Halia

Xlll

Tomé su mano y dejando atrás a Hassan me acerqué a la salida, salimos y un aire frío nos recorrió recordándome que los tiempos fríos siguen aquí.

Me detuve y me giré para encontrarme con una Andrea con su nariz roja, a pesar que es de noche se nota que el frío pasa factura.

Todo viene a mi mente de nuevo y me da miedo decirle.

-Sobre esa reunión, no quiero ir.
Solté.

-¿Para eso me sacaste, Hal?
Su entrecejo se frunce.

Hago una sonrisa con labios cerrados como respuesta.

-Estamos como a -3• grados aquí afuera y me sacas para decirme lo obvio-Tuerce los ojos mientras observa a ambos lados y se acerca a mí-No irá Dylan, no lo hemos invitado, así que puedes estar tranquila con ello, además Hassan y yo acordamos no volver a dejarte sola.
Me sonríe victoriosa mientras frota sus manos para generar calor en ellas.

Algo dentro de mí quiere decirle pero también eso mismo me impide hablar.

Me cruzo de brazos para generar algo de calor en mi cuerpo mientras pienso que cuando regrese a mi cuarto, todos los pensamientos volverán a mí.

Hassan sale al pasillo donde ambas nos encontramos en silencio.

-Chicas, es momento de entrar, las mandan llamar, haremos un brindis con chocolate caliente antes de irnos todos a dormir.
Una sonrisa se expande en su rostro al verme, me contagia y le devuelvo la sonrisa.

Andrea se gira a verme, toma mi mano y me hala dentro del comedor donde todas las chicas y chicos están agarrando chocolate caliente. Nos unimos a todos con nuestro chocolate caliente.

Beatriz da un paso adelante y nos mira lentamente.

-Este año viejo, han pasado cosas extraordinarias, hemos visto la recuperación de hasta un 95% de las chicas aquí internadas y no se diga de los chicos, hemos visto entrar y salir a estas personas siendo nuevas en alma y mente, es por ellos y por nosotros que propongo un brindis, que este año que comienza, sea el mejor y todos tengan una recuperación exitosa.

Los aplausos se hicieron llegar y por primera vez veo a Beatriz hacer una pequeña sonrisa.

Andrea hace que chóquemos nuestras tazas y después damos un trago que resulta un tanto calmante.

Después de ello nos mandaron a dormir, con indicaciones sobre abrigarnos por eo fuerte frío.








 

Las clases en el gimnasio se habían cancelado por culpa del frío, cosa que no me importaba, estaba sentada en mi lugar habitual del patio central, observando el cielo, se ve que no tarda en caer una tormenta de nieve, no le doy importancia, el frío es algo que me encanta, me gusta sentir como mis manos se entumen y mi nariz no se siente, me siento nostalgica por alguna extraña razón.

De pronto, escucho pasos venir hacia mí, cuando me giré vi a una Mónica con los cabellos rojizos por todos lados menos en una coleta, sus manos están manchadas con algo rojizo y su falda rota.

-Halia necesito tu ayuda.
Fue lo que dijo cuando cayó sobre mis pies.

Rápidamente ayudé a levantarla, parecía como si hubiera bebido alcohol, temí lo peor mientras me llegaba un olor a óxido, confirmandome que era sangre lo que manchaba sus manos.

-¿Qué pasa Mónica?
Volteo hacia ambos lados y el patio sigue sin personas.

Mónica se recarga en la pared tras ella sin importar manchar su roto sueter.

-Fui al baño común y cuando iba hacía mi cuarto un señor de limpieza me tomó de la mano y me aventó dentro un salón.
Comienza a llorar.

Me quedo en silencio, en esta área no hay hombres, las que hacen limpieza son las enfermeras, me cruzo de brazos esperando a que siga con su historia.

-Intentó.... -su soñozo casi me hace llorar también a mí- me estaba quitando la ropa sin mi permiso y yo le golpee la cara, después con algo de vidrio me golpeó la cabeza y cuando vio que no me desmayé me encajó uno de los vidrios que eran de la cosa con la que me golpeó.

Poco a poco se destapa la parte izquierda de su estómago y muestra una herida que escurre con sangre.
Hago por detener la sangre con la mano y eso ocasiona que ella se queje del dolor.

-Halia, necesito que me ayudes a limpiarme y que nadie se de cuenta, por favor.

-Deberíamos ir a con Beatriz, ella se encargará de ese señor.
Digo firmemente pero mientras Mónica niega rotundamente.

-Ayudame por favor Halia, vamos a tu habitación.
Hace por levantarse y no sé si es el frío o la pérdida de sangre pero la veo pálida.

La ayudo a ponerse de pie y caminamos a mi habitación. Curiosamente no había nadie en los pasillos, eso lo hacía mas fácil para Mónica pero no para mí que quería ir a pedir ayuda a alguien más.

Entramos a mi habitación y lo calientito en ella me relajó. Llevé a Mónica al baño y se sentó en la tina, vi como se manchaba de rojo vivo bajo ella, abri la llave mientras le quitaba la ropa rota.

Cuando estaba bajo el chorro se quedó dormida, así que fui en silencio a mi buró y saqué aguja e hilo, nunca había hecho algo así pero sabía que sino la ayudaba, podría fallecer en mi habitación y ya tenía demasiado con una persona.

Tocando la herida que aún escuría sangre, me di cuenta que medía como diez centímetros así que con dos de mis dedos hice por unir la piel lo mas que podía y comencé a cocer la herida. Mis dedos resbalan con la aguja llena de sangre y mis manos se sienten entumidas pero no dejo de cocer hasta que la herida se ve mas o menos cerrada.

Mónica llora con los ojos cerrados mientras yo enjuago mis manos en el lavabo.
La muevo un poco, hablandole para que despierte.

-Mónica, necesito que despiertes o sino tendré que llamar a alguien.
Dije firmemente.

Ella con los ojos cerrados y abrazando su propio pecho, susurra.

-Por favor no le digas a nadie, estaré bien.
Un suspiro sale de ella.

Recuerdo que tengo agua vieja en mi mesa de noche, sé que normalmente no se la daría a nadie pero en esta situación creo que es lo mejor.
Le acerco un vaso con agua a la boca y ella toma el vaso y se toma el agua.




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