H & O.

Capítulo 19.

Capítulo 19.

Harry.

Sam y yo seguíamos preocupados al ver que al caer la llamada Hernán no la devolvió, sin embargo habíamos creído que se quedó sin batería y por eso no nos llamó nuevamente. Sin embargo a la mañana del día siguiente mientras recibía mi desayuno con Tony veíamos las noticias en el televisor del comedor cuando pasaron la noticia de que el hijo del magnate hotelero Maurice Carson había desaparecido en la tarde del día de ayer, habían encontrado su auto abierto de par en par en un callejón donde aparte que le habían robado, los habían chocado.

Les mentiría si dijera que no me afectó, pero lo cierto es que ni todos los somníferos que me dieron amenguaron mi desespero por salir de esta pocilga y ayudar a Samantha a buscarlo, se que ella es la más afectada en todo esto.

Mi enfermo ante mi desespero encontró la mejor solución para mí y fue sacarme a dónde estaba el lago y donde aparte había un árbol enorme donde pude sentarme a pensar. Pero esos pensamientos se vieron interrumpidos por Tony.

—¿Era tu amigo?

Él ocupa el espacio a mi lado y me acompaña mientras que nuestros enfermeros hablan.

—Desde niños, él era mi otra mitad en amistad.

Tony hizo una mueca con sus labios.

—Lo siento.

Lo miré y hoy parecía menos drogado que todos los días.

—Hoy te ves más rehabilitado.

Él sonrió de lado dejando a la vista un hoyuelo.

—Me inspiraste a querer salir de aquí.

Yo me encuentro en un bucle sin salida creyendo que todo lo esfuerzo era en vano mientras que este chico me admiraba en silencio.

—Es agradable saber que quieres hacer un cambio.

Él asintió y tras reír poco me confesó:

—Mi tía me llamó y me dijo que me había convertido en papá hace un tiempo. Mi ex no me había dicho nada.

Uy.

—¿Y cuántos años o meses tiene?

—Lo que yo llevo internado, resulta que me lo habían ocultado.

Maldita sea con los secretos.

—La paternidad es linda, yo tuve el grandioso privilegio de ver a mis tres hijos y vivirla con ellos aunque más con el mayor, ya que mis gemelos nacieron hace pocos meses y yo estoy acá encerrado.

Él no dice nada sino que miró al lago y tras soltar un suspiro me preguntó:

—¿Sentiste miedo al no ser un buen ejemplo para ellos?

En varias ocasiones.

Incluso más para Blake quien está más grande y tiene más conocimiento que sus hermanitos. No quisiera que mi hijo siguiera mis pasos, mis mismos errores. Quiero que Blake sea mejor que yo y para ello tengo que salir de aquí y ayudarlo. Él me necesita, sus hermanos también me necesitan. Deben de tener a su papá ya que su mamá está loca.

—Collins, visita.

Tony se disculpa y se va junto con su enfermero al segundo que Samantha aparece.

No tardé en nada en corresponder a su brazo. Escucharla llorar desconsoladamente solo incrementó mi miedo a que algo le ocurriera a Hernán.

—Apareció.

La abracé con fuerzas sintiendo como de pronto volvía a llorar.

—Sam…

—Está muy herido, tiene una enorme herida en su cabeza. Se encuentra en UCI batallando por su vida.

Hernán, no…

Quería llorar pero debía mantenerme fuerte por Sam, se que en este momento busca un hombro fijo dónde llorar y romperse sin que puedan juzgarla.

—¿Quién le hizo eso? ¿Emily dónde está?

—Mi suegro y mi papá están investigando muy a fondo este caso y Clinton la cuida, ya no se en quien confiar ahora que atentaron contra la vida de mi esposo.

Quisiera ayudarla con actos y presencia pero mientras yo me encuentre acá no puedo hacer nada por ella.

—¿Sabes que cuentas con el apoyo de mis padres y de Evan verdad?

Ella se separó y me miró a la cara.

Su rostro se había vuelto rojo y traía sus ojos azules rojos debido al llanto.

—Ya necesito que salgas.

Dejé un beso en su frente y la atraje a mi. Era mi mejor amiga, mi hermana perdida.

—Yo igual, Sammy.

Ella se habría marchado minutos antes de que Amalia llegara a la ultima reunión antes del juicio que se llevaría a cabo en una semana.

—¿Y como te encuentras?

Ella curiosamente había venido con una niña de casi la misma edad que Blake, quizás unos pocos añitos menos que los de mi hijo. Es rubia y tiene unos encantadores ojos del color del ópalo.

—¿Ella es…?

Amalia bajo la mirada a la niña y ríe.

—Es mi sobrina, le ando cuidando a la niña mientras va al odontólogo.

Oh.

—Respondiendo tu pregunta me he sentido bien y más confiado, solo quiero salir de aquí ya.

Ella asiente y deja a la niña de vuelta en la carriola.

—Y saldrás de eso me estoy encargando yo. —. La seguridad que ella transmite me tranquiliza, de algún modo se que estando bajo las orientaciones de ella todo saldrá bien.— Yo quiero saber cómo y cuando recibiré mi recompensa.

La idea de acostarme con ella por mi libertad me resulta horrible pero lo había prometido.

—Luego del juicio, si quedo libre entonces te daré lo que quieres pero si no, te tendrás que olvidar de mi.

Ella me ve fijamente, sin borrar aquella sonrisa de sus labios.

—Me parece justo. Ve preparándote porque serás mío una noche entera, Harry.

De Kim enterarse me mataría y mi madre igual.

—Ya sabes que tienes que hacer, Amalia.

La he motivado de algún modo así que para ella esto es ganar o ganar.

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