Siempre se ha visto a Hades desde el mismo lado. Un ser malévolo, capaz de hacer cualquier cosa por obtener lo que sea en beneficio propio. Sin empatía, sin misericordia, sin lástima ni lamentos.
¿Pero es así realmente?
Layla se atrevió a acercarse a él, o mejor dicho, a dejar que él se acercara a ella.
Aquella insignificante humana en comparación con el mismísimo dios del inframundo conoció la parte nunca vista del supuesto villano, y comprobó, que no todos los malos son tan malos como dicen.
Aquel vanidoso dios, sin esperarlo ni quererlo, poco a poco se enamoró de aquella simple mortal.
Pero puede que después de todo, ella no fuera la simple mortal que él creía.