Su mirada profunda me hizo sentir algo de miedo por primera vez, se notaba alterado.
-¿Vas a la sesión?
Suelta con poco tacto.
Hago una mueca, estoy justo al otro lado de donde son mis sesiones.
-Eh, sí, solo que quise caminar un poco para sentir un poco de calor.
Mentí y me crucé de brazos.
-Hoy no habrá sesión Halia.
Sentenció y pasó a mi lado rápidamente.
Mi cara de desconcierto se quedó en mí hasta que llegué a mi pequeña habitación.
Los días pasaron mas tranquilos de lo normal, una chica salió de esta institución sin previo aviso, nos dijeron que había tenido una recuperación exitosa, haciéndonos felices a todas.
Las clases se pusieron más ligeras y el clima se ponía cada vez más cálido; a pesar de las insistencias de Andrea sobre ir a festejar el año viejo, logré no asistir, solo me dijo que Hassan preguntó por mí, cosa que me hizo sonreír por alguna extraña razón.
Las sesiones con el Dr. Prakash habían sido más duras, cada vez duraban más, me dejaba libros qué leer y analizar, cómo también series de hojas que pintar y dibujar aunque esa última parte no me molestaba pero sí me impedía pasar mis tardes en el patio central.
Estaba con la mirada perdida sobre la silla que me traje de aquella aula que se usa como de almacén, frente a mí la mesa de noche con mis cosas, libretas , libros abiertos y lapiceros por doquier sobre la mesita.
Recordé que he estado evitando leer un libro en específico que me dio el Dr. Prakash.
Mi aburrimiento me cansó, es de noche pero mi medicamento para dormir no me ha hecho efecto, así que me pongo mi gabardina café y mis zapatos y en silencio salgo de mi habitación.
Caminé por los pasillos, llegando a una de las entradas del patio central, las nubes se ven algo grises pero no tanto como para anunciar una tormenta de nieve.
No sabía cuántas horas había dedicado a mis estudios y tareas que me había dejado el Dr., que estar observando el cielo sobre mí, me hizo sentir tranquila, un suspiro salió de mí, haciéndome sentir que me quitaba un peso de encima.
Cuando escuché ruidos comencé a caminar y entré a la primera aula que estaba más cerca a donde yo.
Pasos de tacones se acercaban, eso solo significaba que era Arcelia.
Me quedé junto a la puerta, intentando calmar mi respiración y escuchando como no solo resonaban unos tacones, sino que también se escuchaban unos zapatos como de enfermera.
Mi curiosidad me hizo quedarme muy callada porque comencé a escuchar murmullos que cada vez eran más fuertes.
-¿Cómo sabe que se ha perdido?
Preguntó la enfermera.
-No está en la caja fuerte, y no es lo único que no está, también se perdió el Dolch.
Murmuró Arcelia, aunque a este punto estaban fuera del aula donde yo estaba.
Mi corazón latía fuertemente, haciéndome sentir que se escucharía en cualquier momento.
-¿Desde cuándo? ¿Tienes sospechas de alguien?
La enfermera suena muy asustada.
-No tenemos pistas, dudo que haya sido alguna estudiante, esas chicas son tan tontas que no tienen ni idea.
Los pasos siguieron más adelante hasta que no escuché nada.
Mi corazón empezó a calmarse mientras su conversación se repitió en mi cabeza ¿Qué cosas fueron las que se perdieron y por qué están tan asustadas?
Agradecí que cuando volví a mi habitación no había nadie por los pasillos, ver mi mesita atiborrada de cosas solo me hizo soltar un suspiro, cuando me recosté sobre mi cama, sentí un papel abajo mío.
Me levanto y me giro para tomarlo y es una nota.
Sabemos que eres tú.
Solo así, sin remitente.
Mi ceño se frunce en confusión, pues nadie entra aquí.
Arrugo la hoja y la tiro hacia un lado, restándole importancia y yendo a dormir.
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Editado: 20.10.2024