Después de que cenamos cada uno cogió su camino, como ya era costumbre en él, se desapareció, no se para donde, así que no sabía en donde estaba, pero no me importaba, ahora mismo solo quería llegar a la cama y dormir.
Subí las escaleras hasta llegar a la habitación cojeando.
Suspire y con cuidado abrí la puerta encontrándome con Raymond en la cama con un computador en su regazo, levanto la mirada de él para mirarme a mí y luego colocar de nuevo en el PC, entro en ella del todo y aclaro la garganta para llamar su atención
—¿No crees que sería mejor que me fuera para una de las habitaciones de huéspedes?—deja de teclear en el computador para mirarme directo a los ojos
—¿Por qué harías eso?, no es momento para tus cosas ridículas —aprieto las manos con fuerza a mis lados
—No es nada ridículo, es que no veo necesario que sigamos durmiendo en la misma cama cuando no nos soportamos—rueda los ojos y luego me observa de nuevo
—No entiendo por qué vienes hacerte la que no leyó el contrato, te dije que lo hicieras, así que deja de actuar como una tonta—cada vez lo odio más, el amor que desde hace diez años le tengo está empezando a irse con su actitud.
—Te recuerdo que fui obligada a firmar ese contrato, así que no tenía cabeza para leer nada, solo quería terminar rápido con eso
—No es mi problema, si no lo leíste no tengo nada que ver, debiste haberlo hecho, así que ahora no me vengas con esas, Nadie puso una pistola en tu cabeza para que los firmaras.
—No entiendo que tiene que ver con que me vaya a dormir a una de las demás habitaciones, tampoco creo que sea necesario que durmamos en una misma cama, como tú lo dijiste, es solo un contrato
—No tengo por qué decirte nada, mejor cámbiate porque vamos a ir a la casa de tu abuelo—arrugo mi entrecejo confundida.
—estoy muy cansada y la verdad lo menos que quiero es ver a mi familia en este momento—el dolor en el pie me estaba matando.
—No es una pregunta, solo te estoy diciendo lo que vas a hacer, no llegues tarde, no estás en condiciones para negarte—se levanta cerrando el laptop que tiene y camina hasta la puerta con él en su mano.
Media hora después estaba frente a la casa que me vio crecer y en la que compartí muchas cosas con mis padres, con un fuerte suspiro de nostalgia me bajo del auto para caminar hasta la puerta y entrar
Camino entre la gente como mi pie me lo permite y recibo miradas de muchas de las personas que están en el lugar, al fondo observo a mi primo Louis con una copa de vino y me acerco a él para poder sentirme en confianza y no como una desconocida en la que fue mi propia casa.
—Te vez mejor que ayer nena, ¿Cómo sigue tu herida?—suspiro porque en este momento los zapatos que tengo me están matando
—En realidad me están matando estos zapatos que tengo en este momento, no sé cómo no me he desmayado del dolor—suspira negando reprobatoriamente
—No deberías de estar aquí Val, no es bueno que estés caminado con una herida que no fue saturada de una buena manera—asiento porque eso lo sé, pero no tuve opciones.
—Sabes que no puedo negarme, si mi abuelo se entera de que no vine empezara con sus sermones y demás cosas
—Sí, pero primero está tu salud, mi abuelo es un viejo, ya que no entiende muchas cosas.
—¿Sabes en donde está?, aunque no quisiera ir a saludarlo, no quiero un sermón de como ser una buena esposa en este momento— sonríe negando
—Puedo revisarte si quieres, o saturarte, aquí si tengo lo que necesito— lo pienso un segundo y la verdad no sería mala idea, estoy que me desmayo ahora mismo
—Bien, pero por favor, hazlo lo más rápido posible—me observa confundido, pero no dice nada.
Me hace una seña y caminamos entre la gente hasta las escaleras para ir a su habitación en donde tiene todo lo necesario para ayudarme ahora mismo.
Mi primo estudio medicina, pero no se especificó en eso, sino que hizo una especialidad y se quedó con la siquiatría, así que puede ayudarme y a cualquier persona. Me señala la cama y tomo asiento en ella, cuando lo hago lo veo buscar entre sus cosas, cuando se acerca a mí con una jeringa, aprieto los ojos con fuerza
—No sé cómo puedes seguir teniéndole miedo a las agujas.
—Pues no lo sé, solo sigo teniéndosela, mejor hazlo rápido—asiente sonriendo y acercándose a mí para poder colocar la inyección en mi pie, aprieto los dientes con fuerza cuando la aguja perfora mi piel
—Listo, ya puedes abrir los ojos—abro uno primero y luego el otro haciendo que mi primo ría fuertemente —Ahora debo cocerte, así que por favor no te desmayes.
Asiento alejando la mirada cuando lo veo tomar mi tobillo y empezar a cocerme sin que yo me dé cuenta o bueno intentando distraerme para que no lo note
—¿Me dirás que fue lo qué pasó?—suspiro porque sabía que él no se iba a dar por vencido con eso.
—Ya te dije lo qué pasó, no sé qué quieres saber más—suspira terminando con el último punto y levantando la mirada para observarme
—No voy a obligarte a que me lo digas, así que cuando quieras hacerlo aquí estaré para ti—asiento intentando esconder las ganas que tengo de llorar ahora mismo.