La limusina se detiene frente a una gran mansión cuyo propietario desconozco, y suspiro mientras espero que el conductor me abra la puerta.
Sin embargo, me sorprende mucho encontrarme con el hombre que ahora dice ser mi esposo, quien me sonríe ampliamente.
Sus ojos recorren mi cuerpo con una mirada que me produce una sensación que no creo que esté bien, no puedo olvidar porque estamos en esta situación, soy solo un instrumento para su plan, recuérdalo siempre Valeria.
Raymond parece estar recuperándose, ya que mueve la cabeza de un lado a otro, y luego me observa con esa mirada que me eriza la piel.
—No olvides que debes demostrar que me amas, no me dejes en ridículo o no te lo perdonaré— suspiro enganchándome a su brazo y colocando la sonrisa más falsa que puede existir en la vida.
Caminamos hasta la puerta del lugar para entrar y vemos que está lleno de personas de la alta sociedad de Alemania.
Llegamos hasta una pareja que conozco por desgracia, pero esta vez los padres de Raymond están acompañados por una pareja de su misma edad que nos observa con lo que puedo ver desaprobación.
No entiendo qué es lo que tengo que hacer aquí si es muy obvio que no soy bienvenida en este sitio y no tengo la menor idea de por qué.
—Al menos la mujer es hermosa—aprieto con fuerza las manos alrededor del brazo de Raymond y siento cómo se acerca a mi ojera haciendo que una corriente me recorra todo el cuerpo por su cercanía.
—No cometas ningún error, recuerda que debes ser la esposa perfecta — suspiro intentando olvidar sus palabras y todo lo demás que me está perturbando en este momento.
—Sigo pensando que se vería mejor del brazo de mi hija y no con esta mujer—las ganas de salir corriendo cada vez son más grandes, no sé cómo rayos accedí a estar aquí.
Raymond me toma de la mano para recorrer el lugar y saludar a las personas que están aquí, me duelen los pies y no quiero seguir aquí, pero eso no es lo que Raymond piensa.
Llegamos hasta un grupo de cuatro hombres muy apuestos que le sonríen a mi marido de una manera que deja mucho que decir.
—¡Eh amigo, tu esposa es una auténtica belleza!—el hombre me observa de una manera que hace que un escalofrío me recorra todo el cuerpo por el miedo que me produce.
—Qué bueno que estás claro que es mi esposa, querido amigo—este rueda los ojos tomando un poco del vaso que tiene en la mano.
—Creo que deberías decírselo a alguien más, está dando vueltas por el lugar buscando su nueva presa—arrugo el entrecejo por la forma tan rara en que ellos hablaban y lo peor era que lo hacían como si yo no estuviera presente ahora mismo.
—No pienso que una mujer tan bella deba estar junto a ti— frunzo el ceño porque estoy segura de que he oído esa voz en algún sitio.
Veo a Raymond que aprieta fuertemente la mandíbula y, a continuación, el hombre con el que bailé el día de mi boda, me mira fijamente y una gran sonrisa aparece en mi rostro. —Es un placer volver a verte hermosa.
Bajo la mirada al suelo porque su mirada me intimida mucho.
—Jackson, te dije que te alejaras de ella—levanto la mirada cuando escucho las palabras fuertes y duras de Raymond. ¿Por qué está actuando de esa manera?
—No me puedes exigir eso, o pensar que voy a hacerte caso Raymond—el hombre a mi lado aprieta con fuerza las manos y luego gruñe como un animal rabioso, pero en ese momento es llamado por sus padres, veo las intenciones de irse y dejarme sola y niego disimuladamente para que no se le ocurre hacer tal cosa, no pienso quedarme aquí sola.
—Voy un momento con mis padres, regreso después—niego frenéticamente y luego siento cómo hace lo mismo que hizo cuando estaba con sus padres—Actúa de manera adecuada, y ten cuidado con lo que haces—en realidad se está tomando muy en serio el ser el patriarca de la relación.
—No me repitas eso, no voy a hacer nada, seguiré fingiendo que soy la mejor mujer y la esposa ejemplar—sonríe falsamente para irse hasta donde están sus padres, dejándome rodeada de estos hombres que no conozco de nada.
—¿Te casaste con mi amigo por dinero?—aprieto las manos con fuerza cuando el hombre que hasta ahora me halagaba, está insinuando lo que todos creen, pero nadie se atreve a decir.
—Deja de decir tonterías y cállate, Thomas—suspiro agradeciendo que el hombre con el que baile el día de mi boda me salve de esta rara e incómoda situación.
—No, no estoy diciendo nada que no sea verdad, y sé que es verdad, aunque seas hermosa como una muñeca de porcelana, solo estás con él porque eres su esposa trofeo, uno que mi amigo necesitaba—agachó la mirada al piso.
—¿Quieres bailar?, es mejor que escuchar las idioteces que estos dicen—levanto la mirada del piso para observar al hombre que ahora conozco como Jackson, no entiendo por qué siempre me salva y no sé si sea buena idea aceptar bailar con él, pero ahora mismo lo único que en realidad quiero es salir de aquí.
Así que le extiendo la mano para caminar hasta la pista de baile.
—No le haga caso, la mayoría de las personas que están aquí solo están interesadas en llenar sus bolsillos y morir como familias perfectas. Algo que si me preguntan no son
—¿Lo dices por experiencia propia? —sonríe alejándose de mí para observarme a los ojos.
—Puede ser, yo tampoco soy diferente a ellos.
—¿Y eso en qué sería?—Sonríe de nuevo y no entiendo por qué no me siento incómoda con este hombre, sé que no está bien y eso me pone aún de más mal humor.
—Que también me enriquezco cada día, mi empresa es una de las mejores, tal y como lo es la de tu estimado esposo—era obvio que él sería un niño rico, al igual que todos los que están en este lugar, jamás lo dude.
Después de eso no decimos nada y seguimos bailando en medio de la pista con la mirada de todos ellos en nosotros.
—¿Por qué me ayudaste ese día?—levanta los hombros despreocupadamente.
—No creí que fuera bueno dejar sola a una mujer en medio de la pista de baile y menos cuando su estúpido novio escapó el mismo día de su boda, eres una mujer muy hermosa. No sería cortés si lo hubiera permitido—agachó la mirada cuando él dice esas palabras, no estoy acostumbrada a ese tipo de vocabulario, mi familia no solía dejarme socializar mucho y la verdad era que mi trato en la universidad con los demás era casi nulo, así que escucharlo decir eso me hace ruborizar.