo para que podamos vivir nuestra propia historia con final feliz.
Pero lamentablemente esta era la realidad y no creo que haya final feliz.
Cuando pestaño sentí que una fuerza interna desaparecía de mis adentros. Las personas volvieron a moverse y sus hermanos aparecieron a cada lado de su cuerpo y fue ahí, justo en ese momento en donde recordé que, gracias a él, salí en el periódico por una trampa que creo suponer que fue un plan perfecto de él.
Gracias a él, mi padre me encerró en el calabozo y pase unos momentos horribles allí.
Mi corazón se sumergió en un mar de sentimientos. Toda la rabia por aquello en el periódico hizo que tomara impulso y sin pensarlo ni siquiera un segundo le di un golpe fuertísimo en la mejilla con el puño.
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Editado: 08.11.2025