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Había destrozado las uñas de sus manos, su pie no dejaba de moverse a causa de los nervios y él pecho le latía a mil por hora.

¿Como algo tan pequeño puede causar tanto terror?

Sobre la mesa de centro una Glock 17  brillaba con la tenue luz del ventanal. Hace una hora había abierto él armario de Damian con la intención de sacar una de sus grandes camisas con olor a perfume caro, en su lugar había encontrado eso ¡ Una maldita pistola !

Él guapo hombre que dormía en su cama era un mero empresario de Exportación ¿Por que nesecitaba un arma? Era un hombre amable, gentil, cariñoso y dulce; no de la clase que lleva una G17 y dos cartuchos extra.

Con manos temblorosas tomo él arma entre las manos y marcó rápidamente él número de Irene, la rubia contestó en él tercer tono y quedaron de encontrarse en su ex apartamento.

Media hora después ambas miraban la bolsas negra sobre él mesón de la cocina como si de tanto verlo fuera a desaparecer; pero seguía ahí, inerte y letal.

— Tengo una buena explicación para esto — susurró Irene — Te juro que la tengo —

— ¿ Sabias de esto? — su voz salio dos tonos mas bajo, ella no contesto — ¡Joder Irene! —

— Lo intente Kenna, te juro que intente pero — comenzó a sollozar — yo lo amo —

— Uno no puede amar lo que te lastima, ¡ Uno no puede amar él peligro! —

— Nosotras si — tomo él arma en sus manos — esto antes era un juguete para ti, esta no es nuestra vida —

— Es por lo que escapamos — le arrebató él arma — ya no soy la misma, en mi ya no hay ninguna "Kenna Kapoor, asesina por vocación " — delineo el arma con sus dedos — Tuve que dejar eso atrás, mis errores del pasado nos llevaron a abandonar nuestro país, a perder a mi familia y nuestra identidad — pareció pensarlo — Una nueva vida ¿ya lo olvidaste?  —

— Un nuevo trabajo y otro pasaporte no te cambian la vida — le arrebató él arma — Esto es lo que tu eres " Kenna Kapoor, millonaria y letal — bufo — Eres mas que una tonta empleada que se parte él lomo por un sueldo de porquería, tu no eres Samaira —

— ¡ Pues es lo que hay ! — bramó — sabes él final del cuento, uno no puede disfrutar de las dos vidas Irene, te aferras a una e intentas sobrevivir —

— Tu padre pudo, tu hermano también, él ...—

— ¿¡ Y como terminaron!? — se acercó a ella — Él amor y la mafia nunca van de la mano —

— Tu no eres Samaira, tu eres Kenna — apretando los dientes — Y Kenna es esto — le tiró él arma

Kenna odiaba cuando Irene la confrontaba, por que él 99% de las veces tenia la razón, por eso cuando regreso a su casa con él arma en la mano y apuntó a Damian ante su atenta mirada confirmaba las palabras de su amiga.

La mano no le temblaba y él sudor del nerviosismo no recorria su espalda, él peso del arma se sentia normal y hasta satisfactorio , él sonido del seguro fue una sinfonía melodiosa y él miedo en los ojos del hombre de su vida una droga adictiva que no probaba hace mucho.

Esta soy yo, pero él no lo sabe.

La noche fue larga, entre discusiones y explicaciones Damian y Kenna habían terminado agotados tanto físicas como psicologicamente.

Haciendo uso de un gran don actoral Kenna habia interpretado a la perfección él papel de víctima asustada mientras que él explicaba quien era, Hades Santorini, heredero de la mayor linea de narcotrafico griego.

A la noticia le siguieron gritos y llanto que terminaron en besos y algo mas, entrada la noche Hades no habia podido dormir y Kenna lo había notado por eso lo siguió hasta la pisina de la casa.

— Dijimos que no mas mentiras — habló primero — y todavía me queda una mas —

— Dime — se sentó junto a él

— Hace años, cuando aun era un alocado adolescente hice un viaje a Creta con mi padre — jugaba con él elástico de la silla de la piscina — dos días después de haber llegado quise comprarle un collar a mi madre, fui a una pequeña joyería y ahí conocí a mi primer amor —

— Creí que tu primer amor había sido la hermana de Ayham — surró

— La quería, pero no a ese punto — la miró — Esta chica iba todos los días a la tienda y yo la seguí por un mes entero, poco a poco me fui enamorando de ella, su risa, su voz, sus ojos pero no tenia él valor para hablarle —

— Él gran Damian Santorini asustado por conquistar a una chica ¿quien lo diría? — se burlo

— Ella era diferente, la veía tan inocente y en esa epoca yo era la personificación de la rebeldia, nunca me hubiera echó caso — la miro a los ojos — pero un dia todo cambió —

<< Una noche mis amigos me pidieron el arma de mi padre, estabamos bromeando afuera y a uno se le escapo un tiro, la bala rozó mi pierna , mi grito junto con la bulla alertaron a un policia del lugar y comenzó a perseguirnos.

Si me encontraba estaba acabado, mi padre había ido a Creta en discreción absoluta, si alguien se enteraba de que yo estaba ahí lo hubieran matado.

Corrí hasta llegar a una playa, estaba algo ebrio y él dolor me estaba haciendo perder la conciencia, en algún punto termine en él mar con él agua hasta él cuello. Me estaba ahogndo pero entonces, alguien me sacó del mar y me ayudó a expulsar toda el agua salada ¡ Era ella! Estaba un poco menos ebria que yo, celebrando su ultima noche en Creta. Me curó la herida y paso toda la noche con migo, hablamos, reimos, nos enamoramos en una sola noche>>

— ¿ Y por que no seguiste con ella? —  abrazó sus rodillas

— Dos noches mas tarde descubrí que era hija de un mafioso árabe, conocida en la organización como El Ángel, una letal mercenaria sin sangre en las venas — una media sonrisa se formo en su rostro — Él nombre le caía a pelo, era hermosa, una diosa pero solo bastan escuchar la inocencia en su voz para caer a sus pies y luego se tranformaba en un mountro —

— ¿Como se llama? — temía la respuesta

— Kenna, Kenna Kapoor —

Cuando ambos se concieron Kenna se había presentado bajo él nombre de su nueva vida, Samaira Kumar, así la llamaba él. Damian estaba enamorado de Samaira por que para él Kenna no existía; pudo decirle la verdad Soy yo, soy Kenna, soy el Ángel pero él miedo a perderlo era mas grande por eso solo calló y dejo que continuarscon su historia