Hagamos parpadear las estrellas

Capítulo 28 - La fortaleza de Salomé

}

"Es irónico, nunca te tuve, pero perderte ha sido como si hubieras estado aquí mi vida entera.”

New York, miércoles 28 de octubre, 2015

—Es bueno que Damon esté aquí, ¿Verdad? —intento sonreír, mientras busco conversación con mi amiga. La rubia lleva callada toda la tarde —¿Esta vez cual vestido te trajo?

Sé que ella amaba a su hermano, y nunca dejaría pasar un momento para hablar de él. Sin embargo, sigue peinando su cabello sin fijarse en mí.

—Ninguno.

—¿Por qué? Él siempre te regala al menos uno.

—No lo sé, Petra, quizás porque hay prioridades mayores que esa, quizás porque hay que comer, hay que pagar cosas y no puedes hacer eso con vestidos. Quizás, no sé, quizás porque no todos nacimos en cuna de oro, quizás. ¿Eh?

Se aleja del espejo.

—¿E-está todo bien Sophie? —asiente y me ignora —¿Estamos bien?

—Sí.

Se recuesta en la cama improvisada en el suelo.

—¿Por qué no lo estaríamos? —sonríe y me mira con los ojos vacíos —No veo razón para que no lo estemos, ¿Tú sí?

Estoy en su cama, es pequeña, pero podríamos dormir las dos. Ella no quiso. Me afinco en mis brazos e intento de nuevo.

—Sophie...

—Estoy bien —dice con fuerza—, siempre estoy bien, ¿No ves?

—¿Quieres hablar de algo? —tiento con miedo. 

—¿Hablar? —su voz suena irónica —No, gracias.

Apaga la luz y quedamos a oscuras. A penas son las ocho, pero estamos en el cuarto y ella dijo que quiere dormir un rato. Se ha visto cansada desde hace tiempo.

—¿Hice algo que te molestó?

—Para nada —fuerza una sonrisa demasiado fría —. Tú nunca haces algo malo, nunca haces nada malo.

Respiro lentamente. ¿Qué habrá pasado? Me duele la manera en que las cosas van con ella.

—Sophie... no sé qué te pasa. Pero... quiero apoyarte, como tú siempre lo haces conmigo —ella está de espaldas a mí, escucho su respiración pesada —, siempre me escuchas y consuelas... Y yo quiero hacerlo contigo.

—¿Consolarme? —susurra.

—Sí, amiga, quiero…

¿De dónde viene el enojo que tiene ahora sus ojos?

—¿¡Consolarme?!

—Sophie...

—¡A la mierda todo! ¡¿Te dije que él me gustaba y tú te besas con él?! ¡¿Te digo que era la primera vez que me gustaba alguien y tú se lo dices!? ¡¿Y ahora quieres consolarme?! ¡Confíe en ti, siempre las pongo primero, siempre las cuido, pero cuando se trata de mí! de la primera vez que me siento medianamente bien con alguien... ¡Tú me lo quitas!

No sé qué decir. 

—Sophie...

—"Solo me interesa como alguien a quien ayudar" "No como me interesas tú" —ella ríe entre lágrimas, como burlándose —Cómico ¿No? Petra, la que siempre sale perdiendo. La que tiene la peor vida… La siempre sufrida Petra.

—Para, Sophie...

—¡Tú eres la ganadora y yo el proyecto de… ayuda, ¿Su proyecto comunitario?! No, te haces la dolida, llamas la atención así... Y ya no más. Ya no más.

No conozco a esta Sophie. Esta no es mi amiga, no es la chica que me protegía y ayudaba. Esta no es mi Sophie.

—Esta no eres tú…

—Siempre te haces la dolida, la afectada, pero... —las lágrimas la ahogan —pero...

—Yo no...

—¡Te vi! —grita —¡Los vi en la enfermería! —mierda… —Y está bien. ¡Yo siempre pierdo, siempre pierdo! —comienza a gritar aún más fuerte —¡Siempre soy de última! ¡Solo quería a alguien que me quisiera! ¡Solo quería paz! ¡Y como siempre, soy lo último que escogen! ¡Quería ser la primera opción de alguien!

—Sophie, eso no es cierto —intento conciliar —, eres maravillosa... solo...

—¿Maravillosa? —su risa es casi más dolorosa que sus lágrimas —¿Maravillosa? ¿Qué tengo de maravillosa? Solo soy una basura, que desechan cuando interfiere en lo que realmente quieren...

Ninguna de las dos vuelve a hablar por un tiempo. No sé qué decir. 

La puerta fue abierta —¿Qué son esos gritos?

Giro mi cabeza lentamente. Salomé.

—Nada.

—¿Qué ha pasado? —ella se acerca a ambas —¿Por qué gritan?

—No ha pasado nada —susurra Sophie mientras corre al baño —. nunca es nada.

Salomé me mira, sus ojos se ven confundidos. Me encojo de hombros.

Limpio mis lágrimas y me dirijo a la puerta, porque ahora es el momento de ellas dos y no mío. 

Tendré que volver a buscar dónde quedarme.

—Sophie —empieza a hablar Salomé—... no sé qué le pasa. Pero ha estado rara desde hace semanas. Aquí estoy, ¿Sí? Pero necesitas hablar, necesitas soltarlo, necesitas dejarme entrar —¿Semanas? —. Sé que lo has notado, Petra —Salomé se me acerca al ver que Sophie no responde —, no te tomes a pecho lo que sea que haya dicho.

—No —es mi culpa, no de ella—, ella no ha...

—Hey... —me detiene—, ahora mismo muchas cosas están pasando ¿Sí? Ella debe haber perdido el control, pero no la justifiques.

—¿Cómo sabes que...?

—Lo sé. Es mi hermana y ya yo estaba esperando ese choque, esperaba la explosión. Solo no pensé que fuera contigo…

—¿Le pasa algo a Sophie?

Ella toma aire, tarda unos minutos antes de volver a hablar —Papá... papá creen que ya no recuperará la memoria, de hecho, nos han dicho que puede morir, su corazón se está cansando... por eso le escribí a la secretaria de Damon para que él viniera, mamá ha estado llamando y bueno, el banco amenazó con quitarnos la casa… Sophie sabe todo eso.

Joder... 

—Muchas cosas.

—Sí —asiente lentamente—. Y pues, me han despedido esta mañana... Sophie se estresa demasiado, siempre quiere ayudar y hacer que todo el mundo se sienta bien... Y eso le afecta al final.

—Yo no sabía que estas cosas pasaban.

—Sí, supuse que pasabas por demasiadas cosas como para... añadirle más.

Y yo la he hecho llorar, le he quitado algo que le hubiese hecho muy feliz.

La culpa me traba la lengua...  Pero lo digo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.