Listica entró primero. Rápidamente me evaluó a mí y al interior con su ojo de maestra para ver si mi aspecto era adecuado para los forasteros, y sólo entonces abrió más la puerta.
- Vladislav Tverdilych, el jefe ha enviado a unos niños a verte. ¿Los hago pasar? ¿O deben esperar en el patio?
- Que pasen.
Había ocho voluntarios. Tres chicos y cinco chicas. Todos estaban en edad de reclutar, y las chicas también tenían ese aspecto... Especialmente la segunda por la izquierda. Y lo que es más, tiene la nariz respingona otra vez. No es gemela de la del autobús, pero sólo el tipo se mantiene al máximo... Incluso los ojos son azules. Podría estar equivocado en eso. ¿Es una bonificación de mis empleadores invisibles o una coincidencia?
«Sí. Que seas un paranoico no significa que no te vigilen...», resopló la voz interior. - tarareó la voz interior.
«Dame un respiro, empollón. Todo a su tiempo...»
La sala de luz se llenó inmediatamente de gente y de ruido. Bueno, no es un salón de actos.
Me gustaría gritarles: «¡Atención!», pero no lo entenderán. Tendré que hacerlo sencillo.
- No sé lo que Jaropolk Titych y Listica te dijeron, así que te lo diré de nuevo. En una semana o dos, los goblins atacarán la aldea. Y si tienes mucha suerte, en un mes. Podéis quedaros en la torre con todos los demás, o podéis uniros a mí y ayudar.
Hizo una pausa, esperando preguntas, pero todos guardaron silencio.
- Nada bueno os espera en este caso. Para derrotar al enemigo, para no morir, aunque sea heroicamente, se necesitan luchadores, no vagos. Y yo os enseñaré como una vez me enseñaron a mí. Sin hacer distinciones entre muchachos y muchachas... excepto las ya previstas por el Creador en cuanto a estructura corporal y fuerza muscular.
Otra pausa, y luego silencio otra vez.
- Por desgracia, tenemos muy poco tiempo, lo que significa que aunque te esfuerces mucho, no aprenderás casi nada y lo más probable es que mueras en el primer encuentro. Pero si sobrevives, y ganamos, entonces las Aldeas no volverán a necesitar un Protector. Porque los goblins se habrán ido de nuestros bosques para siempre, y no dejaremos entrar a nadie más.
Podrías haber seguido así. Los chicos y chicas se quedaron tan callados como si fueran mudos.
- Así que pensadlo bien otra vez. Consultadlo con vuestros parientes y personas queridas. Y quien decida, que venga a la torre dentro de una hora. Según tengo entendido, ninguno de vosotros tiene armadura, así que poneos la ropa más fuerte que no quede en las ramas de las primeras espinas. Y llevad zapatos a juego. No aceptaré hombres descalzos. De las armas, si hay alguna en la casa, llevad sólo lo que sepáis usar. Ahora, ve, piensa y empaca.
Los jóvenes, que no esperaban semejante reprimenda por mi parte, clamaron como una colmena alborotada y se dirigieron en un grupo inestable hacia la puerta.
- Esperen... - Todavía no había hecho el disparo de control, obligatorio en estos casos tan descuidados. Para eliminar a los dudosos. - Sabed esto: quien de vosotros decida quedarse en el pueblo hará lo correcto. Personalmente, es lo que yo haría.
Tras esperar a que los reclutas se marcharan, Listica volvió a preguntar:
- ¿De verdad lo crees, Vlad?
- ¿Que los que se queden en casa harán lo más sensato?
- No, que morirán todos...
Pero a su novia, o tal vez, tal como iban las cosas, a su futura esposa, debería habérselo explicado con más detalle. No hay nada peor que un malentendido entre seres queridos.
- No soy un carnicero, cariño, y no estoy llevando un rebaño de vacas al matadero. Es más, estoy reuniendo a este grupo de jóvenes para que al menos alguien sobreviva, si Titych y yo nos equivocamos en nuestras suposiciones y planes. Pero si los gatitos quieren convertirse en loberos, deben comprender, sentir físicamente la presencia de la muerte a sus espaldas. De lo contrario, cuando llegue, será demasiado tarde para tener miedo.
- ¿Quieres ver cuál de ellos superará su miedo?
- Eso también. Pero es más importante que lo recuerden. Les ayudará más tarde, cuando tengan que superar la fatiga de la muerte. Y no hay otra manera. Si eres perezoso, si te das un respiro hoy, mueres mañana. O incluso antes. Si tuviéramos al menos seis meses, mejor un año, habría tenido tiempo de prepararlos como es debido, pero así... -se encogió de hombros expresivamente-. - Los listos dicen que si juntas a nueve mujeres embarazadas, el niño no nacerá en un mes. Lo mismo ocurre con los guerreros. Los que sobreviven aprenderán más tarde conscientemente, comprendiendo por qué se rasgan las venas. Pero ahora, sólo pueden ser espoleados por el miedo. Pues que empiecen a tener miedo ya. Y a los que el miedo no amarga, sino que paraliza, es mejor eliminarlos de una vez. Tendrán al menos una oportunidad en la torre.
Ese es el problema con estas mujeres. Bueno, ¿qué he dicho que no haya quedado claro? Lo he explicado con bastante claridad. Pero está ahí de pie, frotándose el delantal, con los ojos húmedos. Todo lo que necesito ahora son lágrimas...
- Bueno, ¿por qué estás helada, mi pequeño sol? - Cambié rápidamente de tema, mirándola ostentosamente de pies a cabeza. Piernas largas y esbeltas y sin tacones en lo alto de ese lugar, que todo hombre está tan deseoso de acariciar al menos con una mirada. Cintura esbelta, pechos altos que se desprenden del holgado escote de encaje. ¡Para, no estoy hablando de eso!