H & O.

Capítulo 16.

Capítulo 16.

3er mes internado.

Dr. Hall.

La primera vez que conocí a la Sra. Collins había quedado prendado por lo bella que era, de la clase que desprende al caminar y al hablar. Fue triste enterarme que aquellas hematomas que tenía se las generaba un mal nacido que no media su fuerza, que era un ser sin escrúpulos por golpear a una mujer indefensa. Le aconsejé constantemente que lo deje, que yo podía ayudarle a salir adelante que no me importaba que tuviera tres niños, yo podría criarlos.

Sin embargo las cosas sucedieron de otra manera y al último ataque de él ella decidió que lo internen en un centro psiquiátrico donde, por obra o castigo de la vida, yo ejercía mi trabajo como terapeuta, psicólogo y psiquiatra. Muy joven para haber obtenido esas menciones, pero siempre encontré emocionante la mente humana.

Juiciosamente como cada miércoles pasaba al centro psiquiátrico donde se encuentra internado Harry Collins aquel mal nacido que golpeó sin remordimiento a la mujer de la que me había enamorado. Él estaba en una habitación siendo atendido por su psicólogo de turno.

—¿La están suministrando las pastillas?

Está ido o es lo que parece, se encuentra más ojeroso que la última vez que lo vi.

—Al pie de la letra, Dr. Hall.

Yo asiento y tomo la Tablet donde se va anotando uno a uno sus procesos.

Aparentemente al hijo de las mil madres ha seguido todo tal y como lo indica su psicólogo y su terapeuta, faltaba mi opinión como psiquiatra y era que permaneciera toda su asquerosa vida internado acá. Después de todo era lo que merecía un mal hombre que no se detuvo cuando ella le pedía que dejara de golpearla.

—¿Usted piensa que está listo para el próximo juicio dentro de unos pocos meses?

El Dr. De la Torre es insistente y se que es un amigo cercano de la familia Collins y que ha decidido pasar su retiro acá. Casualmente.

—Mi opinión como psiquiatra es que siga internado, es un peligro para su esposa e hijos.

Él no me contradice, puede ser muy Doctor e incluso con títulos más altos que los míos pero la única opinión importante es la mía y no la de él.

—Iván, él tiene hijos.

Lo entiendo a la perfección.

Quizás no comprendo esa insistencia en querer salir por los niños solo porque yo aún no los tengo, no ha nacido en mi ese espíritu paternal que crece en todo hombre luego de los 30.

—Su esposa igual y aún así la golpeó.

Dejé del Dr. De la Torre con lo que fuera a decir al aire y me fui de ahí, no sin antes dejar al encargo mi enfermera para que le suban las dosis a Harry.

Es vital mantenerlo adormecido y drogado la mayor parte del tiempo, y que casualmente ocurra un incidente.

Entro a mi convertible y me voy de volada a dónde se que ella está esperando por mi.

Hotel Palace uno de los más hermosos de toda nuestra ciudad, con un antro en la zona baja, una alberca grande y habitaciones de lujo. Normalmente pedimos la suite para pasar alrededor de unos cinco días juntos, mi trabajo impide que nos veamos todos los días.

Al tocar la puerta es ella quien la abre vistiendo únicamente una bata se seda que no deja nada a la imaginación. Era enteramente mía desde hace tiempo y ella lo sabe, quizás el mundo entero aún no, pero con que ella lo supiera y lo acepte me es suficiente.

—Te echaba de menos.

Y yo igual, quizás más de lo que ella me extrañaba.

Fue una tarde bastante interesante e intensa, llena de momentos eróticos que residen en mi mente gratis y diariamente. Guardaba en mi memoria cada parte de su cuerpo como una obra de arte que nadie nunca ha visto, tocado, saboreado o apreciado. Ella en su máximo esplendor era poderosa, una tigresa que no le daba pena admitir que le gustaba y que no.

—¿Y que tal estaba él?

Era un momento muy malo para hablar de aquel hombre.

Ella estaba arriba de mi brincando agitada, yo apretaba cada parte de sus muslos y espalda controlando mis enormes ganas de voltearla y ser yo quien tome el control de la situación.

—Más loco cada día.

Ella jadea tan fuerte que me toca cubrir momentáneamente su boca.

—Yo, yo no sé si esto está bien.

¿Cuándo lo que está mal se siente tan bien y quieres parar pero sabes que estás drogado, que haces?

—Olivia, mierda.

Llegaría y ella no haría más que hablar de aquel desquiciado que es su esposo.

—Oh, Iván, nos van atrapar.

Ella paró sus movimientos dejándome a medias, algo cansado y sudoroso la veo frunciendo el ceño.

—Están todos a tu favor. Eres la víctima.

—Sabes la verdad.

Por supuesto que la sabía pero entiendo y comprendo que no soy tan imbécil como para hacer que nos atrapen.

—Te dará a Naim y seremos una familia.

Ella negó y bajó de mi para quedarse sentada en el colchón.

—Yo no puedo permitir que tenga a mi hijo, no puedo, Iván.

Ella solloza y entiendo que la situación ahora se esté yendo por otro lado.

Jamás creí que Harry al saber que esos niños no eran de él insistirá tanto en quedarse con ellos. Verdaderamente habría creído que los haría a un lado y nosotros nos quedaríamos con los tres para formar la familia que tanto queremos tener.

—¿Exactamente que dijo?

—Me dará todo el dinero que yo pida a cambio de la custodia de los niños.

Era tentador la oferta pero en el fondo del oscuro corazón de Olivia se que ella quiere quedarse con Naim.

—Yo quiero a mi Naim, Iván.

Por lo que ella me contó el parto de los gemelos fue traumático y por poco le costaba la vida ya que en medio de la cesárea de emergencia Naim venía con el cordón alrededor del cuello a nada de morir asfixiado mientras que Naill no contaba con todos los nutrientes necesarios ya que Naim se los llevaba todo. Pudo haber muerto ella y los gemelos, o más ella ya que al terminar la cesárea entró a quirófano de emergencia por un sangrado inusual y terminó saliendo con una histerectomía.




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