Hada de hielo 2

Falsa promesa

A la mañana siguiente me desperté con el cuerpo algo pesado, regresé a ver a mi derecha y ahí estaba Lyna, aun se encontraba durmiendo con su cuerpo desnudo y su rostro apoyado a mi pecho, recordé la noche anterior y mi corazón se llenó de un sentimiento de tranquilidad, de inmediato pensé en Melisa, pero por alguna razón no me dolía recordarla, tampoco sentía algún tipo de remordimiento, sin embargo, aun mantenía mi idea de morir, solo que ahora mismo, estaba convencido de que todo este dolor, terminará junto a aquella hada que me dio el impulso de seguir una vida que sin ella, siento que habría terminado hace mucho tiempo. 

–Lyna– Susurré a su vez que la abrazaba.

–¿Uh? – Dice Lyna a su vez que suelta un ligero bostezo –¡¡Wwwuuuaaahhhh!! – Dice estirándose –Buenos días Even.

–Oh…– Sonreí –Buenos días.

–¿Cómo te sientes?

–Me siento… extraño, pero bien… porque estas a mi lado.

–Yo también– Sonríe –Gracias por lo de anoche, significa mucho para mí.

–Suena raro que me lo agradezcas, déjalo así.

–No seas tan tímido– Ríe ligeramente –¿Estas listo?

–……– Me quedé observando el techo –Yo…– Sonreí –Si estás conmigo sin lugar a dudas, le pondremos un fin a esto.

–Tus deseos son mi motivación, sin lugar a dudas ¡¡Te ayudaré a conseguirlo!!

La habitación traía una ducha incorporada, no tenía nada fuera de lo común excepto de que se activaba con la voz, fue muy curioso en sí. Una vez Lyna y yo terminamos de bañarnos procedimos a usar ropa que había en uno de los armarios de la habitación, seguía sorprendiéndome las similitudes que había con la civilización humana, después de todo cuando se piensa en razas alienígenas se cree que van desnudos o que tienen armaduras que parecen ser su propia piel.

–La ropa de aquí no parece ser nada del otro mundo, pero es curioso el rollo militar que tiene la ropa, más encima teniendo en cuenta que estamos en una nave con razas extravagantes.

–¿Tú crees?

–¿A ti no te parece extraño?

–No supiera decirlo, después de todo las hadas podemos crear nuestra propia ropa… sobre el estilo ya depende, pero para mí sería lo normal, todos mis hermanos lo usan cuando son liberados.

–Ya veo.

Procedí a vestirme, escogí una camisa manga larga de color negro, en si la tela parecía ser fina, pero al momento de tocarla y estirarla, se volvía muy rígida y casi tan dura como el acero, me sorprendió mucho ese detalle, casi toda la ropa era así. Luego de la camisa procedí a ponerme un pantalón muy rollo militar con colores plomos y negros variando mucho en tonalidades, se sentía algo pesado y muy grande, pero al momento de ponérmelo se ajustó automáticamente a mi cintura, mientras que los zapatos eran tipo botas, eran bastante cómodas, pero en su exterior se sentían extremadamente duras.

–Te ves genial– Dijo Lyna mientras se estaba probando la ropa.

–¿Eso crees?

–Sin duda, siempre pensé que te verías bien con una vestimenta tipo uniforme, te sienta bastante bien.

–Si tú lo dices– Me quedé observando –¿Aun no te decides que usar?

–Oh…– Queda mirando la ropa –Creo que usaré esto.

Lyna comenzó a cambiarse en frente de mí, se colocó lo que parecía ser una camisa tipo dividí de color blanco que le quedaba bastante ajustada a su cuerpo, se colocó un short negro que cubría hasta la mitad de sus muslos para luego colocarse unas medias bastantes largas que le llegaban unos cuatro dedos por debajo de la rodilla, finalmente escogió los mismos botines que los míos.

–¿Cómo me veo? – Preguntó Lyna dando una pequeña vuelta.

–Te sienta muy bien– Sonreí –Incluso diría hermosa.

–No esperaba menos– Sonríe –¿Nos vamos? – Coloca su mano hecha un puño en el pecho de Even –Te prometo que esta vez, lo conseguiremos, sin la ayuda de nadie.

–Lo haremos tú y yo– Miré seriamente con gusto –Caminemos hacia el final juntos, por nuestros deseos, propósitos y voluntad.

–¡Sin lugar a dudas, lo lograremos, porque yo estoy a tu lado!

Salimos del cuarto y en la sala de la casa nos encontramos con Abby quien estaba recostada en lo que parecía ser un sofá, aunque con una forma circular muy peculiar.

–Oh, haz estado aquí Abby.

–¿Uh? – Regresa a mirar –¿Ya terminaron?

–Algo por el estilo– Respondió Lyna –Estamos más serenos que ayer.

–Ya veo– Ríe ligeramente –Descargar toda esa energía uniendo sus cuerpos debió ser satisfactorio.

–¿Nos viste? – Pregunté con serenidad.

–Bueno… entré a la habitación anoche, pero como los vi tan abrazados y parecían estar desnudos pese a estar arropados, pues solo me salí y me fui a uno de los cuartos a descansar.

–¿Que educada? – Respondí.

–¿Acaso querías que te despertase y los vea a ambos desnudos?

–No– Reí –Sin duda alguna no.

–Te ves mejor que ayer– Mira fijamente –Es como si ahora mismo estuvieras decidido.

–Lo estoy– Respondí viendo con tranquilidad –Ya no tengo dudas sobre lo que haré y tampoco pienso dar marcha atrás, curaré a Lyna y luego de eso iremos por nuestro siguiente objetivo.

–Supongo que si lo pregunto no me lo dirás.

–Lo siento por eso, pero… ten por seguro que cuando todo esto termine, tu estarás bien y sabrás todo.

–Eso espero, es lo mínimo que quiero por estar haciendo de guía– Se levanta emocionada con su mano estirada –Prométeme que pase lo que pase, después de todo lo que piensas hacer, vendrás a buscarme y seremos amigos.

–Quizás sea una promesa difícil de cumplir, pero algo que si puedo hacer es que… si no vuelvo, que sepas que te estaré profundamente agradecido.

–……– Retira su mano –Así que… no volverás eh– Observa tristemente con una sonrisa –Que remedio, supongo que me tendré que conformar con eso… pero antes de que te vallas, quiero que luches una última vez conmigo, solo así, jamás podre olvidarte.

–Está bien, antes de irme, tendremos una última batalla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.