Antoine se acercó a Baptiste y le dijo:
—Tenemos que volver.
—¿De que hablas? -preguntó Baptiste.
—Mi padre falleció de un para cardíaco.
—¡DIME QUE ES MENTIRA! -exclamó Baptiste, mientras sujetaba a Antoine de los brazos.
—Comunícate con la mansión.
—Lo aré –dijo Baptiste mientras sacaba su smartphone y empezaba a llamar.
—¡ES VERDAD! -exclamó Baptiste al terminar la llamada.
Después de que Baptiste lloró un rato, Antoine y Baptiste prepararon todo apara regresar a Haití.
Al llegar a Haití, Antoine y Baptiste se dirigieron al hospital donde tenían a don Louis. Allí reclamaron el cadáver, y lo enterraron de acuerdo a las costumbres.
Después del entierro, Antoine citó a Baptiste en la oficina y le dijo:
—No pienso terminar como mi padre.
—¿Muriendo de viejo en su casa?
—Sin aportarle algo al mundo.
—Mi tesis -continuó Antoine- la realicé sobre una propuesta de constitución, donde los hombres solo tenían tres derechos: derecho a la vida, derecho a la libertad y derecho a la propiedad. Y el papel del Estado se reducía a la protección de dichos derechos, y a la defensa nacional.
—Podríamos crear un partido político para que puedas aplicar tus ideas.
—Eso tardaría demasiado tiempo.
—¿Que propones?
—¿Viste como acabamos con esos street shit? Podríamos simplemente tomar el poder.
—Lo dudo, no tenemos el suficiente poder.
—No para tomar Puerto Príncipe, pero podemos tomar Jacmel.
—Ni siquiera creo que podríamos con Jacmel.
—Ahora cuento con el dinero de mi padre, podríamos comprar mas armas y contratar mas hombres.
—Si es suficiente dinero, tal vez.