H2o

Capítulo V

El agua comenzó a escasear para el año 46. Después de las guerras en Sudamérica. Los ríos y los mares empezaron a contaminarse rápidamente. La gente tiraba los cadáveres de la gente y todo tipo de desperdicio. Por eso empezó a escasear tanto que sólo se suministraba tres litros de agua por persona en algunas ciudades. Por supuesto que en EE.UU. no existía tal restricción. Pero para el 47 tuvieron que poner esta restricción también en el país del norte, quince litros por habitante, bajando agua en los demás países a un litro y medio por persona. Por tal motivo mucha gente comenzó a morir. Hubo muchas muertes en África y en Sudamérica, sobre todo en el verano del 47. La gente moría o intoxicada por tomar agua contaminada o deshidrata por la poca agua que le suministraba el gobierno mundial. Muchos niños perdían sus vidas por la diarrea estival. En los países pobres había muy pocos médicos. EE.UU. seguía su coqueteo con Brasil y con China. Hasta que un día EE.UU. desafió a los brasileños. Joao Borges, presidente de los estados unidos de Brasil, se cansó de Tamichiga y lo desafió. Le dijo que si ponía una bota en Brasil, EE.UU. desaparecería de la faz de la tierra. Tamichiga no tomó en cuenta la amenaza y le retrucó que le iba a tirar tantas bombas atómicas que desaparecería Sudamérica entera.  Borges no se amilanó y le dijo que lo que él afirmaba no era broma. Tamichiga se rió a carcajadas. Borges le cortó con furia. Inmediatamente llamó a sus ministros para hacer una reunión de emergencia nacional. Brasil estaba dispuesto a dar el primer paso. Y tenía un arma secreta que iba a utilizar. Eran también bombas atómicas pero submarinas. Mandaría submarinos ultrarrápidos, invisibles a los radares y dispararían sobre la plataforma terrestre de EE.UU. Esas bombas eran tan potentes que harían desplomar al país como a un castillo de cartas. El ministro de guerra brasilero no creía que esa fuese la solución, Borges le pidió inmediatamente la renuncia y se puso al mando el mismo. Luego se reunió con los comandantes en jefes de las tres fuerzas armadas. El almirante Santos estaba de acuerdo con el presidente. El General Pasmesi también, pero sin mucho entusiasmo. Mientras que el Comandante de fuerza aérea Goncalves, estaba de acuerdo pero quería que participe su fuerza. Borges le dijo que era imposible porque las bombas atómicas aéreas no destruirían totalmente a EE.UU., solo lo dañarían en la superficie, mientras que las submarinas lo hundirían por completo. Goncalvez le retrucó. Le preguntó para que quería hacer desaparecer a EE.UU, se lo podría destruir y luego conquistarlo con todas sus riquezas. Borges negó con su cabeza, le dijo que era una buena idea, pero la única manera de comenzar todo de nuevo era extirpando el cáncer y el cáncer era Norteamérica. Ahí culminó la reunión. Borges sabía que debía apurarse, debía ganarle de mano a Tamigachi, por eso le ordenó al almirante Santos que envíe de inmediato a veinte submarinos nucleares ultrarrápidos con diez bombas atómicas cada uno. Así lo hizo Santos. A las 00:07 hs del día 14 de junio de 2047, zarparon del puerto de Santos los veinte submarinos nucleares con una velocidad de cuatro mil kilómetros por hora, llegarían a la plataforma submarina de EE.UU en dos horas.

Borges seguía el recorrido de los submarinos desde la comandancia general de la marina de guerra brasileña. Iba hablando con los capitanes de los submarinos. Sólo había cuatro personas por submarino. El capitán, su  segundo, un técnico en bombas y un mecánico. Borges no quería perder muchos hombres en esta misión, por eso envío cada nave con lo mínimo indispensable para navegar una nave de esas características. Borges iba hablando con la tripulación y les iba dando ánimo. También la tripulación le daban animo a Borges quien se distendió un poco con el humor de los futuros héroes. Borges pudo ver por los monitores que faltaba muy poco para llegar y le dijo que se preparen. Un silencio sepulcral se escuchó del otro lado, solo se escuchaban las respiraciones. Borges les pidió que se acomoden como habían acordado. Siete submarinos frente a la costa oeste, siete en el este y seis en el norte. Borges dijo: ¡¡¡Ahora!!! Se vieron y se escucharon al unísono, salir disparados todas las bombas atómicas. Los submarinos retrocedieron rápidamente para evitar la onda expansiva. Por el monitor era casi imposible ver algo, las burbujas del mar con semejante cantidad de bombas enviadas hacía imposible ver algo. Se escuchó una gran explosión, debe haber sido el ruido más grande jamás escuchado. Borges ordenó a los satélites apuntar hacia Estados Unidos. Y así lo hicieron. El espectáculo era dantesco. Nueva York se desplomaba sobre sí misma, se veían grandes grietas en las calles por donde salían chorros enormes de agua. Lentamente quedó sumergida. Las Vegas totalmente a oscuras y con pérdidas de agua por todos lados, también sumergida en pocos minutos. El satélite apuntó a otras ciudades pero ya no estaban. En poco menos de una hora, el imperio americano se hundió como si nunca hubiera existido. En la sala de la comandancia era todo silencio. Nadie se animaba a decir nada, y mucho menos a festejar. Borges miró fijo ese pedazo de tierra que se acaba de hundir. Por su cabeza pasó la gran contaminación que eso iba a causar. En un momento miró a su ministro de educación.

  • ¿Qué población tiene Estados Unidos?
  • Alrededor de 500 millones señor presidente.



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En el texto hay: distopia, romance

Editado: 28.05.2018

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