"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo" (Benjamin Franklin)
Muchos años después,
En algún sitio oculto.
Han pasado algunos cuantos años desde que Ainhoa y Kiki abandonaron el santuario. Años en los que han estado escondiéndonos de todos, sin saber nada de nadie.
Después de lo que paso ellos acordaron no hablar mas del tema de no ser completamente necesario. La chica de cabellos violenta agradecía de todo corazón que hasta el día de hoy Kiki no mencionara nada. Sabia que el los extraña a todos pero esto es lo mejor, al menos para ella lo era, y el respetaba su decisión. Había sufrido mucho a causa de aquello que era comprensible que quisiera olvidarlo, aunque no del todo, pues en sus pesadillas aun podía escuchar los gritos de lamentos de aquellos que murieron en la batalla y ella no pudo salvar.
—Termino el descanso holgazana a entrenar de nuevo
Kiki se ha convertido en un hombre muy sabio, fuerte y determinado como lo fue alguna vez Mu de aries. Ainhoa le debía la vida, sentía que sin el a su lado no hubiera sobrevivido tanto tiempo. Ahora Kiki la entrena como solía hacerlo Mu, tiene la esperanza de que ganara una armadura y se convierta en amazona de Athena. Ese era el sueño de la chica, aunque muchas veces sabia que ese sueño se convertía en pesadilla cuando comience a olvidarse de todo. Aun recordaba aquel día cuando Himesros apareció y descubrió que era mas que una simple humana. Era una diosa o lo seria pronto, pero aun no tenia en claro si era eso es lo que realmente quería. Entendía que todavía sus recuerdos como diosa no los recuperaba y cuando lo hiciera ya no pensaría igual que lo hacia ahora, pero sentía que si le dieran elegir en este momento si ser una diosa o ser humana y amazona de Athena, elegiría sin dudas la segunda opción, pues sentía en su corazón que nunca había sido mas feliz en toda su vida que en este preciso momento.
—Eres muy molesto cuando te pones en modo autoritario ¿sabes?— la joven se levanto y sacudió la tierra que se había acumulado en su ropa. Miro su cuerpo con nostalgia, como le gustaría tener una armadura que la cubra. Su sueño de pequeña era conseguir la armadura de la Grulla, había escuchado que hace tiempo que no tiene un portador digno y creyó que ella seria ese portador, pero escapar del santuario no estaba en sus planes. Tal vez alguien mas la tenga ahora, solo esperaba que sea alguien que la merezca mejor que ella y que proteja a Athena como ella hubiese querido hacer— aun no entiendo porque debo entrenar si no tengo armadura
—Ya te lo dije Ainhoa algún día cuando regresamos al santuario podrás luchar por una armadura, mientras tanto debes entrenar yo también estoy entrenando para obtener mi armadura— eso no era cierto, desde que llego al santuario se supo que Kiki seria el portador de la armadura dorada de Aries, no hay nadie mejor que el para portarla. Pero aun no lo hace. La armadura de aries esta con ellos pero nunca la porto, tal vez el aun siente que no la merece pero ella sabia que no es así.
—Tu puedes ponerte tu armadura, la tienes contigo—le recordó ella con una pequeña sonrisa. El volvió a negar pasando su mano por sus largos cabellos pelirrojos. Cuando hacia ese gesto era por dos razones: estaba nervioso o inseguro. Cree que no merece portar la armadura dorada de Aries por haber abandonado a todos sin pelear. A veces hasta ella misma se sentía mal por eso. Si hubiera controlado mejor su cosmos nada de eso habría pasado y todos estarían bien. Pero las cosas ocurren por una razón y ahora lo que queda es seguir adelante— no digas que la mereces, Mu estaría muy decepcionado de ti si te oyera hablar así
—Lo se, pero es que aun no me siento preparado para portarla, se que mi maestro Mu confiaba en mi... Pero...yo
—Kiki yo también lo extraño— se dieron un fuerte abrazo, para ambos es muy difícil todo esto pero lo bueno es que se tienen el uno al otro y eso nadie lo va a poder romper. Su amistad era única y muy fuerte, aunque con el paso del tiempo se fue convirtiendo en algo mas pero ninguno de los dos lo admitía por temor de arruinar lo que tenían, y porque creían que el otro no sentía lo mismo cuando en realidad era todo lo contrario.
—Tengo miedo de volver y no encontrar a nadie vivo, no debí irme así— cerro los ojos con fuerza. No solo fue el quien los abandono ella también lo hizo, fue culpa de ambos. Aun recordaba cuando se paralizo con la llegada de los dioses del amor y con la pelea que se estaba originando por su culpa que sin darse cuenta su cosmos se había desatado sin poder controlarlo.
—No fue tu culpa, yo me asuste tanto cuando los dioses del amor llegaron... de tan solo pensar que toda mi vida había sido un engaño me moleste tanto, yo te arrastre a esto, como lo siento Kiki— no pudo contener las lagrimas, cada noche podía escuchar los gritos y lamentos de todos los que murieron en aquella batalla. Ella no hice nada por impedirlo, murieron porque no quiso aceptar que era real, que ese era su destino. Tal vez porque temía que cuando llegara el momento, debía dejar toda esa vida detrás.
—No Ainhoa tu no tienes la culpa de nada
Ella le sonríe apenas, y se aparto de el. Toda esta conversación le sirvió para darse cuenta que no podían seguir huyendo mas, era tiempo de volver y enfrentar el pasado.
—Quiero regresar al santuario
—Bien pero ten presente que nada será igual a lo que alguna vez conocimos
—Lo se pero aun así quiero ir y enfrentar el pasado, se que no podemos traer a los que perdimos pero podemos vengarlos
El la miro con seriedad. Sabia que la venganza no es buena pero no puede evitar pensar así a veces y el lo sabe. Había momentos que dejaba que sus emociones la controlaran, y eso destabilizaba su cosmos, una parte de ella tenia esa clase de sentimientos, ira, venganza, odio, no propios de ella si no de la diosa que alguna vez fue. Temía que su parte divina despierte por completo y que se olvidara de todo, de su maestro, de Kiki. El pelirrojo también temía por lo mismo. Pero ella lucharía por que eso no pase, ahora mas que nunca sabia lo que realmente deseaba y no iba a renunciar a eso. Ya nadie mas la volvería a tratarla como una niña, nadie le dirá que debe hacer y que no. Es momento que ella misma tome sus propias decisiones, porque en esta vida solo importa lo que ella desee no lo que los demás esperan de ella. No puede complacer a todos, solo a si misma y eso es mas que suficiente.
Editado: 23.05.2024