Olivia
Actualidad...
—Recuerda que solo puedes elegir entre estas dos opciones, Oli.
No deberíamos estar haciendo esto.
—¡Apúrate, Sebastián!
Deberíamos estar estudiando.
—Estoy pensando.
Justamente por eso deberíamos darle más importancia al estudio.
—Pues piensa más rápido.
Vamos a reprobar.
—¡Lo tengo! ¿Prefieres lamer el brazo de un vagabundo o comer todo lo que encuentres del suelo?
¿Estudiar? ¿Qué es eso? ¿Se come?
—Eso es asqueroso. ¿Por qué querría comer todo lo que encuentre en el suelo?
—¿Y por qué querrías lamer el brazo de un vagabundo? —Sebastián alza una ceja tan alto que parece que en cualquier momento va a salir volando.
Sería una ceja voladora. La llamaría: Súper Ceja. Tendría una capa y una "C" en su pecho.
Aunque... las cejas no tienen pecho.
—Tu ceja se alza mucho —le digo, solo porque sí.
Sebastián se la toca, curioso.
—Nunca me había dado cuenta —responde riendo, y yo lo imito—. Podría volar en cualquier momento. Sería como un superhéroe. Lo llamaría...
Nos miramos, los ojos bien abiertos.
—¡Súper Ceja! —gritamos al unísono, asustando a medio bar.
Estamos tan borrachos que no nos importa. Incluso nos reímos en la cara de una señora indignada que empieza a decir que los jóvenes de veintiuno hoy se emborrachan por cualquier excusa.
Los temas de desamor siempre serán una buena excusa para terminar borracha, señora.
Y ahora se estarán preguntando cómo terminamos así, un jueves, sabiendo que mañana tenemos clases.
Yo también me lo pregunto...
_______________
2 horas antes de la borrachera...
Se supone que Sebastián y yo íbamos a avanzar el trabajo que dejó Rooney.
¿El problema?
Sebas está tan deprimido que no quiere hacer nada.
—Ahora sí me vas a contar por qué peleaste con Arón, porque no me creo lo de la camisa.
—Admito que no fue una gran excusa.
—No me digas… —resoplo, aunque su cara de tristeza me baja el sarcasmo—. Sebas, puedes confiar en mí. No voy a juzgarte ni a contarlo. Uno, porque no podría; y dos, porque no soy esa clase de persona.
Él respira hondo, se agarra el cabello. Se nota frustrado.
—Le pedí a Arón que deje a Emilia.
Wow.
—Le dije que no me parecía justo que tú tengas que mentirles a todos solo porque tenemos miedo de enfrentar la verdad —continuo—. Que deberíamos hacernos cargo de lo que sentimos.
—¿Y qué te dijo?
—Que no lo hará. Que no dejará a Emilia ni contará nada. Dice que no estamos listos para las consecuencias, pero yo creo que él no está listo para admitir que es gay.
Su voz suena quebrada. Lo entiendo. Pienso en la conversación que tuvimos hace unas semanas, cuando Sebas me confesó que también tenía miedo de contarlo.
—¿No crees que es comprensible? Tú hasta hace poco tampoco estabas preparado —le digo con suavidad.
—No es eso lo que me molesta, Oli. Me enfada que no quiera dejarla. ¿Qué tiene que demostrar al lado de ella?
Saca una pequeña petaca de su mochila y se la toma de un trago.
—¿Llevas una petaca?
—Solo cuando peleo con Arón —dice con naturalidad—. O sea, casi siempre. Pero esto no me basta. ¿Podemos ir a un bar?
—¿Un jueves a las cinco?
—Nunca es mal momento para un trago.
—Claro que sí lo es.
—Los temas de desamor siempre son una buena excusa.
Touché.
—No lo sé Sebas, no creo que...
—Por favor, solo uno. No me dejes solo.
Bueno, un trago.
¿Qué podría salir mal?
_______________
Muchos tragos después...
—¡Shot! ¡Shot! ¡Shot!
Y aquí estamos...
En un bar de mala muerte que queda a unas cuadras de la casa de Sebastián.
Ante la mirada asesina de la señora "odio a la juventud", me acabo el pequeño vaso de tequila que tengo al frente mío.
Sin limón, sin sal.
¡Tome eso, señora!
—Creo que deberíamos parar —digo, o eso creo. La lengua ya no me responde—. Mi mamá me mata si llego así.
—Olivia... gracias —susurra Sebastián, acercándose a mi oído. Huele mucho a alcohol, pero como yo debo de oler igual, lo dejo pasar—.Eres mi ángel de la guarda. Si no fuera gay, juro que te besaría ahora mismo.
—¿Eres gay?
Esa no es mi voz.
Y Sebastián se ha dado cuenta.
Rayos.
Todo el buen humor que teníamos desaparece de golpe. El aire se corta y el miedo a ser descubiertos pesa más.
—¿Crees que si no volteamos se vaya? —murmura Sebas, borracho.
Parece que el alcohol no lo deja pensar bien.
Editado: 02.11.2025