Habitantes de las sombras

Capitulo 17: The Skorlas

Ya sabía parte de su infancia, al parecer sus padres eran ayudantes de un investigador de sectas, tenía un hermano gemelo que murió y tras la muerte de sus padres él se había quedado al cuidado de la comunidad.

¿Por qué tenía el nombre de su hermano?

No tenía la respuesta.

¿Por qué nadie nunca le había mencionado a su hermano?

No tenía la respuesta.

Algo pasaba en el pueblo, algo que sus padres no pudieron terminar de descubrir. En sus manos yacía el diario de Louis Western, la página de la secta Los resurgentes de la sangre. Tendría que cambiar el objetivo de su investigación, se enfocaría en la secta y en lo que anunciaban los viejos periódicos.

— Atlas...

Atlas, su nuevo nombre le incomodaba, pero el pensar que había usado el nombre de su hermano muerto le incomodaba más.

— Porfavor háblame

— ¿Sí te hablo me dirás todo lo que sabes?

Deimos guardó silencio.

— Bien— se puso la mochila— iré a enfrentar a Don Martin, haré que me diga todo lo que sabe.

— No— demandó Deimos— es muy peligroso

— ¿¡Entonces qué quieres que haga!?— habló furioso— ¿Qué me siente aquí a esperar a que quién quiera venga y me mate sin saber el porqué?

— Yo no lo permitiré

Atlas río amargamente, ya no confiaba en Deimos, ya no podía, y dolía saber que estaba totalmente solo en este mundo plagado de mentiras y traiciones. Lo único que podía hacer era enfrentar todo de una vez por todas, y el único que parecía tener conocimiento era Don Martin.

— Yo puedo ayudarte— habló Deimos rápidamente cuando el pelirrojo comenzó a caminar en dirección a la puerta— enserio no puedo contarte todo lo que sé, no me lo permiten— Atlas se detuvo a solo unos pasos de la puerta — pero te ayudaré a llegar a las personas que tienen todas las respuestas, solo déjame protegerte, por favor — lo último salió en un leve susurro desesperado

Una opresión en su pecho no lo dejó marcharse, no le permitió dejar a Deimos junto con parte de su pasado en aquella casa. Dió media vuelta y caminó con seguridad hasta él, sus ojos rojos se encontraron con los suyos, tan hermosos y a la vez reflejando un peligro inminente. Tal vez Deimos no era el único mintiendo, pues muy en el fondo Atlas sabía qué eran aquellos sentimientos que lo embargaba cada vez que está con el peliblanco.ñ, más no podía admitirlo ni para sí mismo.

— ¿Como me ayudarás?— preguntó impasible

— Te llevaré a mi mundo.

Atlas se descolocó tras sus palabras. ¿No sería peligroso? ¿Como llegarían ahí?

— No te preocupes, si estás conmigo no te pasará nada.

Dudó por unos segundos para finalmente asentir, está no era la única vez en la que confiaba su vida a Deimos.

— ¿A quién vamos a ver allá?

— A la corte.

Atlas recordó lo que Deimos le había dicho, ellos fueron los que dijeron que él había matado a sus padres. Un escalofrío lo recorrió, ahora que recordaba Deimos ya no era la misma persona de antes, arrogante, sarcástico y con un humor negro, había cambiado y no sabía si había cambiado con todos o solo con él.

— Hay que darnos prisa— dijo sacando a Atlas de sus pensamientos

Deimos se acerco tomando de la mano a Atlas, junto sus frentes y tras soltar un profundo suspiro la espesa neblina negra comenzo a envolverlos. Atlas cerro sus ojos sintiendo un repentino mareo, la mano de Deimos le apreto reconfortandolo. Pronto, aunque sus ojos entaban cerrados sintio el cambio abrupto de ambiente, el frio calaba sus huesos y el viento recorria su piel produciendo un agudo silvido. Nada. No habia nada en aquella baldia tierra mas que la oscuridad. Apreto la mano de Deimos asustado, este se acerco a su cuerpo y le susurro:

- No te preocupes

Uno, dos y tres redobles de tambores se escucharon, varias antorchas se encendieron al mismo tiempo iluminando un camino de tierra negra y arboles completamente secos. Varios niños con la apariencia de Liri estaban a ambos extremos del camino, sosteniendo una flor roja sumamente extraña

- Bienvenido señor- dijieron todos al unisono

Atlas volteo a ver a Deimos sorprendido. ¿Por que lo llamaban con tanto respeto?

Deimos por su parte no lo miro, si no que lo empujo levemente a que caminara. Los niños jamas los miraron, simplemente miraban al suelo. ¿Quienes eran?

Quiso preguntar muchas cosas, pero guardo silencio. Llegaron a una capilla hecha de roca gris y con el techo de cristal desde el cual se podia apreciar pequeñas figuras disusas.

- No hables hasta que te lo diga, ¿entendido?

- ¿por que?

Deimos no le respondio, lo miro con abvertencia y camino hacia la capilla. Cuando entraron Atlas miro asombrado los muchos dibujos que habian en las paredes, la mesa grande hecha de lo que parecia ser oro y flotando cerca del techo de cristal estban las mismas flores rojas que sostenian los niños, todas parecian danzar en el aire al compas de una melodia que solo ella podian escuchar.

- Binevenido señor

varias voces resonaron en el lugar, eran voces de hombres, graves y rasposas. En la mesa tres hombres se hallaban sentados. Pero lo que sorprendio a Atlas fue la apariencia de estos, en donde se suponia debia haber ojos solo era piel, como si hubieran nacido sin la cuenca de estos.

- He venido en busca de informacion.

Los tres guardaron silencio, y uno de ellos que tenia una cicatriz en la mejilla derecha hablo

- ¿Esto tiene algo que ver con el sacrificio?

un golpe sordo resono en el lugar sobresaltando al pelirrojo. Uno de aquellos hombres golpeo el comedor

- No digas mas Teaz- ordeno- todos aqui sabemos que ese tema no puede ser hablado en frente de alguien no skorla

- No he venido en busca de esa informacion- gruño Deimos, miro de reojo a Atlas y siguio- quiero saber sobre la sangre gemela de alguien

los tres se miraron al mismo tiempo extrañados.

- No entendemos cual es su proposito mi señor- dijo el que habia estado en silencio- como dijo Kaz no podemos hablar de esos temas enfrente de otra especie




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