Hagamos un trato

9| No estás solo.

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Olivia

La cena en casa de Sebastián estaba saliendo de maravilla.

Luego de que Arón se fuera, los señores Campbell nos invitaron al comedor para cenar y, de paso, hablar un poco sobre mi vida y “la relación” que tengo con su sobrino.

Todavía no entiendo por qué sus padres no están aquí, pero pienso preguntárselo después.

—Así que fue amor a primera vista. Eso es tan romántico —comenta Hilda con una sonrisa—. El romanticismo está tan olvidado últimamente, me alegra que ustedes sean la excepción. Ahora los jóvenes se conocen un par de días y dicen estar enamorados.

Me río por dentro.

Si ella supiera que nuestra relación empezó un día después de conocernos.

Es un poco exagerada su forma de pensar, pero no seré yo quien se lo diga. Lo importante es que Hilda y Ramiro creyeron cada palabra de nuestra historia.

Según ellos, Sebastián y yo nos conocemos desde hace un año, y hace cinco meses nos hicimos novios porque “nos tomamos el tiempo de conocernos bien”.

¡JA!

—Ahora entiendo por qué Sebastián salía tanto en las noches con la excusa de ir a casa de Arón —bromea Ramiro—. ¡Todo este tiempo nos ocultaba tu existencia!

Se ríe, y su esposa lo imita.

—Ja, ja, ja… —nos unimos Sebastián y yo, incómodos.

—Ni que Arón fuera el novio —susurro.

Demasiado alto.

Los tíos lo escuchan, pero en lugar de preguntar, sueltan más carcajadas.

—¡Qué simpática eres! —dice Ramiro—. Deberías invitarla más seguido, Sebastián.

—Sí, debería —responde Sebas, dándome un leve pisotón bajo la mesa.

Auch.

Aún con eso, la cena transcurre tranquila.

Los tíos parecen encantados conmigo, y yo empiezo a relajarme.

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Cuando terminamos, los Campbell nos explican que deben irse a un compromiso que no pudieron cancelar.

—Lamentamos no poder quedarnos más tiempo —dice Hilda, mirando de reojo a su esposo—. Los socios de Ramiro no saben aceptar un no por respuesta.

Me imagino que por eso discutían antes.

—No se preocupen. Muchas gracias por la invitación —les sonrío.

—Gracias a ti por venir —añade Ramiro—. Esperamos verte de nuevo. Ya sabes que esta casa siempre está abierta para ti.

Sebastián me mira apenas sus tíos se van y me pide que lo siga a la sala.

—Mis tíos te adoran, lo pude ver en sus caras —dice, dejándose caer en el sillón.

—¡Qué bueno! Estaba tan nerviosa de no caerles bien.

—No creo que puedas caerle mal a nadie.

—No lo creas —bromeo, riendo—. Oye… ¿puedo hacerte una pregunta?

—La que quieras.

—¿Por qué cenaron tus tíos con nosotros y no tus papás?

Sebastián se queda en silencio. Puedo ver el dolor en sus facciones.

—Mis papás murieron hace once años, Olivia.

Dios mío.

—Lo lamento tanto… no lo sabía —digo, apenada—. ¿Quieres hablar del tema?

Él asiente.

—Fue un accidente de auto. Tenía nueve años. Un camión chocó contra su coche cuando iban a una reunión en mi colegio. El conductor estaba borracho… no frenó a tiempo. —Sebastián respira hondo—. Mis tíos me cuidaron desde entonces, me criaron como a un hijo.

—Fue muy noble de su parte —susurro.

—Por eso me cuesta tanto decirles que soy gay —confiesa, con los ojos brillosos—. Siento que ya les causé suficientes problemas. No quiero decepcionarlos.

Las lágrimas comienzan a rodar por su rostro.

Me quedo inmóvil unos segundos, sin saber qué hacer. Luego lo abrazo.

Él se aferra a mí y llora más fuerte.

Minutos después, cuando se calma, se separa un poco y se limpia con el dorso de la mano.

—Lo siento… necesitaba contárselo a alguien.

—No te disculpes —le digo suavemente—. Todos necesitamos a alguien que nos escuche cuando sentimos que el mundo se nos viene encima.

Sebastián me mira en silencio.

—Tus tíos te aman, Sebas. No creo que sean capaces de odiarte por ser quien eres. Además, no estás solo: tienes a Arón… —tomo sus manos— y ahora también me tienes a mí.

Él sonríe, sorprendido.

—¿Me lo prometes?

—Es un trato —respondo, guiñándole un ojo.

Y esta vez, no es uno forzado.

Miro a Sebastián y noto que parece más liviano, como si se hubiera quitado un peso de encima.

Después de esa charla, dejo de verlo como mi verdugo y empiezo a verlo como mi amigo.



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En el texto hay: humor, secretos, amor

Editado: 02.11.2025

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