"Mientras el corazón late, mientras el cuerpo y alma siguen juntos, no puedo admitir que cualquier criatura dotada de voluntad tiene necesidad de perder la esperanza en la vida" (Julio Verne)
I
Santuario de la diosa Athena
Cuando el mensajero de los dioses llego al santuario de la diosa de la sabiduría ubicado en la tierra, creyó que esta se negaría al pedido del dios Eros. Athena había logrado con mucho esfuerzo que los crímenes de sus caballeros, a causa de la guerra contra el dios del inframundo, sean perdonados por los dioses y se les diera una nueva oportunidad de vida para que ahora arriesgue todo en una guerra en la que ella no tiene nada que ver. Pero no, la diosa no se negó, más bien acepto cuidar a la péquela infante y cuando sea el momento oportuno entrenarla para que se convierta en una de sus amazonas personales. Pero ese no era su único propósito.
Athena conocía la historia de la diosa Ainhoa, sabía que siempre había vivido oculta, privada de muchas libertades que ahora acabarían. Seria libre, pero no por decisión de alguien más si no de la niña misma. Le daría la libertad de elegir su propio camino y de elegir con quien quedarse al final, porque la diosa Athena sabía muy bien que al corazón no se le puede forzar a amar.
Era una locura meterse en una batalla personal entre dos dioses, pero no podía evitar pensar en el daño que sufriría la pequeña, quien en estos momentos reía en sus brazos sin saber lo que le depara el futuro. Y solo esa sonrisa le basto para entender cual era su lugar en aquella contienda, se enfrentaría a los dioses del amor para conseguir que aquella niña sea feliz. Esa seria su misión personal.
Le encargo el cuidado de la infante a uno de sus mas fieles caballeros dorados, Mu de aries, para que la entrene junto a su otro discípulo Kiki a la espera de que los dioses del amor vengan a reclamarla. Cuando eso pasara, Athena los estaría esperando junto a todos sus guerreros. Protegería a Ainhoa aunque le costara la vida, eso ya era un hecho. La decisión estaba tomada y ya no había vuelta atrás. La protegería hasta del mismo dios quien solicito su ayuda, pero eso lo comunicaría cuando sea el momento correcto, por ahora quería estar unos años en paz y poder disfrutar de la felicidad de la pequeña Ainhoa, al menos hasta que la guerra santa por fin de inicio.
Cinco años después....
La diosa Athena se encontraba sentada en su sala de trono pensativa, le inquietaba los sucesos que estaban ocurriendo en el Olimpo a causa de los dioses del amor Eros y Anteros. Las aguas estaban divididas, los demás dioses apoyaban a uno u a otro hermano y los conflictos se incrementaban entre todos cada vez mas amenazando romper con la tranquilidad que reinaba desde hace algún tiempo. Sabía que aun no harían nada pues Ainhoa no despertó por completo, su parte diosa seguía dormida pero temía que aun siendo así atacaran al santuario, en especial si se guiaban por las opiniones de otros dioses como Hades o Ares que lo que más deseaban era acabar con la diosa de la sabiduría, y la guerra entre Eros y Anteros les serviría de cuartada perfecta para lograr su cometido. Debía estar preparada, mandaría a llamar a todos sus caballeros para que ocupen su puesto lo más rápido posible y aumentar los entrenamientos. No había tiempo que perder podían atacarlos en cualquier momento y debían estar listos para lo que sea.
Decidió mandar a llamar al caballero de Aries. Mu debía ser el primero en enterarse pues todo giraba en torno de su alumna. La niña al no tener una armadura propia era un blanco fácil, dudaba que se atrevieran a tocarla sin sentir la cólera de los dioses del amor pero aun así no debía bajar la guardia, muchos otros dioses podrían aprovecharse de la situación.
—¿Diosa Athena quería verme?
—Mu, se que Shion te comento todo acerca de quien Ainhoa— el caballero asintió suponiendo a que se refería, su maestro y Patriarca del santuario, Shion de aries le había comentado algo al respecto de lo que se avecinaba. El cosmos de su alumna estaba aumentando, debían traerla al santuario para protegerla antes de que alguien decida hacerle daño o que sus propios hermanos la dañen indirectamente, no se daban cuenta pero esta guerra la debilitaba mucho aunque Ainhoa no tenia idea de eso, y era mejor mantenerlo así— su cosmos esta aumentando mucho, es mejor traerla aquí para mantenerla a salvo, aun no es el momento de su despertar pero me temo que sus hermanos mayores vendrán por ella aun siendo así
—De inmediato la traeré al santuario, con su permiso Athena me retiro
Enseguida partió acatando la orden de su diosa aunque en el fondo desconocía las verdaderas intenciones de su diosa. El creía que deseaba proteger a la niña de Anteros pero no era así, pues Athena también la protegería de Eros, solo así se aseguraría de que Ainhoa fuera realmente feliz.
—No dejare que ni Eros ni Anteros se acerquen a ti Ainhoa, esta en tus manos decidir tu destino y al con quien estar al final
Comento una vez que Mu abandono el recinto. Se dirigió hacia su estatua y miro hacia el cielo, la guerra estaba más cerca que nunca podía intuirlo y sabia lo que le pasaría al final para con ella pero no se echaría para atrás. Estaba dispuesta a sacrificarse por su sobrina.
II
Monte Olimpo,
Templo de la diosa Afrodita.
Con pasos firmes y seguros el dios Hermes ingreso al recinto de la diosa de la belleza. Tenía un comunicado importante que dar. Sabía que no sería del agrado de muchos pero intuía que la diosa Afrodita estaría de acuerdo con la proclama, o eso esperaba al menos. Miro detenidamente a los dioses presentes ante él, en especial a un rubio de ojos azules y majestuosas alas que lo miraba indiferente y con molestia. Suspiro y decidió soltar la noticia sin más demoras aun sabiendo las consecuencias que esta traía.
Editado: 23.05.2024