Hagamos parpadear las estrellas

Prólogo - En el cementerio

"Las estrías en el corazón son prueba de que se engrandeció con tu presencia y enflaqueció al perderte... Mi corazón perdió su latir, pero mantiene sus cicatrices."

Cementerio público Trueland, New York, Domingo 27 de septiembre, 2015.

(Antes del primer día de clases)

Petra Russo.

¿Qué pasaría si el cielo dejara de existir?

Dejando de lado la realidad lógica que sería la pérdida de la humanidad y centrándose en algo mucho menos científico, para mí significaría la pérdida de mi escape; porque aunque lo he visto en sus facetas normales, en otros no tan normales, desde aquí y desde República Dominicana, nunca he perdido esa sensación de que mi lugar es con él.

Quizás lo que más me impacta de él es la manera de ser habitual y a la vez... siempre sorprendente del cielo; puedes pasar toda tu vida, cada segundo de ella, viéndolo, pero igual será icónico cada día. En mi mente, el amor debe ser así o no sería amor. Habitual, pero siempre con cierta pizca de sorpresa. El amor debería ser como el cielo; algunas facetas oscuras, otras claras, pero siempre excitantes.

¿Qué podemos pedir los humanos más que alguien nos quiera de esa misma manera?

Admito algo, me gusta pintar, me gusta bailar, tocar el piano y dibujar, sin embargo, todo eso necesita de algún esfuerzo mío... el cielo no necesita de algo mío, simplemente está ahí y ya. Está, estuvo y estará ahí sin importar mi presencia, significa que las estrellas siempre brillarán.

Porque no hay cielo sin estrellas, solo se ocultan tras las nubes oscuras algunas veces.

Me alucina pensar que existe una mínima similitud entre lo que más amo y yo misma, eso viene de que aunque mi cabello resalta con el color rojo cobrizo, el atardecer hace que parezca una simulación de sí mismo.

Los árboles están bien podados, las lápidas en un ordenado zigzag y el silencio es casi escuchable, ¿Debería preocuparme porque el cementerio me parece una obra de arte?

Que calmado es este lugar, aunque denominaba la muerte y el final del camino para los vivos, ¿Soy la única persona a la que los cementerios le dan paz?

En cualquier caso, los vivos y los muertos, siempre terminaríamos aquí, hasta los muertos en vida tenemos un lugar que será ocupado en este lugar; es una conexión que todos tenemos: siempre terminaremos muriendo. Es una clase de unión. 

Al mirar a mi alrededor veo que hasta los muertos tienen sus desdichados y sus agraciados... un poco temible que lo más lejos que llegaremos, será a una lápida más concurrida que otra, pero no es algo que quiero estancar en mi mente por mucho tiempo, tristeza ya tengo demasiada ahora mismo. Sé que es iluso pensar que todos estas personas enterradas aquí estaban en el cielo, pero aun así lo hago, ¿Y qué si algunas veces mi imaginación quedaba siendo mejor que la realidad? Para mí, la imaginación algunas veces es hasta más real.

Como sea, la esperanza de pensar que el amor siempre te encuentra antes de morir me hace feliz. Quizás porque eso significa que al menos antes de morir alguien me amará a mí también.

Audifonos puestos procedo a poner Tears in heaven; esa canción podría tener una historia que rompe el alma, una melodía dolorosa y ese sentimiento de que es el destino más lagrimal que existe, pero aún así... da paz. ¿Por qué? No lo sé, es el poder de Eric Clapton.

Al ver que estoy sola, me levanto para hacer lo que más me dan ganas de hacer; bailar. En el medio del cementerio, sí. Como toda una loca. Pero aun así lo haré. ¿Qué pensará mi futura pareja de ver que bailo en un cementerio? 

Comienzo con pasos lentos, dejando fluir los movimientos con las notas que el artista entona. Bailo por unos minutos, hasta que siento que toda la carga y energía negativa que me agobiaba se ha ido. No me averguenzo porque ahora mismo no hay nadie alrededor. Me siento, con una sonrisa en la cara que delata lo mucho que amo la sensación y el sentir de mi corazón al latir fuerte. Repito la canción. 

Este pico de felicidad solo lo alcanzo aquí y cuando salía a la zona colonial con mi tía. ¿Por qué tengo más memorias con ella que con mi madre adoptiva?

Mientras dibujo y tarareo tengo una sensación extraña, ¿Alguien me mira acaso? No es posible, miré antes de empezar; siento al boca secarse ante la impaciencia.

Rayos.

Miro un poco asustada a mi alrededor, ¿Qué haré en caso de ser así? Por Dios...

Con el susto de mi vida comienzo a ver cada lugar y entonces... veo a un chico. Una leve brisa me hace tener escalofríos, ¿Acaso el cielo brilla más ahora? No, ha de ser mi imaginación. Hay cierto olor a tierra mojada y la esencia de la felicidad que tengo no se va al sentir que él me observó... por un momento no escucho nada más a mi corazón saltar en mi pecho.

Él tiene unas rosas rojas en las manos, está en cuclillas frente a una lápida. Sus labios se mueven lentamente sin decir nada, al menos nada que yo pueda oír.

Creí que me había visto, sentí mi cara arder por ello, pero ahora que me enfoco, es casi como si no estuviera, él tiene su propia burbuja. ¿Cómo lo hace? Necesito aprender a almacenarme en mi alma y no ser perturbada por el dolor exterior justo como él... Aunque él, por lo visto, en su alma tiene dolor también. Quizás está así porque no necesita afectarse por el exterior, ya que el interior tiene suficiente poder para destruirlo.

Yo nunca había visto a un hombre llorar antes de a él.

¿Qué lo tiene así? Él es el primero al que le veo hacerlo, ser vulnerable y no parecer ni cerca apenado por ello. Me encantaría saber qué dice. Es muy guapo, pero no se nota como alguien altanero o agresivo. Eso me sorprende. No es el hombre típico al que estaba acostumbrada...

No puedo dejar de verlo, ¿Siente mi mirada? Espero que no.

Cuando menos lo espero se levanta. Ágilmente se mueve, parece una danza. Deja las flores y lanza un beso a la lápida. Se ve realmente afligido. ¿Quién estaría ahí? Se marchaba y yo no podía dejar de verle. ¿Quién es? ¿Qué le apasionaba? ¿Por qué lloraba? ¿Lo hace muy seguido? ¿Es alguien amable?




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