- ¡¿Dónde está Jolie?!
Céline, que estaba allí parada, se alarmó al escuchar a su majestad tan furioso, Ella sabía bien que su alteza se había dirigido a los jardines reales a dar un paseo con la pequeña Noir; pero por alguna razón tuvo el fuerte impulso de mentir, sin importarle las consecuencias.
- Dijo que iría con la niña a algún lugar. ¿Tenía alguna actividad el día de hoy?
- NO.- hubo una pausa donde la expresión de Chevelier cambió bruscamente de enojo y furia, a una más relajada y serena.- Céline, no soy idiota, yo sé que tú sabes dónde está su alteza, así que, o me dices o te abstienes a las consecuencias.
- ¿Qué consecuencias?
- Sé que odias el área de lavado, y que necesitas un sueldo digno como el de la mucama que eres ahora, no el de una lavandera.
Ella lo pensó, lo pensó demasiado. Estaba embarazada, a pocos días de dar a luz, su marido era barrendero y no ganaba mucho; la mayor suma de dinero que entraba a la casa era gracias a que Céline trabajaba en el palacio. La adrenalina ya no corría por sus venas, no podía mentirle al rey en la cara Dos Veces.
Apuntó al lugar con la cabeza gacha y ojos húmedos, presintiendo el reproche que tendría por parte de Jolie, pero ella es madre, seguro la entendería.
- ¿Los jardines?- Dijo el rey. Ella asintió y él salió disparado.
Una vez que terminó con sus tareas de esa mañana, la pobre mucama se saltó su almuerzo y fue a los vestidores que siempre estaban totalmente vacíos. Estuvo parada unos minutos mirando a la nada, hasta que el sentimiento de culpa se volvió lo suficientemente pesado como para hacerla caer sobre sus rodillas y sollozar sin poder siquiera respirar.
Jolie estaba tranquila junto a la pequeña Noir, se encontraban contemplando los rosales; entonces ella le preguntó a la niña cuáles eran sus favoritas y sin titubear apuntó a las rojas.
- ¿Quieres que corte una para ti?
Noir dijo que sí entre balbuceos y su madre la sentó en una banqueta cercana para luego dirigirse a las flores. Tomó la rosa más cercana e intentó cortarla, aunque con las espinas se hacía difícil.
- ¡Jolie!- Ella se asustó y cortó la rosa de un tirón, aunque por el sobresalto se había clavado varias de las espinas.- ¡¿Creíste que no me enteraría de la verdad?! ¡Maldita!.
- ¡¿Pero qué demonios te sucede?! Asustas a tu hija.
- Dámela.
-….
- ¡Dame a la niña!
Ella se la entrega, aunque primero le dio a Noir la rosa maltrecha que pudo conseguir.
- ¿Qué es lo que pasa Chevelier?
- Ya me enteré de todo, mandé a que empacaran tus cosas e hicieran la escritura de divorcio. Si no quieres crear más problemas harás lo siguiente: Te irás a las afueras del pueblo por los pasadizos del castillo sin que nadie se entere, para el pueblo, tú falleciste esta mañana por envenenamiento. ¿Oíste?
- ¿Por qué haces todo est….
- El niño Jolie, ya me han contado todo, ya sé quien es el padre, tengo testigos que hablaron con él. No tienes manera de excusarte.
“Noir, hija…. Despídete de tu madre.
A pesar de todas las justificaciones que ella quiso dar, toda la explicación de lo que verdaderamente pasó y hasta las excusas que se le ocurrieron en caso de que siguiera sin creerle; Jolie prefirió serle fiel al silencio por mas cobarde que pareciera. Se tomó el tiempo de pensar bien lo que haría mientras iba a su antigua habitación a buscar sus pertenencias. Ella quería una vida tranquila para su siguiente hijo, y si se quedaba obtendría todo lo contrario. Lo criaría con sus propios valores y no con los que alguien dijo que un príncipe debería tener.
Mientras se dirigía hacia los pasillos ocultos detrás del tapiz en el salón del trono se encontró con Céline quien intentó evitar su mirada pero con poco éxito.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué no me miras?
- Lo siento mucho su alteza, todo esto es mi culpa, yo….
- Ah, Jolie, ya estás aquí.- El rey apareció repentinamente, como siempre, en el momento más inoportuno para Jolie.- Céline, vaya a continuar con sus tareas.
Ella estuvo a punto de retirarse pero la ex-esposa de Chevelier la detuvo
- Un momento, exijo poder hablar con ella una última vez.
- Me temo que tú ya no estás en posición de pedir nada, así que retírese de una vez, tengo muchas cosas que hacer como para perder más tiempo en ti.
Ella miró con cariño a su amiga sin saber cuándo la volvería a ver y sin más que pudiera hacer hizo a un lado la pesada tela y abrió la pequeña y chirriante puerta que estaba debajo. Chevelier le ofreció cerillos y un farol ya prendido, Jolie le agradeció y sin mirar atrás de perdió en la oscuridad del túnel.