Hada de hielo 2

El día donde empezó todo

Todo comenzó a partir de ese momento, aquella noche de fin de año en donde todos estaban pidiendo sus deseos para despedir el año, aunque sinceramente, todos los años que estuve viviendo hasta ahora me resultaban por alguna razón… vacíos, sin ningún tipo de emoción aparente que me hiciera desear estar vivo, simplemente me movía por inercia, dando como resultado… una vida sin sentido.

–¡¡Hijo mío, ven que estamos a punto de lanzar los fuegos artificiales!!– Gritó la madre de Even.

–¡¡Voy!!

Por norma general me encierro en mi cuarto estas fechas debido a que como es a su vez mi cumpleaños, siento que no le dan la importancia que se requiere, sin embargo, me obligan a salir al menos para contemplar los fuegos artificiales y pedir un deseo.

–Ya llegué– Respondí disgustado.

–Toma mi mano y pidamos un deseo juntos.

–Que fastidio.

–Di algo similar y veras lo que te pasa, niño malcriado, que con suerte te conseguiste graduar.

–Da igual, pidamos rápido el deseo que me quiero ir a dormir.

Cerré los ojos e inmediatamente el cielo se llenó de fuegos artificiales provocando que mi vista oscura se inundara de destellos multicolores. Normalmente no creo en que desear algo cambie tu destino o se llegue a cumplir, sin embargo, me sentía tan desesperado que, de verdad quise creer que deseándolo pueda hacer que mi vida de un giro de 180 grados.

–Quisiera que mi vida… se torne emocionante…– Susurré –Ya no quiero… sentirme tan… vacío.

Los fuegos artificiales terminaron, el cielo se volvió a tornar oscuro y en el momento que abrí los ojos, mis esperanzas simplemente, se esfumaron… sentía como volvía a la cruel realidad que siempre he vivido.

–¿Ves?, no era tan difícil– Dijo la madre de Even –¿Qué deseaste?

–Un sueño que jamás pasará… me voy a dormir– Dije fríamente volviendo a mi cuarto cerrándolo con llave en el proceso.

Una vez me encerré con llave escuché que me tocaron la puerta del cuarto.

–Hijo mío… ¿Te encuentras bien? – Dijo con un tono de preocupación.

–¿Acaso te importa cómo me sienta? – Dije desde la habitación –Todo este tiempo siempre… siempre fui la más grande decepción de la familia.

–Eso no es cierto… nosotros... tu padre y yo…

–¿Me quieren?... ¿Me lo demostraron acaso alguna vez?

–Sé que no lo hacemos tanto ya que realmente tu actitud con nosotros es bastante errónea… intentamos corregirte y hacer que seas una mejor persona, pero desde que entraste al colegio… es como si ya no quisieras avanzar…

–¿Y recién te das cuenta de eso?

–……– Sus manos tiemblan –Hijo, ¡¡Deja de ser así!! ¡¡La vida…!!

Interrumpí.

–¡¡Ya sé que la vida no es fácil!!, ¡¡Desde que entré al colegio me di cuenta de eso!! – Grité estando al borde de las lágrimas –La vida… se comienza a llenar de responsabilidades… cada vez más y más, ¡¡Tanto que siento que me están sofocando!!, toda mi niñez me la pasé estudiando por culpa de ustedes, que si mi futuro, que si el sustento familiar, que si el prestigio, que si ser alguien distinguido… ¡¡Tan solo quiero un respiro!!, ¡¡Tengo que pensar en mi futuro, en lo que quiero lograr con el miedo a equivocarme, con el miedo a seguir decepcionándolos y que me sigan viendo con esos ojos… ojos que solo me hacen odiarme a mí mismo por ser como soy!! – Golpee la pared –Lo más frustrante es que… no me siento capaz de cambiar… siempre me verán de la misma manera y eso… de verdad que no lo soporto…– Intenté limpiarme las lágrimas –Estoy cansado de la rutina… si mi vida va a ser igual de vacía por siempre… prefiero ahora mismo estar muerto.

–……– Mantuvo el silencio –Lo siento…– Dijo con su rostro lleno de lágrimas –Nunca quisimos darte una vida tan infeliz… solo queríamos que fueses alguien del cual te sientas en un futuro orgulloso– Traga saliva –Feliz cumpleaños… Even– Dijo retirándose de la puerta.

Su disculpa realmente hizo que me derrumbara, me acosté en mi cama llorando a cantaros, abracé la almohada arrinconándome al filo tocando mi frente en la pared.

–Lo siento mucho… madre… padre…– Intenté controlar mi moquera –Perdón por no ser… la persona brillante que siempre quisieron que fuera… ya no… soporto esto… perdón.

Esa noche tan solo lloré y me desvelé hasta que a la mañana siguiente con toda la culpa de haberle dicho eso a mi madre, mantuve mi mirada baja, no le dije nada ni ella me dirigió la palabra a mí, tan solo actuó como si nada hubiera pasado, haciéndome sentir más culpable aún. Desayuné y luego me cambié debido a que tuve que salir para poder inscribirme con tiempo en una universidad y así… continuar con la rutina que encadena mi vida y mis sentimientos los cuales, están encarcelados en mi corazón.

Logré inscribirme en la universidad, aunque con algo de dificultades ya que mis notas eran demasiadas justas para cierto tipo de carreras, por lo que mis opciones a elegir se redujeron bastante, dejándome con tan solo dos opciones a tomar en cuenta… psicología y turismo, ninguna de las dos opciones era especialmente de mi agrado, de hecho ninguna de las dos me gustaba, pero como había algo de tiempo para poder decidirse, me fui de la universidad para dirigirme al parque más cercano a simplemente dejar que pase el tiempo.

–¿Qué debería hacer? – Dije mirando al cielo en busca de una respuesta mientras me mantenía sentado en uno de los asientos del parque.

En eso, mientras aun mantenía mi mirada perdida, escuché ciertos pasos los cuales se detuvieron de golpe, regresé a mirar y me percaté de que una chica me estaba mirando con algo de temor y duda de si entrar o no, hasta que en eso observó la hoja que cargaba en mi mano y fue cuando me preguntó, “¿También… estas postulando para la universidad de Miracles?”, regresé a observar mi hoja y entre duda le dije un, “Si”, se me acercó ya un poco más en confianza sentándose alado mío.

–¿También tienes dudas sobre qué hacer?




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