Capítulo 10.
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Arrastraba mis pies sobre el suelo siguiendo al resto de los hombres y familias que entran a una especie de circo dónde en la entrada nos reciben varios payasos riéndose de nuestros rostros. Uno de ellos, de nariz roja y grande y una sonrisota pintada con pintura roja se me acerca. Se ríe en mi cara y ve a ambos lados para luego decirme:
—¿En dónde esta tu esposa, Harry? ¡Por supuesto! No tienes.
Estaba confundido y él no me explicaba, simplemente reía.
Él me tomó del brazo y me arrastró a una carpa donde entraban varios hombres solos.
—Entra, eres uno de ellos.
—¿Qué? ¿De que hablas? —. No me dio chance escuchar su respuesta cuando cierran la carpa ante mis narices.
Lo único que ahora podía recordar es aquella expresión burlesca que tenía y de la satisfacción que le causa verme confundido y herido.
De pronto, al girarme un gran reflector de luz blanca me apunta y todos aplauden.
—¡Es Harry!
Una mujer mayor de vestido atractivo me pide que suba a la tarima y entre empujones me suben, todos continúan aplaudiendo y riendo.
—Dime, Harry. ¿Ya encontraste a la mujer ideal?
La miré sin comprender de que viene esa pregunta y ella se carcajea.
—¡Por supuesto que no! —. Habla nuevamente.— Tu toma asiento aquí.
Ella me toma bruscamente del traje para hacerme sentar en una especie de trono, y de pronto me encuentro en las alturas alejado del escenario y todos veíamos un concurso de mujeres en traje de baño.
Todos silban al ver asomarme bajo el telón unas largas piernas trigueñas que me hacen fruncir el ceño, la especie de presentadora lo nota y piden que me señalen.
—¿De verdad crees que existe la mujer ideal, Harry? —. Ella nuevamente se carcajea de mi, me encojo en mi silla apenado de que todos me vean.— La rubia era linda, pudo ser una esposa excepcional. Tu esposa excepcional.
La verdadera pregunta:
¿Existe un prototipo ideal de la persona que queremos para nuestras vidas ahí afuera?
Desde mi niñez había creído que Olivia era mi mujer soñada e ideal, me permití a mi mismo enamorarme siendo consciente de que la amaba y quería en un futuro estar a su lado. Pero aparece Kim y todo entra en jaque. Se que no es amor lo que siento por Kim, es una especie de cariño que me impide dejarla y echarla a un lado.
Había algo en la rubia que me haría volver pero con exactitud no sabría que era.
—¿Eres tan codicioso sabes? La morena exuberante de encantadores ojos risueños verdosos te atrapó y caíste. ¿Qué s siente estar en el aire y que nadie te atrape?
Se que caería,
Había algo que me dice que caeré y me romperé,
Quizás no físicamente, pero sentimentalmente pasaría.
De pronto la silla se mueve a velocidad y me deja frente a la mujer tras el telón y que enseña únicamente sus piernas.
—Es ella la idea, Harry. —. Farfulla la anciana presentadora.
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—Hey, guapa, mírame.
Hernán graba entre risas a Olivia mientras que ella carga en sus brazos a nuestro hijo Naim.
A petición del psicólogo de Olivia decidimos salvar nuestro matrimonio y que nuestro hijo crezca en una familia unida. Luego de la reconciliación tuvimos a nuestros dos gemelos: Naim y Naill. Ambos heredaron mi cabello rubio y mis ojos color ocre. Ha pasado poco tiempo luego de tenerlos, Blake ahora se encuentra más independiente.
Él ahora está en la alberca junto a Nick nadando mientras que Hernán, Samantha, Olivia y yo nos encontramos en las tumbonas hablando.
—Naim no se parece a ti. —. Es Samantha quien habla al tener a uno de mis gemelos en sus brazos.
Olivia se había quedado en las tumbonas resguardándose del sol junto a Nick, quien había salido prontamente de la alberca.
—Y ella se ve tan bien, ni parece que hubiera dado a luz a gemelos. —. El comentario de Hernán hace bufar a Sam.
—Ve y rézale.
Hernán ríe y niega.
—Ya Nick me ha ganado.
Yo sostenía a Blake para ayudarle con sus zapatos de goma pero observé a mi esposa quien habla tan cómodamente con mi rubio amigo, desde donde yo me encuentro se escuchan las carcajadas de ella y las de él.
En ocasiones me entra la duda por saber quién fue aquel con el que estuvo viéndose en el Hotel Palace pero luego recuerdo que ahora estamos bien y más enamorados, con nuestros tres hijos y se me pasa. Tenemos una familia soñada y deseada por cualquier persona en el mundo. Simplemente no puedo desconfiar de ella por cosas que no existen.
Había entendido luego de varios intentos que Debbie es su amiga,
O es lo que quiero hacerme entender a mi mismo.
—A veces creo que Nick la ama.
El comentario de Sam me roba una risa nerviosa.
—Nick se abstiene a las relaciones, recuérdalo.
Ella frunce su nariz y niega.
—La ve con ojos de amor, Harry.
¿Nick enamorado de mi esposa?
Ellos dos saben que hay un pacto muy fuerte entre los tres y es que está prohibido sentir algo por la novia que alguno de los tres tengamos e incluso esposas, así como también está prohibido coquetear con la ex de alguno de los tres. Es una ley que Hernán y Nick saben no pueden romper y menos por una mujer.
—¿Y según tu cómo son esos supuestos ojos de amor?
Ella inhala y me explica:
—Te brillan los ojos al verle y ríes mucho, sientes que nada será malo mientras estés con ella o con él. Ya nada puede arrebatarte esa felicidad. Pero, oh no, hay un error y es que otro está en mi campo minado y luego otro también. Y mandaría a la mierda a cualquier ley o juramento por aquella a la que ama.
Ahora que ella lo dice de ese modo…
Negué repetidas veces. No, mejor me controlo. Sam solo quiere meterme ideas en la cabeza e imágenes que no existen.
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Editado: 26.09.2025