Hakuoki: Rasetsu

El doctor Yukimura

Ran abrió los ojos lentamente. La claridad que entraba por las paredes de la habitación le molestaba. Se estiro con calma en el frio suelo y, cuando se percató de donde estaba, se incorporó rápidamente. En algún momento de la noche, se quedó dormida. Con la mano rozo algo y al bajar la mirada, descubrió un trozo de tela. Un escalofrío le recorrió el cuerpo al recordar lo ocurrido.

                Después de salvarla, le vendaron los ojos y el hombre que tenía más cerca, le pidió al otro que se encargara de todo. Acto seguido, le dio la mano y ayudo a caminar a la joven. Estuvieron andando en silencio durante un tiempo, que a Ran le pareció interminable. Al poco tiempo, le llegaron voces desde diferentes direcciones y, aunque intento reconocer alguna, le fue imposible.

  • ¿Qué significa esto? – una voz suave pero autoritaria resalto por encima de las demás - ¿Qué hace ella aquí?
  • Se quedará esta noche con nosotros – esta voz sonó justo a su lado, y pertenecía a la persona que le había acompañado durante todo el camino – te lo explicare todo después. Ahora…
  • Un momento – ahora la voz sonaba molesta - ¿No habías salido a solucionar el problema?
  • Y está solucionado. Okita se ha encargado de todo. Esto es solo…
  • Una complicación – sentencio el interlocutor con gran malestar - ¿Qué pretendes?
  • Llevadla a una habitación – pidió el hombre que estaba a su lado. Luego, dirigiéndose a ella, se inclinó y le susurro al oído – quítate la venda en cuanto estés sola en la habitación. Prometo que no te pasara nada. Avisare a Matsumoto.

Un agarre firme pero amable la guio en alguna dirección. El silencio de la noche y la falta de visión, la tenían completamente desorientada.

Ran suspiro pesadamente y se sentó en una esquina de la habitación. En ese momento, se percató de que fuera había alguien, porque una sombra paso lentamente de un lado al otro de la puerta, perdiéndose sus pasos en la lejanía. A los pocos minutos, se abrió la puerta y apareció Inoue con cara seria, invitándolo a seguirle. Ella le levanto con temor, pero obedeció. Caminaron en silencio y al cabo de unos minutos se detuvieron delante de una puerta. Dentro podía escuchar varias voces y, le pareció reconocer la de su tío. Inoue abrió la puerta y se deslizo dentro, invitándola a pasar, unos segundos después.

Era una habitación amplia, decorada con papel pintado, imitando un bosque de bambú. En uno de los laterales había un mueble donde reposaban unas katanas y a su lado, un farol apagado. Justo al lado había un hombre, al cual Ran veía por primera vez. Tenía el pelo por lo hombros, en la parte superior de su cabeza comenzaban a aparecer canas y aunque oscuro, a medida que caía se volvía de color rojizo. Tenía una mirada penetrante y autoritaria. Frente a él se encontraban Kondou y Sannan. Un poco más a la derecha, estaba su tío y a su lado, un hombre de pelo negro recogido en una coleta. Tenía los ojos cerrados, pero cuando ella entro en la habitación, la miro. Sus ojos violetas, que parecían poder ver a través de ella, la dejaron sin respiración.

  • Ran – la suave voz de su tío la obligo a mirarlo - ¿estás bien?
  • Si – respondió ella en un susurro – aunque no sé muy bien porque estoy aquí.
  • Ayer por la noche paso algo – comenzó Sannan – fuiste atacada. ¿Qué fue lo que viste?
  • En realidad… nada – dijo ella – después de salir de Shimabara, me dirigía a casa con mi acompañante, cuando esos tipos nos asaltaron. La persona que venía conmigo…. el muy cobarde, salió corriendo dejándome sola. ¿Qué tipo de protección iba a recibir si, ante la presencia de unos borrachos, me deja tirada?

Aquello parecía un reproche, caras de sorpresa y un incómodo silencio lleno la habitación, solo roto por la súbita carcajada del hombre que estaba sentado al lado de las katanas.

  • ¡Serizawa! – lo amonesto Sannan.

Pero eso solo sirvió para que su risa continuara durante unos minutos más.

  • Esta chica es realmente interesante – comento el hombre – debería estar aterrada, pensando en lo que va a ser de ella. Pero, después de pasar una noche sola en una habitación desconocida y sin saber quién la retiene, su único pensamiento está en maldecir al infeliz que la dejo sola. Matsumoto, tengo entendido que es tu sobrina.
  • Así es – respondió el medico con un suspiro. Luego se giró hacia el hombre de pelo largo oscuro – está claro que no sabe nada. Hijikata, quizás…
  • ¿Qué te hizo pensar que eran borrachos? – Serizawa no parecía dispuesto a permitir que se acabara su diversión.
  • Solo hay dos opciones – continuo Ran – o estaban borrachos o eran amantes.
  • ¡Ran!

El grito de advertencia de su tío la sobresalto. Serizawa volvió a soltar otra carcajada, que se solapo con otra que parecía provenir de fuera. Kondou no pudo reprimir una sonrisa y Sannan suspiro, levantándose para abrir una puerta lateral. Ran no se había dado cuenta de la misma y esta, parecía dar a un jardín donde había 3 personas más. A uno de ellos, que estaba de pie frente a la puerta con una lanza en la mano, lo reconoció como uno de las personas que ayudo a las geishas en el puente. Sentado, cerca de la puerta, se encontraba Saitou. Este levanto la cabeza para mirarla, pero ella fue incapaz de descifrar sus pensamientos ante esa mirada. Frente a él, estaba otro chico, que al igual que Serizawa, no había podido contener la risa. Ran supuso que debía ser de su misma edad. Tenia el pelo castaño tirando un poco a rojizo y lo llevaba recogido exactamente igual que Kondou. La joven se pregunto si serian hermanos. Sus ojos de color esmeralda, la miraron con diversión.

  • Se supone que estáis ahí para vigilar, no para entrometeros en la conversación – dijo Hijikata claramente molesto.
  • ¡Oh, venga ya! – Okita le lanzo una sonrisa de diversión – no me digas que es la teoría mas divertida que has escuchado nunca. Dime niña, ¿Por qué piensas que eran amantes?
  • ¡¿Ni… niña?! – Ran quiso fulminarlo con la mirada, pero solo consiguió que estallara en otra carcajada.
  • Souji… - suspiro Kondou - no la molestes.
  • Yo también estoy intrigado por esa teoría – dijo Serizawa - ¿Por qué piensas eso? Lo normal seria pensar que se tratarían de bandidos o asesinos.
  • Las calles estaban desiertas a esa hora de la noche. ¿Por qué esconderse bajo un puente en una zona desierta para asaltar a alguien? Lo normal hubiera sido estar cerca de Shimabara. Solo hay dos opciones, que estaban borrachos o, que habían bajado para hacer algo y no ser vistos. Por lo tanto, verse a escondidas.
  • Un poco rebuscado – susurro Saito, quien no puedo reprimir una sonrisa esta vez, mientras Okita estallaba en otra carcajada.
  • Nos estamos desviando de la cuestión – Hijikata levanto la voz, visiblemente molesto – estamos juzgando lo que vio esta chica y vosotros…
  • Déjalo Toshi – suspiro Kondou – esta claro que no sabe nada.
  • Una pareja de amantes – Serizawa no podía quitarse la sonrisa de la cara – Hijikata, esta claro que estas exagerando la situación. Deja que la chica se vaya.
  • Vice comandante Hijikata – esta vez fue Matsumoto quien hablo – comprendo tu preocupación, ya que conozco la gravedad de lo ocurrido. Pero, estas centrando tu enfado en la persona equivocada. Ella es la víctima.
  • ¿La victima? – Hijikata entrecerró los ojos molesto y clavando la mirada en Ran, intentando sacarle toda la verdad – ha visto algo que…
  • Esta claro que la chica se encontraba en el momento y lugar equivocados – intervino Sannan – pero no creo que sepa lo que ha visto.
  • Además, yo me ocupe de que no viera nada – dijo Kondou – y Okita se encargó de la otra parte.



#6380 en Fanfic
#15276 en Fantasía
#6238 en Personajes sobrenaturales

En el texto hay: vampiros, amor, aventuras

Editado: 02.08.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.