Capítulo 9.
Harry.
Calle arriba y calle abajo.
Tendría alrededor de unas dos horas caminando como un mismo imbécil bajo el abrazador calor que hace en Texas buscando algo de información, buscando entender a la mujer con la que me he casado. Ella vive en un pueblo perteneciente a Texas y de dónde hay pocos habitantes. Mi coche se había averiado hace una hora por lo que tuve que dejarlo en el taller para seguir buscando.
A cada persona que veía me le acercaba mostrando dos fotos de mi mujer pero nadie la conoce, nadie sabe de ella.
Había una máquina expendedora de refrescos cerca de una licorería antes de entrar me tomé un refresco y continué con la búsqueda. Era un lugar habitado por hombres ebrios, bigotudos que manejan motocicletas bajo el sol. Me acerqué a la barra donde estaba una mujer con rasgos muy masculinos pero que curiosamente estaba maquillada.
—Eh, hola, quisiera saber si la conoces. —. Lo que sea que sea eso se inclinó para verle mejor pero terminó negando.— ¿Y sabes algo sobre alguna Elena Mathers?
—No, niño lindo.
Resoplé abandonando la licorería y con cansancio mire a todos lados.
Ya no se dónde más buscar sobre ella y sobre su pasado.
Exhalé ruidosamente dándome por vencido, ya en definitiva no encontraría nada sobre ella en esta ciudad y una vez más me habría mentido sobre quien era y de dónde proviene. Me acerqué al taller unos minutos más tarde y el chico que me atendió me preguntó:
—¿Y eso?
Señaló las fotos por lo que se las mostré.
En su sucio rostro lleno de aceite de motores se expandió una gran sonrisa llena de lascivia.
—Que guapa está.
Aquella familiaridad me estremece el cuerpo entero.
—¿La conoces?
—Incluso mejor que tú, niño bonito. —. Él muerde su labio y añade:— La hermosa de Elena.
El aire me faltó, y de inmediato le pregunté:
—¿Desde cuándo la conoces?
—Desde siempre, fuimos a la secundaria juntos antes de mudarse.
Fue en el tiempo que estuvimos sin vernos y conocernos…
—Su aspiración en la vida era casarse con un hombre millonario que pueda darle la vida que ella dice merecer. —. Él me señala y ríe.— Y veo que lo consiguió.
Ella me había dicho que era igual al resto, que ella no pensaba en mi dinero y en lo que podía darle.
Exhalé profundamente y vuelvo a preguntar:
—¿Siempre fue así?
—Recuerdo… una noche de locura que se había quedado en mi casa escuchamos a mi padre reclamarle como un mismo loco a mi madre sobre un supuesto amante, ella lo negaba, pero las pruebas eran claras y contundentes. Mi padre terminó en un hospital psiquiátrico porque mi madre lo volvió loco.
La recuerdo a ella gritarme a la cara que era un paranoico.
Llevé mi mano a mi nariz fingiendo que no estoy secando aquella maldita lágrima que se había escurrido sin mi permiso.
Había dicho que no lloraría por ella ya que no lo merece, no merece que me sienta en las puertas del infierno por su culpa.
—¿Y de sus padres que sabes? Me dijo que su madre la maltrataba y su padre la abusaba.
Él ríe abiertamente negando, hasta por un segundo quise golpearlo para que deje de burlarse de mi.
—¿Qué hombre se casa sin antes conocer a los suegros? —. Yo evidentemente, confié ciegamente en ella. Él se paró y me señaló.— Sube aquella calle luego cruzas a la derecha, al hacerlo verás un árbol frondoso, vuelves a cruzar pero a la izquierda y habrás llegado. Es una casa pequeña con cercas blancas.
No esperé mucho y subí a mi auto para encenderlo e ir a dónde me ha indicado.
No he podido dejar de pensar en las mentiras que me ha dicho,
En la burbuja que me ha encerrado para que no importe no conocer su mundo.
¿La sigo amando a pesar de que me ha mentido descaradamente en la cara?
Por supuesto que la amaba y me siento tan idiota por hacerlo.
Había llegado a la casa pero me quedé dentro de mi auto, antes quisiera llamar a la casa.
Tras cinco largos minutos quien me responde es la nana.
—¿Señor?
—Hola, nana. ¿Mi esposa se encuentra en casa?
—Ha salido hace un par de horas luego de informarle que usted llevó a Blake donde sus padres. Dijo que no regresa hasta en la noche.
—Oh…—. ¿Qué podría decir? Se dónde se encuentra.
Termino la llamada y bajo del auto.
Era un vecindario donde los niños juegan con la pelota en la calle, otros echándose agua entre si.
Toqué suavemente y prontamente sería una mujer mayor de grandes ojos verdes quien me abriría.
Yo sonreí y ella aplaudió efusivamente, como si le diera una gran alegría verme.
—¡Harry!, ¡Es Harry, Ray!
Ella me toma del brazo antes de que pueda hablar ye hace entrar a la casa.
Es pequeña pero acogedora y junto a la puerta había un estante llenos de fotografías de Olivia siendo una niña y una adolescente. Una en especial me llamó la atención. Para ser maltratada por su madre y abusada en esa foto se nota que ellos dos la aman y adoran, darían su vida por ella.
—¿Qué tal está Blake? Mi Elena no me ha mandado fotos este mes…
Yo de inmediato la miré, casi que sorprendido.
¿Dijo Elena?
—Eh si, traigo conmigo unas fotos de Blake.
Ella las toma y se las muestra a su esposo.
No sé que pensar de Olivia ahora que he conocido a sus padres y han confirmado mi sospecha.
Ella no se llama Olivia ni mucho menos se apellida Davies.
Estuvo en otra universidad antes de conocerme, estuvo con otro antes de conocerme,
Ha aceptado casarse conmigo solo porque tengo dinero,
Estaba herido, mi corazón ya no latía como antes.
Me había enterado de la peor manera que la mujer que más he amado me ha mentido desde que nos conocimos, incluso, antes.
Maldita sea, ¿Qué quieres de mi?
🔸 🔸 🔸
Les ayudo con su equipaje a la madre de mi esposa pero antes tocaría la puerta para que me abra.
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Editado: 26.09.2025