Guerrero

Capítulo X

La casa de mi abuela me recibió con silencio y vacío.

Probablemente Listica fue informada por telégrafo sin hilos del tipo OBG (dijo una mujer) sobre la victoria de la milicia del pueblo sobre el supostato en la persona, perdón, la cara del Sabueso del Infierno, una cosa y el posterior lavado, otra vez perdón, - lavado de la susodicha victoria....

Extrañamente, no vi tal victoria en el círculo. ¿O la había? ¡De todos modos, Sklifosovsky! ¿De qué estoy hablando? Tal vez no debería haber tomado esa última copa. ¿O debería? ¡Esa es la cuestión! Hamlet está descansando... El príncipe de Dinamarca... ¿Qué tiene que ver el príncipe? No tiene nada que ver con el príncipe... No pagues tus culpas con los demás.

De todos modos, a juzgar por el silencio en la casa, mi señora decidió no estropear su impresión de... por cierto, ¿de quién? Ah, sí - de mí.... Hacía mucho tiempo que no me iba así. ¿El aire es diferente aquí?

- Si sólo el aire... Aquí, Vladislav Maximovich, todo es diferente....

- Empecé a hablar conmigo mismo en voz alta", hice una táctica brusca a través de la larga habitación hasta el catre y me desplomé pesadamente en la cama. - La funda se sale...

- Suele ocurrir. Probablemente Veres quería complacerte, así que te sirvió cerveza fresca, no añeja.

- Ja, cuando la levadura joven te revuelve el estómago y revienta la tapa, puedo entenderlo. Pero arrancar la tapa de la caldera... No, es hora de dormir. Y luego primero diálogo a dos voces, y luego -y luego- al canto coral a una cara no muy lejos.

Me moví inquieto, intentando quitarme las botas, pero fue imposible. A diferencia de la kirza nativa, la pieza de cuero se asentaba en mi pie como un sólido y no reaccionaba a los movimientos provocadores. Tengo una cosa. Puedo dormir con cualquier cosa, en cualquier lugar y bajo cualquier condición climática, pero tengo que estar descalzo. Incluso me quito los calcetines. Si no, no son vacaciones, sino tormento y pesadillas. Hay una que me acecha. Y está en mis pies. Con la intención expresa de trasladarse a la cabecera.

- ¿Te escupo o te cruzo tres veces? - pregunté amablemente a la inarticulada silueta, que en realidad apareció junto a la cama. - ¿Qué quieres, fantasma?

- Teniendo en cuenta que ésta es mi casa, tal pregunta sería más apropiada en mi boca... -el hecho de que el objeto no identificado consiguiera envolver una frase bastante complicada atestiguaba la inteligencia del desconocido. Y lo más importante -no me di cuenta enseguida-, también indicaba claramente reivindicaciones territoriales sobre el espacio vital que yo ocupaba.

- ¿Por qué es tuyo? - Me pongo agresivo cuando estoy bajo los efectos del alcohol. - ¿Tiene los documentos pertinentes? ¡Exijo verla!

- Y me gusta, -intervino otra voz en nuestra conversación. - Vladislav, déjate de tonterías y vamos al grano. Pronto cantarán los gallos, y aún tenemos mucho que discutir.

- Como quieras -el primer desconocido eliminó inmediatamente la chulería de su entonación, aunque se dirigió a mí.

Sí, la noche era cada vez más oscura.

Me senté en el sofá y pasé la mano por el revestimiento ya afilado, recomponiéndome mental y físicamente. Ya no estaba de humor para bromas.

- ¿Por qué no nos conocemos primero, o algo así? - Por alguna razón esta frase me pareció la más apropiada en esta situación. - Las indirectas a medias sólo nos confundirían. ¿Supongo que tienes prisa?

- Has captado la esencia misma del problema, querido Vladislav Maksimovich -respondió favorablemente el que era más denso y estaba de pie delante-. - Soy Vladislav Tverdilych, el antiguo propietario de esta casa. Murió anteanoche...

- ¿Cómo que murió?

Mirar con ojos rasgados algo parecido a un fantasma es una cosa. Una ardilla, en un ambiente alcohólico, es una cosa. Yo mismo no perseguí diablos verdes, pero conocí a gente bastante respetable que lo hacía con una frecuencia nada envidiable. Y los restos de mi mente se negaban rotundamente a creerlo. A pesar de todos los increíbles acontecimientos que me han ocurrido en las últimas veinticuatro horas.

- Muerto en la batalla de Aguas Amarillas -explicó el fantasma con entusiasmo-. - Aquello era como una picadora de carne. Pero, como consiguió enviar a seis trasgos y dos orcos al coto de caza eterno antes de morir, fue admitido en el Círculo de Guerreros y en el Festín Eterno del Valhalla. De donde, de hecho, vine aquí....

¡Caramba! No fui el único que salió ayer. Los demás también saben descansar bien.

- Sí, siempre es desagradable levantarse de la mesa. Ya sea una alarma o un impulso interior...

- No seas sarcástico -dijo el fantasma, aparentemente ofendido-. - Si consigues llegar a la Sala de Banquetes de los Guerreros al final de tu existencia mortal, lo entenderás.

- ¿Por qué estabas distraído?

- Oh, Vladislav, no tienes ni idea de quién me pidió que hiciera esto....

El tercer participante de nuestra conversación tosió suavemente.

- Sin embargo, no es tan importante y no afecta a la esencia de la conversación.

- Entonces -sugerí cordialmente-, vayamos al grano y vayamos a la cama. Sinceramente, me estoy volviendo loco. Ojalá pudieras venir mañana. Más cerca de la hora de comer... ¿O quizá dentro de una semana? Seguro que podríamos tener una conversación mucho más constructiva.



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En el texto hay: mundo magico, impresionantes aventuras, buen heroe

Editado: 23.03.2025

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