Guerra por amor

Prologo

Monte Olimpo. 

Templo de la diosa Afrodita.

               

---¡Eros, Anteros, espérenme!--- grita la joven diosa del amor mientras perseguía a sus hermanos mayores, se notaba que era feliz al lado de ellos, pero eso poco a poco comenzó a cambiar. Muchos dioses se habían dado cuenta que aquella niña traería desgracias y rivalidades entre los dioses del amor, y no era porque el Dios Apolo lo predijo, si no porque notaban que ya nada era igual entre ellos.

Algo cambio, en especial en Eros que había olvidado sus responsabilidades como dios y ahora solo se preocupaba pura y exclusivamente en el bienestar de su hermana. Anteros comenzó a ver esto con malos ojos, siempre envidio a su hermano mayor por obtener todo lo que deseaba y ahora que veía la cercanía que se producía entre su gemela y el decidió intervenir antes de que se la arrebatara de sus manos, como lo había hecho en un principio con el cariño de su madre, la diosa de la belleza y el amor, Afrodita.

A la diosa Afrodita nunca le agrado del todo Anteros, le molestaba que fuera igual de obstinado que su padre, trataba de evitarlo más que nada porque al ver a Anteros le recordaba lo infiel que le fue a su propio esposo, aunque en el fondo realmente no se arrepentía. Hefestos jamás le haría sentir todo aquella pasión que encontraba en los brazos del dios de la guerra, Ares. En el Olimpo nadie se atrevía a reclamarle su infidelidad, el dios herrero era muy bueno pero lamentablemente era feo, no le satisfacía sexualmente como ella merecía y era claro que buscaría consuelo en otro lado. Pero aun así no podía dejar de sentirse culpable, pues sabía que su esposo jamás le haría tal cosa a ella, la respetaba mucho y estaba agradecida por eso. En fin, por esa cuestión Afrodita no veía con buenos ojos a Anteros, pero en el fondo muy en el fondo lo quería, pero no como un hijo. No de la misma forma que quería a su hijo mayor, para ella Eros era perfecto --- ¡¡Ay!!

---Ainhoa, ¿estás bien?--- Eros enseguida llega al lado de su hermana cuando esta tropezó y cayó al suelo raspándose en la rodilla a causa de una roca. Verifica que no tuviera herida alguna bajo la atenta mirada de Anteros, le hirvió la sangre al ver lo descarado que era al tocar la piel de su hermana aunque solo fuese para revisar que no tuviera heridas. En el fondo el sabia que Eros no lo hacía con esa intención---te lastimaste

---Eros recuerda somos dioses esto no es nada solo es un raspón insignificante--- le contesto ella restándole importancia mientras le sonreía con dulzura. Le gustaba pasar estos momentos con sus hermanos, pero sentía que ya no era lo mismo, algo fue cambiando entre ellos aunque no comprendía que era, o se hacia la tonta para que las cosas se calmaran y volvieran hacer como antes. Ella veía que sus hermanos ya casi no se miraban y cuando hablaban pareciera que estaban discutiendo más que charlando, podría sentir rencor, odio y hasta incluso deseos de matarse entre ellos y eso le disgustaba por eso quería pasar tiempo con ellos, pensaba que solo era una rabieta del momento, pero era mucho más que eso.

---Aun así me preocupaste, hermana--- respondió acariciándole suavemente en la mejilla. Aquella acción no paso desapercibida por Anteros, que llego de inmediato al lado de su hermana y la cargo en sus brazos apartándola lo más lejos posible de Eros. Como si su sola presencia pudiera dañar a su hermana, oh eso así creía el dios, no quería que él ni nadie se le acercaran nunca más a su hermana, ella era de él y de nadie más.

---Anteros puedo caminar, no tienes que tratarme como si fuese un bebe--- ríe bajito por las ocurrencias de su hermano gemelo, el siempre tan protector y cariñoso con ella. Anteros no respondió nada solo se quedo mirando fijamente a su hermano quien no se quedo atrás y lo encaro ya harto de sus actitudes. Ainhoa se preocupo y enseguida se bajo de los brazos de su hermano gemelo cuando entendió que ellos estaban a punto de pelearse por ella, no lo podía permitir, si había una forma de frenar todo eso ella lo intentaría.

---Ella no es un objeto Anteros, ya es momento que la dejes libre--- Anteros apretó los puños con fuerza, que Eros fuese el mayor no le daba derecho a obedecer lo que él diga, había sido así siempre pero ya estaba harto. Ya había sufrido muchas humillaciones por parte de su madre y hermano, solo su hermano Himeros había sido gentil con él y por eso lo respetaba, los demás eran simples escorias que no debían ni siquiera respirar le mismo aire que él y el de su hermana, El se encargaría de llevarla lejos y protegerla de todos los que trataran de hacerle daño.

---¿Crees que soy tonto y no veo tus intenciones con ella? Aléjate de Ainhoa por tu bien Eros--- lo amenazo Anteros. Ainhoa preocupada trato de que su hermano gemelo se tranquilice, no le gustaba verlo molesto cuando siempre era tan alegre y amable con ella. Sabía que era impulsivo y dejaba que la ira lo dominara, aunque ella poas veces lo haya visto así, pues siempre en su presencia se tranquilizaba por miedo a asustar a la única diosa que realmente ama.

---Anteros pero ¿por qué dices eso?, Eros jamás me haría daño--- Ainhoa trato de hacerlo razonar pero no hubo caso. Una idea se le cruzo por la mente, miro a sus hermanos preocupada, entendiendo cual era el propósito de su gemelo, y si esa era la condición para que ellos no pelearan y se amiguen de nuevo ella estaba dispuesta a correr el riesgo--- Acaso ¿ya no me dejaras verlo más?



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En el texto hay: fanfics, eros, anteros

Editado: 12.11.2020

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