-¿Por qué lo hiciste?- Preguntaba aquella mujer.
-¿Usted quién es?- Preguntó asustada
-Perdona mis modales. No es necesaria mi presentación, ya me conocerás después.- Dijo aquella mujer con voz firme.
-¿Qué quieres de mí? ¿Qué quieres?- Preguntaba asustado.
-Casi estás listo para acompañarme. Necesitas algunos otros motivos más, pero me importa poco el tiempo, y prefiero el resto.- Dijo serena aquella mujer.
-¡Déjame en paz, gracias!- Gritó el hombre.
La mujer se retiró de la vista de aquel hombre y mientras cruzaba la carretera observó su mano, tachando el nombre de aquel hombre, que salía enojado de su casa después de golpear a su esposa.
-No dolerá. De nada.- Susurró la mujer al cruzar la calle.
Las horas pasaron en la oficina, el estrés lo volvía loco. Eran las 9:30 pm, mientras aquel hombre salía a tomar el camión, la volvió a ver. Pero ahora, ella parecía enojada, y un tanto decepcionada.
-Llámale a tu esposa. Aún estás a tiempo.- Dijo aquella mujer.
-¿No te cansas de seguirme?- Preguntó enojado aquel hombre.
-Aún estás a tiempo, pídele perdón.- Le exijió aquella mujer.
-¡Cállate y no te metas más en mi vida!- Gritó el hombre enojado.
-Tu destino depende de esa llamada. Te veo en un rato. Hasta luego.- Dijo aquella mujer mientras se iba.
El hombre suspiró, miró su celular y observó el contacto de su esposa. A punto de llamar, apagó su celular.
-Hablaré con ella al llegar a casa.- Dijo aquel hombre.
-A ver, cabrón, me vas a dar todo lo que tienes, o aquí te van a encontrar muerto.- Le dijo el asaltante a punta arma.
-No traigo nada de valor, de verdad.- Dijo con voz cortante aquel hombre.
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Editado: 28.09.2020