Hagamos parpadear las estrellas

Capítulo 24 - Besos fugaces

"Cuando te fijas en una estrella, todas alrededor dejan de importar; eso es lo que me pasa con ella."

New York, miércoles 07 de octubre, 2015

—¿A dónde vas usando mi vestido? —cuestiona coqueta Sophie subiendo y bajando las cejas.

Últimamente me he robado una que otra vez los vestidos de Sophie, porque mi ropa no es cómo que sea la más adecuada para ver al chico que te gusta y  no parecer saco de papas.

Por otro lado, mientras la lluvia repisquetea comienzo a darme cuenta… de que el cielo sí me dió la oportunidad de responder varias de las cuestionantes que tuve aquella vez en el cielo… 

Que lejos hemos llegado, ¿Cómo sería mi vida si no hubiese ido al cementerio ese día?

Espero que no sea algo fugaz.

—Hoy es el concierto de Mía.

—¿En serio? —se ve genuinamente sorprendida —Ni me fijé en eso al comprarla con Salomé. Pero bueno, ¿Con quién irás? Clover odia la música instrumental, probablemente se duerma. Y es obvio que no conmigo.

—Con un amigo —arreglo mi peinado.

Esta vez verme en el espejo no me mutila la felicidad. Mi propia piel se siente menos incómoda, ¿Será porque me alejé de los Russo?

—Todos tus amigos, son mis amigos…

—Este no —le digo.

—¿El chico especial del que mi hermana hablaba?

—Sí —susurro.

Un grito desgarrador nos rompe los tímpanos a las dos.

—¡Petra saldrá con el chico especial! —grita Salomé casi asfixiándose —¡Justo lo que necesito para soltar estrés, charla de chicas!

Niego divertida mientras salgo.

—Ay, por Dios, ¡Déjenme entrar en sus vidas!

—Las quiero chicas —me despido.

—Uhu —dice Salomé—, usa protección, recuerda, sin gorrito no hay fiesta.

—¡Salomé!

—Así es ella —susurra Sophie tomándome de la mano—. Diviértete mucho. Trata de no llegar muy tarde, no quiero preocuparme.

—Claro que sí —beso su cachete—, gracias por todo...

—Te quiero, Petra —me dice Sophie.

Quedo estática al momento… la última vez que escuché a alguien decirme te quiero fue a lo abuelos, esas meras palabras lastiman mis recuerdos. Les extraño, viví por años sin ellos, ni saber de su existencia, pero ahora me siento un vacío en el alma y un miedo a preguntar sobre qué les había pasado.

—Yo también te quiero —le digo; no recuerdo si le respondí a los abuelos, y no quiero cometer el mismo error con ella.

Debo decir lo que siento cuando lo siento, porque la vida algunas veces apaga las oportunidades sin avisarte; te quita personas sin más.

—Estoy feliz de tenerte en mi vida…

Acabo de entender que no solo el amor romántico te hace parpadear, las amigas también…

—Chicas, si van a seguir así, déjenme darles la charla sobre la amistad y eso...

—¡No! ¡No quiero charlas! —se alarma Sophie con risas.

—¡Pero yo quiero dar charlas! ¡Me siento como una madre y no me dejan hacerlo!

—Qué no.

—¡Quiero dar charlas! ¡Soy la mayor aquí, si quiero dar charlas, doy charlas! ¡Punto!

+

Luego de la charla de la amistad, como media hora, logré salir.

"Soul’s spring"

Un nombre muy poético, muy él, de hecho.

Siento la felicidad pasando por mis venas al recordar la primera vez que me llamó pianito, justo aquí... Miro a mi alrededor, un montón de flores y pequeñas macetas me condecoraron como la persona más feliz.

Al menos por ahora.

Escucho a alguien acercándose. Aquella chica de pelo negro y en silla de ruedas me saluda.

—Buenas tardes, bienvenida a Soul’s spring —dice —¿La chica de la rosa malva? ¿Otra vez volviste?

—Sí... —le devuelvo la sonrisa. Hoy siento que el mundo me sonríe en todo momento.

—Soy Jane —me da la mano —¿Eres la hija de Louan? ¿No?

Su sonrisa es maravillosa, ancha y tierna. Ella es la hermana de Thomas y Demien.

—Sí, lo soy —me reprocho mentalmente por decir eso —Soy Petra —aprieto su mano.

Sube sus cejas —¿Petra? ¿La Petra?

—¿La Petra? —le cuestiono.

—Bueno, tu madre es mi jefa en la academia… y si eres la Petra…  ¿Eres la chica que baila en los cementerios? Que pequeño es el mundo. Guao, has sido el tema favorito de Tomy por días, no puedo creer que seas aquella chica de la rosa malva y la hija de mi jefa —ríe casi a carcajadas, pero aún se ve tierna —Deja aviso a Thomas que viniste. Justo hablamos hace unos minutos sobre ti en el cementerio.

—N-no, y-yo... —no sé qué decir —No suelo hacer eso. Solo fue ese día... yo no...

—¿Vas a mentir ahora, pianito? —sale desde detrás del mostrador.

Siento mi cara arder y ellos dos se miran. Tienen un gran parecido, pero ella se ve unos años menos. Jane bien podría decir que es menor de edad, aunque sé que es la hermana mayor.

—Deja te aviso, Jane, que no solo baila en cementerios, también corre y grita. 

Jane me observa tierna y cubre su boca al reír. Es delgada, pálida... hermosa. Su pelo negro está en una pequeña coleta. Y vestida de blanco.

—Bueno, me retiro, Jane —Thomas se baja un poco y besa su coronilla tiernamente.

—Tomy, ten cuidado.

—Lo tendré. Me llamas cualquier cosa y recuerda tener cuidado al tomar cosas de los estantes altos e ir por las rampas. Anker, Bastian y Shawn pasarán por aquí, compraran flores para Jules.

—¿Anker le comprará flores a Jules por fin?

—Shawn lo hará, pero lo obliga a venir.

No entiendo de quienes hablan, solo que mencionan a Anker y eso me hace pensar en Sophie.

—Recuerda lo que te dije de tener cuidado, cualquier cosa llama a Demien.

—¿Sabes que no tengo cinco años?

—Sigues siendo mi hermanita pequeña.

—El acta de nacimiento dice lo contrario.

Él niega y le desordena el cabello.

—Me voy, recuerda también...

Ella rueda los ojos —¡Hey!




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