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Capítulo XIII

La República Popular China quería dominar el mundo, al igual que la República Federativa del Brasil. Los chinos tenían una ventaja al menos, estaban triunfando (hacía siglos) a nivel demográfico. China tenía dos mil millones de habitantes, es decir, la tercera parte de la población mundial. Y si a esto le sumamos su influencia (su colonia) en la India, sumaría en total cuatro mil millones, casi la mitad de la población del mundo entero. El presidente chino estaba muy enojado por la actitud de Brasil ante los Estados Unidos, ese salvaje genocidio como se conocía en China (y toda la gente tenía que acatar esa medida y repetirla hasta que les quede bien instalada, ya que era un nuevo capítulo anexado al libro rojo de Mao, el libro más vendido del mundo, inclusive superando al nuevo testamento)

Igualmente los chinos no querían comenzar una guerra con Brasil, sino todo lo contrario. Los brasileños luego de haber borrado a USA del mapa estaban un tanto agrandados y soberbios. Habían dejado de lado, por fin, a uno de los imperios más sangrientos de la historia de la humanidad. Un imperio que no solo mató, aniquiló y torturó gente, sino que con sus planes económicos impuesto a gobiernos vendepatrias (gobiernos, de izquierda, de derecha, liberarles, progresistas, de todo color e ideología) corruptos y miserables. Por todo esto China sabía que Brasil no había hecho más que pegar a EEUU con su misma arma, pero convenían los chinos que se les había ido la mano. Aún no podían concebir (y esto pasaba en todos los países del mundo, en todos los habitantes) la idea de que Estados Unidos no existiera más. Que no existieran más sus presiones, su prepotencia, su cultura. Lo bueno y lo malo.

 

 

Sus artistas, sus escritores, sus deportistas. Nada había quedado, solo algunos que habían tenido la suerte de estar en otro país al momento delas bombas atómicas que tiro Brasil en la plataforma acuática delos EE.UU.

El mundo seguía dividido en dos, aunque existían aún formalmente una gran cantidad de países sobre todo en Europa, la pobre Europa. Se sabía igualmente que solo sobrevivirían esos países si se aliaran con China o con Brasil, es más muchos mandatarios dudaban de la dispuesta entre chinos y brasileños, el presidente francés fue uno de ellos, François Quilpeau. En un discurso dado en el senado francés puso en duda la distancia entre las dos potencias, todo Francia aplaudió y abrazó esa idea, Quilpeau había quedado como un héroe, la gente salió a festejar por las calles y a gritar a viva voz que había nacido un nuevo héroe nacional, nada menos en un país que había dado tantos.

Luego de la euforia vino la realidad para todos los franceses, tanto Brasil como China le cortaron los víveres a Francia, no se sintió enseguida porque hacía muy poco le habían enviado alimentos y agua, pero al mes y medio comenzó a sentirse el desabastecimiento. La gente comenzó a salir por las calles a buscar alimentos, a robar los supermercados, los mercados, las estaciones de servicio, en la campiña francesa la gente corría a las pocas vacas y ovejas que encontraban sin importarle quien era sus dueños. Las quintas y las estancias fueron saqueadas, los ríos, el mar, todo valía, en esa primera jornada a pesar de no haber habido represión (las balas eran muy caras) hubo 47 muertos en todo el país. El presidente francés esa noche habló al país para calmar a la gente, logró el efecto contrario. La gente tomó palos y trapos que mojó con bencina y los encendió con fósforos de madera y salieron a protestar a la residencia presidencial, parecía una horda de manifestantes del siglo XVIII, eran cientos de ciudadanos hartos de tener hambre y sed, eran los mimos que un mes y medio atrás habían consagrado héroe nacional a Quilpeau. La gente comenzó a golpear las puertas de la residencia luego sé esquivar las vallas y las rejas, rompieron vidrios arrojando piedras, incendiaron los jardines, orinaron y defecaron en el frente, pedían a los gritos que se fuera su ahora ex héroe nacional, el ahora llamado traidor.

Quilpeau tuvo que dar una orden por la cual luego se arrepentiría. Como casi no tenían balas la policía ni el ejército, ordenó a la fuerza aérea a reprimir, les pidió que lo hicieran en exactamente 20 minutos, era el tiempo en que tardaría en esconderse en un subsuelo que tenía como bunker en la residencia. Junto al se escondieron también algunos ministros y secretarios, el lugar era lo bastante amplio, pero aun así dejó fuera del refugio a la servidumbre y a algunos miembros del gobierno con poco peso. Lamentablemente esa gente quedó a merced del ataque aéreo, no sé sabía si era peor quedarse adentro o salir y ser linchado por los manifestantes.  Pasados los veinte minutos solicitados por el presidente, puntualmente comenzó el bombardeo, solo fueron tres bombas, no quedo nada de la gente que protestaba y quedó solo una mitad de la residencia presidencial. Tuvieron suerte casi la mayoría de la servidumbre ya que justo donde se escondieron la mayoría no fue bombardeado. Los miembros del gobierno murieron todos. Los manifestantes en su mayoría murieron, serían unos trescientos y solo quedaron vivos quince, todos mutilados.

 

A pesar de estos acontecimientos siniestros para toda Francia, ningún país del mundo se apiadó de los galos. El hambre y la sed seguían matando a la gente en toda Francia. Ni siquiera los países vecinos acudían para paliar su gran pesar.

La situación era desesperante, morían niños, bebes y adultos diariamente. Las calles estaban atestadas de cadáveres, las enfermedades se olían en el ambiente. El embargo a Francia continuaba, y si seguía mucho tiempo más toda la población moriría o de hambre o alguna enfermedad contraída por la podredumbre de los cadáveres que estaban esparcidos por todo el país. François Quilpeau tuvo que traicionarse asimismo y comunicarse con Joao Borges para que envíe suministros.

  • Borges, acá la situación es desesperante, ya no tenemos alimentos, tenemos agua para dos días, las calles están repletas de muertos, niños, mujeres, adultos. Es todo un gran desastre.
  • Me alegro mi querido François que haya recapacitado. Ahora se da cuenta que su capricho provocó miles y miles de muertos sin ningún tipo de sentido, solo por un estúpido orgullo nacionalista y...
  • Para un poco – lo interrumpió -  Quilpeau. Para un poco ¿Qué te pasa? Yo esto lo hago por mi pueblo, por la gente que se está muriendo, no para chuparte el culo a vos y al otro chino de mierda  ¿Me entendés?
  • Siempre fuiste muy nerviosos François, tranquilizate. Mañana por la mañana te mandamos alimentos y agua. Y el nuevo interventor de Francia, por supuesto.



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En el texto hay: distopia, romance

Editado: 28.05.2018

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