La rutina seguía como lo usual, íbamos a clases, tomábamos el medicamento y hacíamos nuestras actividades, no había tenido oportunidad de hablar con Mónica porque ella se la pasaba demasiado ocupada en sus propios asuntos y cuando intentaba acercarme a ella, se alejaba lo mas pronto posible.
Así que opté por seguir yendo a mis sesiones de terapia como todas las noches, aunque los primeros días me costó mucho ver la oficina y pensar en lo que había visto, lo ignoré y me enfoqué en lo que me tocaba hacer.
Mis avances no fueron tan buenos y por primera vez vi al DR. Prakash estresado por los pocos avances, así que me dijo que las sesiones durarían más y que quizás necesitaría estar durmiendo sola durante un tiempo, cosa que se me hizo muy raro, porque las chicas de aquí solemos dormir en vinas y no sabía que se podía que yo durmiera sola, no por mi condición, pero fue una idea de él mismo.
Y así fue, dos días después y sin más, me dieron una pequeña habitación en una orilla del lugar, era tan simple, una cama individual, un baño y una pequeña mesita de noche donde descansa una lámpara de noche.
Andrea no entendía por qué me habían separado de ella, en momentos creía que era mi idea pero yo solo le decía la verdad.
Salí de mi pequeña habitación, directo al comedor sintiendo el aire fresco de la mañana, al pasar por el pequeño patio central me cruzo de brazos viendo hacia el cielo, pareciera que una tormenta de nieve no tarda en caer, apresuré mi paso y llegué al comedor y me senté donde siempre me siento con Andrea.
En cuento ella me ve me toma del brazo para acercarme a ella.
-A que no sabes a quien asignaron en mi habitación. -Me dice en un susurro que suena mas bien como una queja, mientras mi cara de confusión le confirma que no tengo idea, ella voltea los ojos- A Mónica.
Mis ojos se abren como platos y cuando intento decir algo Mónica se sienta frente a nosotras sonriendo satisfecha.
Así que solo me limito a comer en silencio como las demás y a ir a las clases, sin darme oportunidad de hablar con Andrea ya que ella en los descansos prefiere dormir.
Así que al día siguiente en la mañana me propongo a pasar tiempo con mi amiga, así que a la hora de la comida le pido que en el descanso no se duerma y pase un rato conmigo.
Pasan las clases como siempre y nos vamos al patio central a sentarnos en esa última banca escondida por una barda llena de plantas.
-¿Qué es tan importante que no debería dormir?
Su voz no suena muy alegre, y la entiendo, ella odia no poder dormir.
-¿Recuerdas la vez que se perdió tu novio?-Hago énfasis especial en la palabra novio y ella asiente-
-Pues no te conté lo que realmente pasó ese día-Digo apenada y ella solo me mira seriamente, esperando a que diga más- Ese día, sin querer y por un lugar, vi a Mónica usándolo.
Me quedé a la expectativa de su reacción, una de las razones por las que no quería mencionárselo es porque ella es muy impulsiva y tenía miedo de que fuera a hacerle algo a Mónica, pero su reacción fue lo último que esperaba.
-¿Así que fue ella la que lo robó?- Ríe como si hubiera dicho un chiste- Solo espero que se lo quede y no lo devuelva.
-¿No te molesta?
-Claro que me molesta, Hal, pero, ve a tu alrededor, no podríamos sobrevivir sin juguetes tanto tiempo, hasta me sorprende que tú no tengas uno. Lo que se me hace raro es por qué ella, cómo lo supo si apenas llegó, aparte de que yo creía que esa chica tenía una vida más activa.
Asiento, dándome cuenta que tiene razón, ¿cómo supo todo eso Mónica? Me quedo pensativa mientras veo que Andrea se pone de pie.
-Si eso es todo, me iré a dormir, Hal, ah- me sonríe- gracias por decírmelo.
Solo le sonrío y veo a Mónica acercarse a donde yo estoy, así que decido ponerme de pie e irme a mi pequeña habitación a tomar mis cosas para pintar.
Al llegar cierro la puerta, me siento sobre la cama, observando el piso de madera bajo de mí.
Es tan diferente a la de mi antigua habitación, así que con la punta de mi zapato comienzo a tallarla hasta que cuando mi pie va hacia bajo mi cama, siento algo que no me deja mover mi pie, así que hago fuerza para desatorarlo. Me agacho y observo bajo mi cama y veo una pequeña manija, algo oxidada y al parece levantada, con mi pie, como puedo halo la manija hacia arriba y veo como sale mucho polvo y se abre una mini puerta que se ve con un fondo oscuro, estoy tan anonadada que un ruido afuera me hace asustarme y golpear mi cabeza contra la cama, me pongo de pie rápidamente y sacudo las manos cuando escucho que tocan la puerta fuertemente.
Me acomodo el uniforme y abro la puerta haciéndome encontrar a una Beatriz nada feliz, dándome un listón negro, lo tomo sorprendida.
-¿A qué viene esto?
-No te hagas la tonta, niña-hace un gesto de disgusto- se te ha visto merodeando la escuela por las noches-
-Eso es mentira, he estado haciendo las cosas como se debe, señorita Beatriz.
Hago mi mejor cara, ya que la última vez que eso pasó, fue hace tiempo.
-No me gustan las mentiras, señorita, así que cumpla con las reglas y deme ese listón azul y póngase éste.
Con pocas ganas y muy despacio me quito mi listón azul de mi coleta y me pongo el negro, Beatriz me ve con superioridad antes de marcharse.
Me encierro en la habitación tratando de entender por qué hasta ahora que no he hecho nada más que lo que debo. Salgo de la habitación y rápido las miradas de las chicas en los pasillos me hacen sentir tan juzgada que camino mas rápido y entro sin tocar a la habitación de Andrea, ella se despierta al momento que yo la sacudo, cuando mi vista se aclara un poco veo que ella no tiene listo negro, dejándome a mí con la duda y las ganas de gritar.
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Editado: 20.10.2024