Hada de hielo

Mi mayor error

Ya era de noche, el viento era tan fuerte que provocaba una sensación extraña, el ruidoso sonido de las hojas, las ramas y el de los insectos, me generaban un mal presentimiento. El momento había llegado, nos adentramos al mismísimo abismo en busca de nuestros amigos, ya no solo era cuestión de rescatar a Lyna, sino también de asegurarnos que Nash regrese con nosotros sano y salvo, hicimos una promesa y la cumpliremos, volveremos juntos a casa.

Después de casi una hora de caminata logramos cruzar por completo la montaña, a partir de aquí Celia sacó de su mochila unos impermeables de color negro, principalmente para que pasemos de desapercibidos, luego de colocarnos la vestimenta continuamos y para mi sorpresa, el terreno de verdad era completamente llano, si fuera de día seriamos vistos fácilmente a lo lejos por la seguridad de esta provincia, pese a que éramos casi invisibles gracias a la envolvente oscuridad de la noche y a los impermeables, de todas formas intentamos ir lo más calmados posibles para evitar hacer cualquier clase de ruido que llamase la atención, también había otras razones, como evitar gastar energías por si nos toca luchar.

Pasamos del terreno llano a uno boscoso, Celia le pidió a Melisa y a Tala que se dirigieran a la ciudad antes mencionada, les dio un mapa para que se guíen y con una mirada seria les advirtió de que no llamen demasiada la atención, cualquier tipo de información que recopilen tendrán que guardársela hasta mañana, donde nos llamaremos y pondremos un punto de encuentro. Ellos sin mucho que decir, nos respondieron seguros de sí mismo que no nos preocupemos, se marcharon prometiendo hacer todo lo que esté a su alcance, por otro lado, Celia y yo continuamos recto por el bosque, pensé que tardaríamos mucho en llegar, pero solo nos demoramos unos pocos minutos para que frente a mis ojos pudiera ver un almacén gigantesco, parecía de tipo industrial, estaba completamente rodeado de vallas con varias advertencias de no ingresar.

–Bien, líder toma mi mano– Dijo Celia.

–¿Y eso?

–Tómala y punto.

–Está bien.

Tomé su mano derecha, luego ella regresó a mirar al frente y con su mano izquierda tocando el suelo lo llenó de oscuridad, y lentamente esta misma nos comenzó a absorber hasta que caímos en un mundo completamente oscuro.

–¡¿Dónde estoy?, ¿No veo nada?!

–Estamos en el mundo oscuro, es una habilidad que me enseñó a dominar mi hada espiritual, es muy útil para moverse de manera silenciosa, lo único malo es que está diseñado para dejar encerrado de por vida a quien caiga aquí a excepción de mí claro está, por ello no me sueltes o te perderás en mi oscuridad, además de que luego comenzará a ejercer presión sobre ti lentamente hasta que te mueras.

–Que miedo… está bien no te soltaré.

No sabía que es lo que estaba pasando, sentía que me encontraba flotando, no sentía algún tipo de suelo, era como si estuviera volando en el aire, se sentía increíble.

–¡Bien!, llegamos.

–¡¿Enserio?!, pero sigo sin ver nada.

Hablé demasiado pronto, una cegadora luz hizo presencia de la nada, me costó mantener la visión, pero una vez mis ojos se adaptaron pude observar el interior del almacén.

–Guao, ¿Estamos dentro?, que habilidad más increíble tienes.

–Si... bueno, no es para tanto, salgamos de una buena vez de aquí.

Salimos por completo de su mundo de oscuridad y nos escondimos en unas cajas gigantes que se encontraban cerca de donde estábamos, miramos alrededor tanto como pudimos para comprobar de que no hubiera nadie, Celia me hizo una señal de que me espere un rato más, volvió a sumergirse en su mundo oscuro, desapareció por cierto tiempo hasta que en unos cuantos minutos apareció frente a mí diciendo que al parecer no había nadie cerca.

–¿No hay nadie cerca?… bien, supongo que podremos inspeccionar el lugar– Fue lo que dije.

–Si, aun así, tengamos cuidado, lo único que no se con exactitud es si hay o no cámaras de seguridad, nos pueden estar viendo por ese medio de vigilancia.

–Supongo, pero si nos quedamos escondidos tampoco logramos nada, investiguemos tanto como podamos lo más rápido posible.

El lugar era inmenso, estaba lleno de cajas y maquinarias, revisamos todo lo que pudimos hasta el último rincón del almacén, pero no encontramos ninguna pista que nos fuera de utilidad. En un intento desesperado por mover una pared de cajas, ocasioné que se cayeran provocando un ruido muy fuerte, Celia se asustó y de inmediato me dijo que tomara su mano, sin embargo, me percaté de que había una puerta extraña justo en el lugar donde había hecho caer dichas cajas, tomé su mano no para esconderme con ella, más bien para ir juntos a inspeccionar, congelé la puerta hasta llevarla a su punto más frágil para así poder romperla, ni bien la destrocé un olor muy desagradable nos envolvió por completo.

–¡¡¿Qué es este olor?!!, ¡Apesta horrible! – Dijo Celia apunto de vomitar.

–Es un olor muy fuerte, ¿Traes linterna?

–Si, ten.

Encendí la linterna y sinceramente no me podía creer lo que veía, Celia se encontraba igual que yo, nuestros ojos aterrorizados y nuestros cuerpos temblorosos no sabían si creer o no la montaña de cuerpos que se encontraban pudriéndose lentamente, los gusanos se movían entre medio de todos los cuerpos, algunos parecían recientes y otros simplemente eran huesos cubiertos de la poca carne putrefacta restante.

–No me lo puedo creer, la familia del director… ¿Son seres humanos, o monstruos viviendo entre nosotros?

Sentí una presencia a nuestras espaldas, me di vuelta poniéndome en guardia.

–Ho… ya me preguntaba que había sido ese ruido, me descuido unos minutos y me encuentro a ratas de alcantarilla husmeando propiedad privada sin invitación.

–Debemos irnos de aquí de inmediato toma mi mano– Dijo Celia nerviosa.

–¡¡Oye tú!!, ¡Perteneces a la familia del director de la Universidad mágica ¿Verdad?!, llegas en buen momento, me dirás todo lo que sabes ahora mismo– Dije enojado.




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