Capítulo 18.
Harry.
El ante penúltimo mes antes de salir nuevamente a juicio contra mi esposa.
Que ya prontamente dejaría de ser mi esposa.
Hoy habían venido Hernán y Samantha a visitarme, me pareció algo raro e incómodo ver entrar a Hernán.
—Ya, déjalo, cualquiera con mi historial creería que soy amante.
La elocuencia de Hernán me roba una pequeña carcajada, la verdad había pasado unos meses desde que no me reía tanto.
—Lo siento, puse una parte de ti en tela de juicio.
Hernán ve a Samantha, quien controla sus impulsos de reír.
—¿Amalia que tal lleva el caso?
Amalia…
Me salió más insistente y cara de lo que pensé. Según sus palabras no exige dinero ya que tiene muchísimo y de sobra, lo único que espera recibir de mi es una noche.
—Bien, ha tomado muchas evidencias. Ahora resulta que aquellos amigos que fueron a mi boda con Olivia eran trabajadores de una compañía que busca empleos, y Debbie igual salió de ahí.
—¿Quién iba a imaginar que ella sería capaz de todo esto por dinero? —. Se preguntó en voz alta Sam.
—Cualquiera, cielo. Supieras la cantidad de mujeres que cada año me sacan un hijo para que las mantenga.
Sam y yo nos quedamos viendo confundidos a Hernán, quien se había tomado su chiste muy a risa.
—Bien… ¿Han visto a mis hijos? —. Decidí cambiar te tema antes de que Samantha golpee a Hernán.
—Ayer acompañé a Kim para el pediatra, se anda tomando muy enserio lo de ser madrastra.
Internamente me encontré agradecido con la rubia por todo lo que está haciendo por mi.
—Al menos se que alguien allá afuera vela por mis hijos.
—Todos en realidad, si supieras los Unidos que se han hecho Emily, Xavier y Blake. Parecen Don Gato y su pandilla.
Sam fue amable al sacar su teléfono y mostrarme una foto de mis hijos con los demás niños, aparte también una de los gemelos.
—Kim ha dejado que a Naim le creciera el cabello. —. Elevé una ceja, viendo a Sam.
—Eso fue hace rato cuando Olivia los llevó, ya ahorita lo trae corto igual a Naill.
—Para no ser tuyos vaya que esos niños sacaron todos tus genes.
Que Hernán igual lo haya notado me deja en claro que hay algo más que Olivia no me ha dicho.
—Hernán —. Le advirtió Sam.— Naim tiene el cabello castaño igual a Olivia mientras que Naill tiene leves reflejos en rubio.
Hablando de rubios…
—Ya que lo mencionas, ¿Qué puedes decirme de Nicholas?
—Aislado, no quiere hablar con nadie hasta que llegue el próximo juicio.
Bajé la cabeza y pensé:
¿Él habría tenido algo con Olivia y por eso me vendió aquel día del juicio?
—Es curioso.
—Ayer me encontré a Kevin y me dijo que Nick no para de hablar sobre una traición.
—Quizás la que hizo al venderme. —. Farfullé en voz baja.
—Lo más triste para él era que haya creído que así ella lo vería.
El comentario de Hernán me hace verlo, podría saber algo.
Afortunadamente el teléfono de Sam suena por lo que ella sale y nos quedamos solos.
—Ya suéltalo.
Hernán esbozó una sonrisota y se percató de que ella no estuviera cerca.
—Kevin aparté de mencionar una traición me confesó que Nick tuvo algo que ver con Olivia. Dice que hay posibilidades de que le haya brindado información, o quien sabe.
—¿Tan barato, Nick? ¿Qué le hice yo para que haya hecho eso?
—Harry, entre la amistad y un buen trozo de carne no existe la amistad.
Nuevamente curioso.
Por un lado se que Hernán no fue su amante, o uno de los dos con los que ella estuvo y con los que tuvo a nuestros hijos.
—¿Y si es Nick el otro amante?
Hernán frunce su nariz.
—¿Y cuántos amantes tuvo Olivia o que?
—Me había dicho que dos y que de ellos fue que concibió a los niños.
Hernán vuelve a pensarlo bien.
Y nuevamente aquella expresión de confusión aparece pintada en su cara.
—Si fuese así alguno de los niños debe parecerse a él.
—Tu dime, tu padre aparte de ser un hotelero empedernido cuenta con laboratorios de sangre a tu disposición.
El Sr. Carson es un hombre extraño pero en estos momentos es lo menos que me importa.
—Le arrancaré un pelo a Nick, ahora ve tu, ¿cómo coño lo hago si ese maldito no quiere salir de su casa?
—Eres Hernán Loviour Carson, algo has de pensar.
Él presionó su mandíbula y con tono burlón murmuró:
—Odio ese nombre.
Es algo extraño y para nada ordinario, podría decir que único.
—¡Piensa! No te voy a durar la vida entera.
—Ya, ya. Le pediré a una empleada que las haga de enfermera y vaya a la casa de Nick.
—Ojo, Hernán. —. Él se me queda viendo.— Que Nick no se entere.
Él asiente frenéticamente y tras tomar sus cosas se despide.
Pero antes, arrancó un poco de mi cabello con unas tijeras que traía en su billetera.
—Se gentil a la próxima.
Sobé mi cabeza ya que antes de cortarlo, intentó jalarlo.
—En unas semanas te tendré los resultados.
—No. Antes del juicio.
Él vuelve asentir y se marcha.
Espero que se verdad y por esta única oportunidad use el cerebro.
Se enamorarán en segundos, morirán por ti o probablemente te matarán.
Hernán.
Hice exactamente lo que Harry me había pedido, afortunadamente en mi casa había ido la enfermera particular de mi papá, por lo que tomé la oportunidad de pedirle que me acompañe a hacerle unos exámenes de rutina a un amigo, obviamente le pagaría por este trabajo extra. La casa de Nick no queda lejos de la mía por lo que toma menos de diez minutos en llegar, a las afueras vi su coche aparcado.
Toqué al timbre y fue su empleada doméstica quien me atendió.
—Sr. Carson.
Ella me permite, o en este caso nos permite, el acceso a la propiedad de Nicholas.
—¿Nick dónde se encuentra?
Ella me indica que él está en su estudio dormido ya que anteriormente había viajado en auto hasta la casa de su abuelo.
#908 en Novela romántica
#270 en Otros
romance accion venganza y muerte, secretos divorcios embarazo mentiras, juvenil romance universidad
Editado: 26.09.2025