Tomó sus papeles y cartas, era día para hacerlo ya no había por qué aplazarlo más, salió de casa y sintió el aire de primavera pegarle en la cara, sus ánimos estaban igual de apagados que todos los días pero hoy había algo diferente, quizás por lo que iba a revelar, camina mientras siente la brisa golpearle la cara, el aire lleno de humedad le hizo agarrar mejor los papeles en su mano, no sabía exactamente por qué había esperado tanto para hacerlo pero era hoy, ¿se lo perdonaría?
¿Habría alguien que pensara de la forma en la que él veía al mundo?
Eso lo vería a tan solo abrir la puerta y verla, sonriendo y moviendo sus pies sin alcanzar el piso, una sonrisa apareció en su rostro, sabía que el momento era ahora, pero algo dentro de él ya no se sentía tan seguro de sus pensamientos, metió su mano libre en el bolsillo esperando el vehículo que lo lleva a su trabajo, ya casi cae la noche y tiene que llegar a tiempo.
El vehículo llega y sube sin pensarlo, va solo, vacío como siempre a esta hora.
El camino empezó a ponerse cada vez más oscuro, mientras el chofer bosteza cada vez más, las luces de la pequeña ciudad iluminan los caminos casi vacíos, el vehículo de pasajeros da la vuelta, llegando al lugar, se detiene, sabiendo mi bajada, asiento con la cabeza y bajo apretando mas las cartas en mi mano, sabiendo lo que espera adentro, tomo el camino correspondiente, subo al elevador, abro la puerta y sonrío, allí está ella.
Nota de la autora: Esta historia comienza "simple" pero cada capítulo voy agregando algo clave para el misterio en el cuál Halia está enrededada. Halia se las verá difícil cuando se de cuenta que lo que creía no es lo que en realidad pasa. Hay muerte, magia oscura, historias detrás de historias y eso es solo el comienzo.
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Editado: 20.10.2024