Habitantes de las sombras

capitulo 10: comienza el juego

Athan ya había comenzado de nuevo su trabajo en el hospital. Extrañamente y gracias a el destino sus encuentros con Leo habían sido casi nulos, claramente la amistad de ambos se había debilitado, ya no eran tan unidos como antes. Pero tal vez era lo mejor, mientras más rápido olvidara a Leo más rápido podría seguir con su vida y enfocarse en lo importante.

 

- Esta es la orden para los exámenes, puede ir a recepción para facturarlos.

 

- Gracias

Cuando el paciente salió del consultorio el pelirrojo soltó un suspiro frustrado. No había podido concentrarse en todo el día por alguien que deambulaba en el consultorio cual gato curioso. Deimos caminaba por todo el lugar observando todo detalladamente y viendo cada movimiento que Athan realizaba. Claro que el pelirrojo era el único que lo podía ver, lo cual era ciertamente fascinante, aun no se acostumbraba del todo a tales fenómenos sobrenaturales.

Pero si tuviera que recalcar algo seria el extraño comportamiento de Deimos, siempre sentía sus ojos en él y estaba más protector de lo normal.

- No toques eso- ordeno Athan cuando vio la intención del peliblanco de tocar sus herramientas medicas

Este se apartó de las herramientas y siguió curioseando por el lugar. Suspiro y se levantó del asiento en dirección a la puerta

- ¿A dónde vas? - pregunto el peliblanco rápidamente

- Voy a buscar algo para tomar- respondió rápidamente Athan saliendo del consultorio

- Espera Atla…

El pelirrojo volteo confundido ante la abrupta interrupción de las palabras del peliblanco.

- Iré contigo

Athan solo frunció su seño y asintió. Últimamente Deimos estaba muy raro.

Cuando salió del consultorio camino rápidamente por los blancos pasillos. Al ser un pueblo pequeño no era muy común que el hospital estuviera lleno, a menos que fuera día de exámenes generales para las personas de la tercera edad. Sentía la presencia de Deimos atrás suyo, y eso en parte le tranquilizaba, pero a la vez lo ponía ansioso por su cambio repentino de personalidad. Cuando cruzo en un pasillo se detuvo en seco al ver una cabellera rubia muy conocida, este al verlo se acercó rápidamente con una sonrisa.

- Me alegro de que ya estés mejor- fue lo primero que dijo Leo al llegar al frente de Athan

- Si, solo era estrés del trabajo, pero ya estoy mejor- respondió incomodo, pues sentía como la presencia que había atrás suyo se volvía cada vez más sofocante, como si le estuviera advirtiendo que tenía que salir de ahí de inmediato

- Ah sí, mi abuelo me conto de lo sucedido con el testamento de tus padres.

Athan se tensó, no le gustaba que Leo o cualquier persona se involucrara en asuntos de sus padres, era como mostrar su lado más vulnerable.

- Eres mi mejor amigo- continúo acercándose a Athan, el pelirrojo sintió como su corazón comenzaba a latir como loco y como su respiración se cortaba- no quiero que tengas más cargas encima, ¿Por qué no renuncias al testamento? - acerco su rostro al del pelirrojo

Athan no se pudo concentrar por los miles de emociones que revoloteaban en él.

- Lo pensare- balbuceo agachando su cabeza para que Leo no viera su rostro sonrojado.

- ¡oh!- dijo mirando su reloj- me tengo que ir, nos vemos después

Athan solo alcanzo a mover su mano en forma de despedida.

Cuando Leo desapareció de su vista sintió como si un gran peso se posara en sus hombros, pronto el aire a su alrededor se volvió difícil de respirar. Puso su mano en la pared mientras jadeaba en busca de aire, su vista se estaba tornando borrosa, y entre las lágrimas que se formaban en sus ojos pudo ver la silueta de alguien.

- ¿acaso crees que soy una broma?

La voz de Deimos llego a sus oídos en un tono bajo pero profundo. Su piel se erizo por el miedo que de repente sintió. Era de esos momentos en los que su mente le recordaba lo peligroso que podía ser el ser que tenía frente suyo.

- Dime Athan- sintió su mano fría posándose en su mentón y en un movimiento brusco alzando su cabeza- ¿crees que ese asqueroso humano puede tocar lo que es mío?

Athan no supo que responder, sentía que el aire lo presionaba como una gigantesca roca. Solo fue capaz de seguir jadeando esperando que el aire entrara a sus pulmones.

- Recuerda que soy tu protector, y si quiero te encerrare en un lugar en donde la luz no se atreve a entrar por el resto de tu vida- quito su mano del rostro del pelirrojo- no me hagas perder mi paciencia, si te vuelvo a ver cerca de él o de cualquier otro imbécil entonces les arrancare la cabeza por tocarte y a ti te encerrare.

Athan se deslizo hasta sentarse en el suelo, las palabras del peliblanco resonaban en su cabeza como un eco, pero a la vez sentía como si su vida estuviera siendo drenada. Sentía que en cualquier momento se iba a desmayar.

- ¡Doctor!

Escucho una voz preocupada al fondo de su ruido mental, pero ya el sueño se estaba apoderando de él, así que se dejó llevar.

 

 

Unas voces hicieron que lentamente el pelirrojo saliera de su inconciencia, el pitido de la máquina de signos vitales le hizo darse cuenta de donde se encontraba.

- Haz lo que te ordene

La primera voz que reconoció fue la de Deimos, su voz era autoritaria y demandante.

- Sí señor, me hare cargo de lo que dijo.

Y la otra voz era de Lenox. ¿Qué hacia Lenox aquí?

- ¿Qué haremos con Liri?, los viejos de la corte ya están sospechando de la razón del castigo que le diste.

La voz juguetona era de Max

- Nada- suspiro frustrado- cuando termine su castigo no podemos dejar que este cerca de Athan.

Hubo un pequeño silencio en la conversación.

- Sé que estas despierto.

El rostro de Athan se puso rojo por la vergüenza. Lentamente abrió sus ojos para ver a Deimos parado a un costado de la camilla con los brazos cruzados a la altura de su pecho. Su mirada estaba cargada de un sentimiento del que Athan no era capaz de reconocer.




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