Capítulo 21.
Nunca aprendemos, ya hemos estado aquí antes,
¿Por qué estamos siempre atrapados y huyendo de las balas?.
Sam me había dicho que quería que fuese a ver a Hernán y eso hice al día siguiente.
Saludé a los padres de mi mejor amigo y junto a Samantha entramos la que era su habitación del momento. Él se encuentra dormido, según sus padres había despertado en plena madrugada agitado y los médicos tuvieron que sedarlo.
—¿Ella te pidió algo a cambio de tu libertad?
No le diría a Sam del trato que hice con Amalia,
Y menos le he hablado a la rubia, deseaba fuertemente que lo olvide.
—No, no lo hizo.
De haberlo comentado creo que ahora estuviera en el centro psiquiátrico aún preso de mi libertad.
Ella no insiste y en menos de unos segundos Hernán va dando inicios de despertar pero ante una llamada imprevisto en mi móvil tengo que salir.
—Harry.
—¿A dónde te encuentras? —. No entendía, alejé el teléfono y al ver quien llama lo comprendí.
—Ah, Amalia me encuentro en la clínica viendo a uno de mis amigos.
Ella respiró hondo y habló:
—Quiero cobrar mis servicios como abogada ya.
Las esperanzas de que lo hubiera olvidado se fueron al caño, y de saber que debo cumplirle me genera estrés.
Ella me sacó y limpió mi nombre, lo único que me pedía era una noche.
Creo que puedo con ello, ¿Verdad?
—¿A dónde te encuentro?
No iría con ella en su auto y que Sam o Kim nos vean.
—En Hotel Imperio.
Frunzo mi entrecejo recordando que ese está en la misma avenida que el maldito Hotel Palace.
—Bien, te veo allá en quince.
Entré nuevamente a la habitación y Hernán seguia durmiendo, Samantha está sentada en la silla al lado de él.
—Me han llamado, Kim me necesita.
Ella asiente y no pregunta, lo que me relaja.
Salgo, subo a mi auto y lo enciendo para ponerlo en marcha al Hotel Imperio.
En el rato que estuve solo en mi auto pude pensar en lo que me perdí durante estos meses, había perdido el sentido a la libertad y a la vida. Ahora lo disfruto más, y valoro en cierto modo. Dejé mi auto en el parqueadero del Hotel y subí en el elevador subterráneo al lobby. Ella me había enviado hace un instante el número de la habitación y del piso. Me anuncié en la entrada y vuelvo al elevador.
Mis nervios estaban a flor de piel y mi ansiedad al millón. Y fue peor al llegar al piso.
Juro que sentía todo este camino muy eterno y cansador.
Al estar frente a la puerta respiré hondo y toqué suavemente.
Del interior ella la abre dejando a mi vista su inexistente ropa, únicamente cubría su desnudez con una bata de seda y su cabello rubio cubriendo ciertas partes de su anatomía que me abstengo a ver.
—Ya creía que te habías arrepentido.
—Lo hice. —. Confesé honestamente.
Entré y ella cerró la puerta, pronto sentiría como envuelve sus brazos alrededor de mi abdomen pegando su rostro a mi espalda.
—No lo harías, eres hombre de palabras.
Lo más lamentable de todo esto era que si,
Por muy obligado que me sienta se que era mi deber cumplirle luego de lo que hizo por mi, aparte de que fue un toma y dame.
Estaba ido y perdido, con cero ánimos de querer hacerlo y menos con ella.
—Estás muy tenso.
La sentía muy entusiasmada pero no sentía nada, absolutamente nada.
Inhalé profundamente y me terminé sentando en la cama sacando mi camisa del cuerpo. Fue incómodo ver cómo aquellas esferas azules se oscurecieron al verme y observarme. Ella se acerca y se sube encima de mí, poniendo en mi cara su pecho.
—Ella si que fue afortunada en tenerte y verte. —. Deja suaves besos sobre mi cuello y parte de mi cara, pero yo no podía dejar de pensar en Kim.— Tienes que olvidar el remordimiento en quien sea que pienses. Recuerda que estás libre por mi y me debes cumplir.
Vale, al no tener otra escapatoria.
Terminé tomando su cuerpo con fuerza haciendo darnos vuelta siendo ella la que termine acostada y yo encima de ella.
—Llevo poco menos de un año sin hacerlo, no me culpes si no cumplo tus expectativas.
Ella ríe mientras que niega, al verme muerde su labio inferior.
—Lo calificaré al final.
Acerqué mi rostro a ella rozando mi nariz con la suya, hasta que presioné mis labios contra los suyos. Fue casi de inmediato que me aceptó. No sería para nada tierno, guardaría eso para alguien más.
Los minutos pasaban y con ellos varias prendas de ropa se iban de nuestros cuerpos.
Ignoré aquella vocecilla que me repetía que no era una buena idea y que de esto sacaría algo muy malo.
Sin embargo terminé ignorándola.
Ya cuando menos me imaginé nos encontramos ambos sin ninguna prenda de ropa, ella encima de mí sin apartar un solo segundo su mirada de mi, y yo con la cabeza recostada sobre la cabecera de la cama acepto lo que ella me ofrecía.
Oh mierda.
🔸 🔸 🔸
Kim.
Ya pasaba un poco menos de las cinco y Harry nada que aparecía, según en la mañana había informado que estaría con Samantha en la clínica a la espera que Hernán despierte. No creo que pueda durar mucho tiempo allá, ¿O si?. Yo por el contrario me encontraba en mi habitación con los gemelos jugando en mi cama y con Blake igual con nosotros, aunque él preferiría estar jugando en la Tablet.
—¿Ya viene?
Era la cuarta vez que me pregunta ya no se que inventarle.
—Anda con el tío Hernán, hay que esperar, Blake.
Él no insiste y termina saliendo de la habitación para irse a dónde se encuentra la madre de Harry leyendo.
Naim tendría alrededor de un rato dormido, faltaba que Naill le siga el mismo camino al hermano.
En eso tocan a mi puerta al darme vuelta Harry entra con una pequeña sonrisa en sus labios. Emocionada salto de mi cama para abrazarlo muy fuerte, sin embargo al hacerlo de su ropa me llega el aroma de un perfume muy empalagoso y que marea.
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Editado: 29.09.2025