Habitantes de las sombras

Capitulo 16: En memoria a...

¿Athan... Muerto?

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Cuando se había despertado estaba en aquel oscuro y frío cuarto. No se escuchaba ningún sonido afuera y su cabeza palpitaba con solo respirar. No recordaba nada ni tampoco tenía idea de dónde estaba Deimos y porqué no estaba con él. Se levantó adolorido y tanteo la fría pared en busca del interruptor, cuando la luz se encendió observó el cuarto buscando algo fuera de lo normal, pero aparte de los viejos periódicos y la extraña hoja con sangre no había nada más.

¿Qué había pasado?

Agarró la hoja manchada de sangre y uno de los viejos periódicos, al fin y al cabo todos hablaban de lo mismo. Una vez con todo en su manos procedió a salir. La pequeña puerta chirrio rompiendo el silencio, afuera no había nada fuera de lo normal, no había indicios de una pelea o de líquido oscuro. Salió y caminó hasta la sala en donde muchos vidrios rotos estaban desperdigados por el suelo, pero una vez más no había rastro de Deimos. Se desesperó, subió las escaleras tan rápido que casi se cae, y cuando llegó al cuarto sintió su pecho oprimirse por la ausencia del peliblanco.

¿En dónde estaba?

No podía recordar nada más allá de la explosión. ¿Quién era el culpable? ¿Se habían llevado a Deimos con ellos? ¿Por qué?

Apretó el viejo periódico entre sus manos y se dió cuenta de una escritura no tan vieja al final del amarillento papel. Una dirección:

Cementerio central. Tumba 108.

Su ceño se arrugó en confusión, ¿de quién era la tumba? ¿Tal vez de Louis Western? pero su cuerpo yacía en el bosque 

Suspiró, su cabeza palpitaba por tantas cosas que le estresaban. Tenía una nueva pista, una muy grande que lo ayudaría a avanzar, pero ¿lo correcto sería avanzar sin Deimos?

La pelea minutos antes de la explosión llegó a su cabeza, la decepción e irá volvieron a resurgir. No, tenía que ir con o sin Deimos, no podía perder el tiempo, además Deimos era fuerte, él sabría cómo librarse de lo que fuera, o al menos eso era lo que quería creer. Bajó de la segunda planta decidido a continuar solo, agarró su bolso y guardó las cosas ahí, miró por última vez la casa y salió con una fuerte determinación. El camino al cementerio era un largo camino de tierra que casi siempre estaba desolado. En su camino al cementerio no paró de pensar en el paradero de Deimos, y no entendía porque su cerebro aún no podía asimilar que Deimos lo había traicionado.

Pero me protegió.

Y también me traicionó.

¿Qué era lo que le estaba ocultando Deimos y el abuelo de Leo? ¿Qué demonios estaba sucediendo?

La verja negra y oxidada apareció en su campo de visión. Abrió la puerta y entró. La luz del sol estaba en su punto más alto, por lo que hacía bastante calor. Caminó entre las tantas tumbas buscando la que tenga el número 108 escrita en ella.

— ciento seis, ciento siete y ciento...

“En memoria a Athan Fennix...”

— Athan

Una mano se posó en su hombro haciendo que este girara aterrado. Un anciano lo miraba curioso, era el cuidador del cementerio.

— Me asustó — murmuró 

— Lo siento, pero ¿qué haces aquí a esta hora?

Athan se movió ligeramente tratando de tapar la tumba de forma discreta, por alguna razón sentía que nadie más podía verla.

— Solo venía a visitar a mis padres— dijo fingiendo una sonrisa 

El señor lo miró de una forma tan rara que lo incómodo, pero al final solo asintió y dió media vuelta para perderse entre los árboles. Otra vez el pánico lo impacto 

¿Qué era esto? ¿Por qué está tumba tenía su nombre? ¿Por qué sus papás sabían de ella?

Vómito. Vómito tanto que su garganta ardió por los jugos gástricos. No sabía que hacer, no tenía idea de nada. ¿Quienes eran realmente sus padres? ¿Por qué sabrían de algo así?

La tumba no tenía fechas, también parte de las palabras de ellas se habían borrado por el tiempo. Dió media vuelta y corrió, corrió lo más rápido que pudo y a mitad de camino se sentó en el suelo por la falta de aire, las lágrimas también no tardaron en salir. Su pecho dolía y la soledad lo comenzaba a consumir, estaba solo y en un aspiral que no le pertenecía.

¿Quería seguir con esto? O más bien, ¿Podía? ¿Sería capaz de aceptar lo que sea que descubriera?

 

— Me voy solo unas horas y ya estás así de mal.

La voz de Deimos le hizo levantar rápidamente la cabeza, él estaba ahí, de pie con su cabello desordenado y su típica sonrisa pícara. No lo dudó ni dos segundos y se lanzó a sus brazos mientras lloraba desconsolado, y fue justo en ese momento que pensó que no le importaba que Deimos lo traicionará y le mintiera, al fin y al cabo él era la única persona que estaba con él en ese momento.

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Una hora después ya se encontraban en la casa, Deimos sentado en el suelo con Athan encima de sus piernas sollozando.

— ¿Qué pasó mientras no estaba?— preguntó preocupado.

Sus ojos se encontraron, y en los del peliblanco predominaba la preocupación.

— Yo...— su voz se quebró — estoy muerto.

Deimos frunció su ceño, lo miró de arriba a abajo y le dijo

— ¿De qué hablas?

— Hay una tumba con mi nombre — murmuró apretando entre sus dedos su camisa— mis padres sabían de ella

Deimos acarició su cabello tranquilizandolo 

— Tú estás aquí, conmigo — su mano se dirigió a la oreja del pelirrojo— no te preocupes, averiguaré todo

Athan sintió como la presión de su pecho iba disminuyendo por esas palabras, pero recordó lo que había pasado antes de todo esto.

— ¿En dónde estabas?— preguntó mirándolo fijamente a la cara

— Fuí a casa, me necesitaban.

— ¿Te vinieron a buscar con una explosión?— enarco una ceja

Deimos se tensó.

— Sí, pero mejor dejemos eso de lado y enfoquemonos en saber porqué esa tumba tiene tu nombre 

Athan quiso refutar y pedirle una explicación, pero recordó lo que había sentido cuando Deimos no estaba y calló, no quería volver a sentirse así aunque eso implicará hacer de la vista gorda con los secretos de Deimos.




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