Capitulo 4.
☁️
Es viernes por la noche y me encuentro aburrido en mi habitación.
Evan había salido con varios de sus amigos de su mismo curso, y Kim se encontraba con mi madre en el spa de nuestra casa. Pensé en que mi padre quizás querría hacer algo conmigo, después de todo tenemos desde mi cumpleaños que no salimos. Sigue usando muletas pero no me molesta, y quiero tener tiempo de calidad a su lado.
Al bajar lo encuentro en la sala del cine con la silla de masajes encendida, comiendo palomitas y viendo una de sus películas favoritas.
—¿Qué se te ofrece?
Me senté a su lado y lo observé.
Ya los años le están pasando factura, siento que con cada mes que pasa, cada años que acaba él envejece.
—Me preguntaba si querías hacer algo.
Él dudó, y luego de un rato añadió:
—¿Hernán y Nick no querrán? —. Resoplé. No había entidad en esta tierra que lo levanté de esa silla luego de que ve a Vaselina. La cual es su película favorita desde siempre.
—Indirectamente me estás mandando al diablo, increíble.
—Me es más interesante ver mis pelis que salir a la calle, y más en viernes por la noche.
Oh bueno, no lo obligaría si no quiere.
Y Kim no es una opción. Luego de nuestra discusión no me dirige la palabra, únicamente y exclusivamente habla con mis padres y Evan.
Tomé las llaves de mi auto y fui a casa de Olivia para ver si ella quisiera salir conmigo a cenar y luego quizás encontrarnos con mis amigos en una feria cercana. Fue rápido, y me estacioné en la esquina de aquella vez. La llamaría para encontrarnos acá y no levantar sospechas cuando en eso la vi llegar en un Audi A7 que por el momento me pareció conocido. Traté de verle la placa pero estaba cubierta. Ella bajó y su acompañante igual pero ante la oscuridad de la calle no logré verle la cara.
Ella le sonrió como si estuviera enamorada y de pronto… sucedió. Él se inclinó y la besó, y ella correspondió. Se supone que esa chica es mi novia y ahora se está besando con otro. En mi nacieron unas incontrolables ganas de irme contra aquel imbécil pero algo me detuvo e impidió que hiciera una escena.
Ella se apartó de él y se fue a su casa, segundos más tarde él se va.
Hiperventilé y quise no hacerme ideas erróneas pero tenía ante mi la respuesta. Está más que claro.
—¿Si?
Fue lo que respondió cuando atendió a mi llamada.
—Quiero verte, estoy afuera. —. Colgué sin esperar respuestas.
Los minutos pasan y cuando menos acuerde ya ella venía a mi dirección con una ropa distinta a la que traía cuando el hombre del Audi A7 la dejó. Ahora usaba unos jeans y una sudadera color mostaza. Ella al verme me sonríe.
—¿Sucede algo?
—¿Quién era él y por qué te besó? —. Fui directo, no iría con rodeos.
Olivia me miró extrañada hasta que entendió que vi la escenas pasada.
—Es gay, Coleman.
—Tienes novio, no puedes andar besándote con cualquiera. —. Me hierve la sangre de solo volver a recordar la escena.— ¿Te gustaría que me ande besando con otra?
Ella me miró como si estuviera cansada de mis reclamos, pero venga, no puede ser normal que ella teniendo una pareja le ande permitiendo besos en la boca a un gay.
—Él se llama Raúl y es gay, somos mejores amigos desde que me mudé a este barrio. —. Me explica.
No me volvería loco pero imaginarla con otro me descontrola.
Y mucho.
La amo, la quiero y ella ahora es mi mundo entero. Perderla sería lo que me llevaría a mi destrucción.
—Te amo, Coleman.
En sus bellos ojos verdes me demuestra que me miran únicamente mi de otro modo.
Quiero que eternamente sea mía, no me importa mandar al demonio mis creencias.
—Yo más, Davies. —. Eres mi perdición, mi más dolorosa perdición.
Luego de cenar en un restaurante pasamos a encontrarnos con mis amigos en la feria. Ahora únicamente nos acompañan Nick, Sam y Hernán. Evan había decidido salir con sus otros amigos.
—Al menos este año sin alcanzamos a venir. —. Comenta, Sam.
Hernán la llevaba agarrada por los hombros, ella lo ve a él con ojos de amor mientras que Hernán con Ilusión.
—El año pasado no fuimos por culpa de Hernán. —. Habla, Nick.
—¿Por qué? —. Indaga, Davies a mi lado. Yo la llevaba agarrada de la mano.
—Estaba en Canadá con sus padres y no nos permitió venir sin él. Nos amenazó con una demanda legal. —. Le expliqué, de pronto escuchamos al canadiense reírse a carcajadas.
—Me la rifé ese día, eh. —. Codea a Sam, y ella entornó sus ojos.
—Eres un imbécil. —. Exclamó, Davies, sin miedo a nada.
—Es un halago que me lo digas tu, Davies. —. Hernán le guiña un ojo, ganándose un zape de Sam.
Y Olivia, evidentemente, una mala cara de mi parte.
—Hernán, está prohibido coquetear con la novia de tu mejor amigo. —. Le riñe nuestro rubio amigo.
—No andamos de santos, Nicholas Bennet. —. Hernán se apresura en ir con Sam a la montaña rusa.
—Maldito. —. Farfulló, Nick, siguiéndole de mala gana.
No sé que carajos había escuchado pero no me gustó para nada.
—Tus amigos son raros.
Ella ríe ante la elocuencia de ellos.
—Los vengo soportando desde niños, imagínate cuántas peleas entre ellos he presenciado.
—¿Te criaste con Hernán y Nick? No sabía. —. Me ve interesada.
—Mis padres y los de ellos son amigos muy cercanos, por lo tanto en cenas y fiestas obligado debíamos hablarnos. Hernán desde siempre ha sido un alma libre y Nick más reservado. Hernán únicamente ha andado con Sam y a Nick nunca se le ha conocido novia.
—Espera a la mujer ideal.
—Eso decía yo. —. Le dije, entre sonrisas.— Al conocerte vi en ti lo que siempre quise en una chica, ahora de adulto al reencontrarte corroboro que tienes todo lo que yo quiero y busco en una mujer. Eres mi ideal.
He idealizado a Olivia desde niños y ahora corroboro que no me equivoqué y que me había enamorado bien. Ella es la mujer perfecta, la mujer ideal y la única que de verdad encaja en lo que verdaderamente me gusta.
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Editado: 26.09.2025