Halia

XXVII

Mis piernas hormigueaban, mi boca no dejaba ese sabor a oxido desde que fui besada por Dylan, me detuve mientras tomaba bocadas de aire, hacía ya varios meses que no teníamos la clase de gimnasia y menos con la profesora con un tono molesto, haciendo que corramos sin parar dando vueltas por toda la cancha. Iba a seguir cuando nos dijo que la clase terminaba.

Todas fuimos a cambiarnos a nuestro usual uniforme, aproveché que Andrea es muy lenta para cambiarse y me di una ducha, haber corrido con mis cuchillos atados a mí no fue buena idea, mi pierna sangraba un poco pero era más irritación que otra cosa, el jabón al tacto ardía pero era algo que dejaba pasar, mis heridas anteriores fueron peores, ahora solo tengo cicatrices en ellas.

Salí con mi uniforme, con mi listón negro en mis manos, comencé a ponérmelo mientras un mareo llegó a mí de la nada, sabía que era el resultado de no tomar mi medicamento, Andrea sale en ese momento y finjo que no pasó nada mientras terminaba de atar mi listón.

Salimos del lugar en silencio, el cambio de clima cada vez es más notorio, la manera en que todos actúan es extraña.

Agradecía que ya era la última clase, me salté la cena excusándome que estaba cansada, pero la realidad que los mareos, náuseas por no tomar mi medicamento aunado a el extraño sabor a oxido no era un combinación muy buena.

Me puse mi ropa de dormir, no sin antes asegurarme de que mis dos cuchillos quedaran ajustados, extrañaba la sensación de mi tercero, pero sabía que no era momento para pensar en ello, sino en Dylan y todo lo raro que está sucediendo.

Salí a los pasillos sintiendo esa mirada sobre mí en cada paso, escalofríos recorren mi cuerpo al recordar a las mujeres de ceniza.

Toqué la puerta y su voz me dio permiso de pasar, cerré atrás de mí y me senté sobre una de las sillas frente a su escritorio, mi acción llamó su atención ya que en cada sesión yo iba sobre esa camilla a esperar que todo pasara, pero no hoy.

-¿Está todo bien, Halia?

Su cara de intriga me hace suspirar.

-Ya sé la verdad.

Mentí, sabía que diciéndolo haría que me dijera algo. Puse mi mirada mas seria observando sus ojos verdes, no se veía duda en ellos, por primera vez no podía descifrar a alguien, eso no me detuvo, seguí sosteniendo la mirada.

-¿Cuál verdad, Halia?¿Ya lo recordaste?

-Sí, pero necesito que tu juntes los hilos.

Mentí nuevamente.

-¿Para qué querrías eso si ya lo recuerdas?

Bum, mordí mi mejilla tratando de no hacer ningún tipo de gesto que le diera la razón de que no sabía nada y estaba inventando.

 -Porque hay cosas que son borrosas para mí.

Se movió un poco en su silla, poniéndose cómodo.

-Dime lo que sabes y te diré lo que yo sé.

Levanté una ceja evaluando la situación, sentía que no me diría la verdad, así que me puse de pie, me di cuenta que había un aparato extraño a lado de la máquina que siempre tiene aquí pero la ignoré y me recosté sobre la camilla.

-Dejémoslo así, que mejor empiece la sesión.

 Se puso de pie y comenzó a colocarme más cables de lo normal sobre todo en mi cabeza pero no le presté atención, mi cuerpo está rígido, sé que Prakash sabe algo, pero no sabría cómo hacerlo hablar.

De pronto estaba en un lugar, sola, cuando alguien pasó corriendo a mi lado, alguien escapaba, era yo, seguí caminando hacia donde pude, verme era complicado, me veía más joven, mi cabello estaba enredado, mis manos sucias, parecía haber corrido mucho ya que mi ropa está rota, agachada y con una respiración acelerada me vi, mis ojos son de miedo, no pasó mucho cuando alguien llegó sobre mi yo más joven, vi cómo luchaba y después todo cambió, estaba sobre una camilla rudimentaria, vi como abría los ojos, mi cuello estaba cosido con alguna rama flexible, un señor se puso de pie cerca de mi cuerpo apenas con vida, vi cómo tomó mi mano y depositó un beso en ella, alguien se movió detrás de mí y me giré, era un hombre alto pero lo que me llamó la atención fue que le vi un tatuaje de una águila.

Todo se puso negro y desperté, la mirada de Prakash era una que no había visto antes, se veía fascinado.

Me desconecté todo sin esperar a que Prakash lo hiciera, mi corazón está acelerado, unas ganas de llorar llegan a mí ¿Ese era mi padre?

El Dr. Prakash rápidamente se sentó sobre su silla y comenzó a anotar rápidamente sobre su libreta.

Me quedé observando el piso, me sentí vulnerable ¿Todo es un sueño? ¿Quiénes eran esas personas y por qué tienen ese tatuaje que le vi a Mónica? ¿Me estoy volviendo loca? Mi cabeza no dejaba de crear preguntas una tras otra.

-Me voy.

Dije poniéndome los zapatos y saliendo rápidamente del lugar.

Imágenes llegan a mí como una bola de nieve mientras camino rápidamente a mi habitación.

Cerré la puerta, lo primero que vi fue mi bote con mis pastillas. Me recargué sobre la puerta y cerré los ojos, sentí miedo, sentía unas manos sujetándome fuertemente mientras era penetrada sin previo aviso, lágrimas llegaron a mí, no podía parar, la oscuridad me comenzó a dar miedo, prendí todas las velas que tenía rápidamente, sabía que se me preguntaría el por qué se acabaron tan rápido pero no me importaba en este momento.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.