Habitantes de las sombras

Capitulo 15: dudas y desconfianza

Athan no había podido pegar ojo en toda la noche, aunque su propósito era estar como si ningún pensamiento de desconfianza anduviera rondando en su cabeza falló, pues se la había pasado recordando y recordando las palabras de Liri. También recordó lo defensivo que se puso Deimos cuando le preguntó por Liri. Habia que ser sinceros, la duda le estaba carcomiendo la cabeza.

Se encontraban durmiendo en un colchón en el suelo, el peliblanco se había levantado minutos antes a hacer guardia sin saber que él ya se había despertado.

¿Cuál podía ser la forma más sutil de preguntarle a Deimos?

Sin embargo una vocecilla en su interior le rogaba para que ignorará las palabras de Liri y siguiera como si nada, porque sin Deimos ¿entonces quién le quedaría?. Un repentino ataque de soledad lo invadió, y como si una venda fuera arrancada de sus ojos se dió cuenta de lo solo que se encontraba en este gran mundo.

— Athan, ¿qué pasa?

Deimos se encontraba en la puerta, viéndolo con el seño fruncido. Tal vez alguien como él no era capaz de entender el dilema emocional que tenía en ese momento.

— Nada, lo tengo hambre — murmuró levantándose del colchón

— Conseguiré algo

Athan asintió y desde entonces ninguno pronunció palabra, había un aura rara entre ellos que el pelirrojo no era capaz de comprender, y debido a cierto chico peliblanco su cerebro no se podía concentrar en la investigación. Deimos le pasó un plato con frutas picadas a Athan, este comenzó a comer en silencio hasta que la voz de Deimos lo interrumpió

— ¿Qué te dijo Liri?

Su postura desafiante le hizo saber que si no le daba una respuesta concreta no lo dejaría en paz. Pero aún así no podía decir nada

— ¿A qué te refieres?— fingió ignorancia

— Liri estuvo contigo en aquel cuarto antes de que yo llegara— sus facciones se endurecieron — dime qué te dijo

¿Como se había enterado?

Athan guardó silencio maquinando rápidamente una respuesta. Deimos no creería si le dijera que Liri no le dijo nada en contra de él. Era todo o nada

— Me dijo que no confiara en ti — sus ojos bajaron al plato semi lleno de frutas— porque algún día me ibas a abandonar como lo hiciste con él

Deimos lo escaneó buscando algún atisbo de mentira, pero Athan como el gran mentiroso que era no mostró señal alguna.

— Bien— suspiro— ¿y tú le creíste?

Sus ojos eran algunas veces una imagen indescriptible para Athan, en ellos miles de sentimientos revoloteaban sin parar, y claramente no eran buenas emociones.

— No— su voz salió firme y no apartó el contacto visual— ¿por qué le creería a él y no a ti?

Deimos no respondió, si le creyó o no el pelirrojo no tenía idea de saberlo pues Deimos solo asintió y salió del cuarto en silencio. De nuevo ese pequeño presentimiento de que algo no estaba bien lo atacó. Un estruendo se escuchó en la planta baja y el pelirrojo se levantó de un salto para bajar rápidamente al primer piso. Cuando llegó Deimos se hallaba parado en vidrios rotos con Lenox y Max a su lado.

— Mierda— dijo Max— lo siento, no calculé mi entrada

— Arreglalo — ladró Deimos

Una vez el pelirrojo se posicionó al lado de Deimos este lo volteó a ver.

— No tenías que bajar

— ¿Qué pasó?— preguntó directamente a Lenox

Este lo miró un poco incomodo.

— Vengo a informar algo que pasó en el hospital — sus ojos vieron de reojo a Deimos — el señor Leo pidió verse con usted en la noche en su casa.

El cuerpo de Deimos se tensó ante esas palabras.

— ¿Por qué?

— No me dijo la razón

Algo no estaba bien, después de lo que había pasado con el abuelo de Leo el solo pensar en tener que pisar esa casa le causaba escalofríos.

— También mencionó que había terminado con Leila

Athan no supo la razón de aquel comentario, pero pensaba que el repentino acercamiento de Leo era por orden de su abuelo.

— No irás — ordenó Deimos

— Yo no, pero Lenox sí, hay que averiguar qué es lo que traman

— Ya te dije que no— respondió entre dientes— no dejaré que aquel imbecil tenga la oportunidad de llevarte a su casa en la noche aunque sea Lenox el que tenga tu apariencia — respiró profundamente — de solo pensarlo me repugna

Athan se enojó por las órdenes de Deimos.

— Lenox ve a la cena y averigua que traman.

— ¡Qué no!

El grito de Deimos retumbó por la vieja casa. La vena de su frente sobresalía con fuerza y su mandíbula estaba tan tensa que pensó que se le rompería

— Váyanse — ordenó entre dientes a Lenox y Max

Athan se tensó ante el repentino silencio que se produjo.

— ¿Por qué sigues insistiendo en llevarme la contraria?— murmuró de forma baja y amenazante— harás lo que diga si no quieres que el rubio ese pague las consecuencias

El pelirrojo sentía su sangre hervir ante esa amenaza, aunque los sentimientos románticos que tenía por Leo eran casi nulos él seguía siendo su amigo

— No creo que se te permita matar humanos, ¿o sí?— preguntó con sarcasmo

Los ojos de Deimos parecieron afilarse por la respuesta de Athan.

— Solo a los que tratan de llevarse lo que es mío.

Athan contuvo la respiración por el impacto, jamás se esperó aquella respuesta de Deimos. El peliblanco se acercó hasta reposar su frente en la suya y rodear la cintura de Athan con sus fuertes brazos.

— ¿Eres mío, verdad?— murmuró

Su aliento caliente rozando ligeramente su nariz le causó cosquillas por todo el cuerpo. Todas las dudas se habían disipado y solo quedaba la emoción del momento.

— Sí — respondió en un suspiro

Deimos sonrió de forma pícara y tomo a Athan de la mano para llevarlo a la segunda planta.

— Vámonos — dijo cuando entraron al cuarto

— ¿A donde?— preguntó el pelirrojo con una gran sonrisa

— A otro pueblo

Y ahí la magia desapareció, las palabras de Liri aparecieron en su mente cómo veneno infectando sus pensamientos.




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