Háblame sin mirarme

2. Ayuda

Diana sabía que no podía sólo irse, él la había ayudado. Seria muy grosero de su parte. Pero por otro lado estaba su fobia social, no era como las demás, y no lo decía en plan de engreída y tampoco era un intento de sentirse especial, para Diana, ella no era como las demás, porque las demás chicas eran mucho mejor que ella.

Cualquiera se habría quedado gustosa conversando con aquel chico tan amable. La brecha entre "cualquiera" y ella se hacía cada vez más grande.

El contacto visual y físico estaba casi prohibido para ella. Y sentir su mano sosteniendo su muñeca no ayudaba para nada a sus nervios.

- Bien, es claro que no estás teniendo un buen día. Sólo quiero ayudarte. ¿Te pasa seguido? - sonaba preocupado.

No sabía que decir, no lo conocía, parecía unos años mayor que ella cuando lo vió, seguramente estudiaba en el Instituto de a lado. Además "¿Quiere ayudarme?" sonaba a que Diana estaba muy rota y por eso hasta despertó la necesidad de ayudar de un desconocido. Esa idea no ayudó mucho.

¿Qué hacía? ¿Huía como siempre? ¿O al menos reunía valor para decirle que no necesita su ayuda ni su lástima? "O eres amable y por lo menos te presentas, le das las gracias y te vas" dijo una voz en su mente. Eso sonaba muy civilizado.

- ¿Puedes soltarme?...¿por favor? - su voz sonó mas insegura y débil de lo que le hubiera gustado, sin embargo, era un buen inicio ya que no iba a poder siquiera hablar, sintiendo su contacto.

No vio la cara que puso porque aún no se había girado, y no lo iba hacer. Se pondría roja como un tomate de inmediato. Sintió que la soltaba suavemente.

- No me pasa seguido - eso era cierto de la forma en que se viera. Durante casi todas las vacaciones ella había pasado en casa, en donde no había nada que le pudiera provocar un ataque de ansiedad, en realidad no sabia si sus ataques serian más frecuentes estando expuesta a más situaciones así.

El chico guardó silencio un momento. Quizás era extraño para él hablar con alguien que le daba la espalda. Diana deseó que eso fuera demasiado para él y la deje ir.

- Aunque te ves muy bien de espaldas, me gustaría verte, ¿Puedes... voltear? - la última pregunta lo dijo en un tono muy tierno.

Antes de sobre analizarlo, decidió girarse. No quería darse tiempo para pensar en todas las posibilidades.

De pronto estaba mirándolo, esta vez si lo pudo admirar, tenía el cabello con algunos rizos que caían desordenadamente. Sonreía. Él.... Tenía algo, no sabía cómo explicarlo, quizás era un sexto sentido; le había pasado con varias personas, pero con solo verlo podía saber que era una buena persona. Era como si no se lo pudiera imaginar lastimando a alguien. Detectar eso la hizo sentirse un poco más segura.

- Soy Diana - se presentó. Mirando a cualquier lado menos a sus ojos.

Tal vez se equivocaba, pero a Diana le pareció que su sonrisa se ensachaba de inmediato, sus mariposas comenzaron a aletear. Todo en él parecía tan perfecto. Cuando ella era toda imperfecciones. Era como poner un vaso roto a lado de un uno en perfecto estado y cristalino.

- Daniel - dió un paso hacia adelante, lo que hizo que Diana casi instintivamente diera otro hacia atrás - ¿Tienes... -dudó- miedo?

- Si - "¡Qué acabo de decir! - No... Sólo es que... Yo... - "¡Vamos! Agarra señal!. Cerró los ojos frustrada consigo misma. Y de pronto ahí vino, su ataque de extrema sinceridad - Tengo miedo, si, pero es un sentimiento muy común en mi. No tiene nada que ver contigo, sólo soy yo y mi escasa capacidad para relacionarme con otras personas. Pero tú no me das miedo, de hecho me siento bien, y sólo quiero agradecerte por lo que acabas de hacer. Y creo que acabo de decir demasiado - y esa última oración fue para ella misma.

Su yo interna se golpeaba la frente decepcionada.

- En realidad acabas de hacer que me intereses más - respondió sentándose nuevamente manteniendo esa sonrisa que tan de nervios la ponía.

- No fue...- empezó pero se detuvo, iba a decir "no fue mi intención, de hecho lo último que quiero es atención de alguien que no conozco" ya había sido suficiente verborrea por hoy - Creo que me debo ir, prácticamente me escapé de clases.

- Uhhh chica rebelde. Me gusta - dijo bromeando, por supuesto que no tuvo idea del efecto que tuvo en ella el "Me gusta"

Abrió los ojos sorprendida ante su sinceridad. ¿Cómo es que para los demás era tan fácil decir lo que pensaban? En cuanto a rebelde... No pudo evitar sonreír, rebelde era última palabra que la podría definir.

Daniel la seguía mirando de esa forma tan... Extraña, como si estuviera disfrutando todo esto. ¿Y ella? Muriéndose. La vida era tan injusta, pensó.

- No precisamente.

Alzó las cejas interrogativo. Si pensaba que le iba a a contar la crisis que había tenido en ese momento estaba muy equivocado, hasta admitirse a ella misma lo débil que era y se sentía no era fácil, mucho peor sería contárselo a un desconocido que además le hacía tener mucho calor.

Su mirada recorrió su rostro, intentó ignorar el pensamiento que llegó a su cabeza, este no era el de una chica insegura en realidad, "Te está admirando" había dicho. "¿Y qué soy? ¿Una pintura o algo? Cierra la boca" "No tengo boca soy tu voz interior ¡daaah!" Hasta el tono de esa vocesilla sonaba irritante.

Su mirada se detuvo en mis ojos, aunque ya hace rato ella miraba hacia otro lado evitando el contacto visual, lo pedía sentir. Lo miró de reojo y notó que ya no se veía risueño. De pronto había adoptado una pose más preocupada y pensativa, se parecía a la que tuvo cuando llegó.

- Tienes ojos tristes. Cómo si algo te atormentara - lo dijo como quien está deduciendo algo.

Se tensó de inmediato. "¿Era muy obvia?" "¿Acaso todos lo notaban cuando la veían?" Sintió que su vista se comenzaba a nublar. Pero no, no lloraría. Aunque era consciente que la forma en que se dirigió hacia él al escucharlo decir eso, no era una muy bonita.




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