Halia

XXIX

 

Desperté de un brinco, la ansiedad hizo que me pudiera de pie en cuanto pude.

Observo mi alrededor dándome cuenta que estoy en mi habitación y todo está acomodado como sino hubiera pasado nada, los recuerdos del dolor que viví la última vez que estuve consiente llegan a mí, levanto las mangas de mi bata de dormir y solo se ve un poco rojo al rededor, pronto me agacho a revisar mi pierna, y ahí la cortada, perfectamente cosida y un poco irritada a los alrededores.

Entrando al baño me doy cuenta que algo está raro, me siento extrañamente descansada, el clima se siente raro y los mareos no se sienten, tomé un baño y me arreglé para ir a clases, cuando abrí la puerta de mi habitación me di cuenta que es medio día y no por la mañana, con la extraña sensación de que algo pasa, llegué al salón de clases y todas me observaron, Andrea me hizo una mirada de venado asustado, Mónica al contrario ignoró mi presencia, su cabello está mal peinado hacia atrás y recordé que la última vez que nos vimos se lo corté, ahora lo tiene casi tan corto como hombre, una liga no puede sostenerlo, así que se le nota que se puso algún fijador para mantenerlo hacia atrás.

La profesora me vio en la puerta de la entrada y me hizo la seña de que podía pasar.

-Qué bueno que ya te sientas mejor, Halia, toma asiento ya casi acabamos.

Le hice una sonrisa de labios cerrados y me senté en la primera silla que me encontré, Andrea por su parte no dejaba de verme cada que podía y evitaba observarme.

La clase no duró mucho o por lo menos para mí, salí rápidamente del aula pero sentía que Andrea venía detrás mío, lo sabía por su manera de caminar arrastrando los pies. Así que caminé hacia el patio central, sabía que no me dejaría ir sin hablar y a este punto también sentía necesitarlo pero temía decir algo incorrecto.

Me senté sobre la banca de siempre pero esta vez se sentía diferente como todo pero más por el cambio de clima, las plantas vuelven a ser verdes y los árboles vuelven a tener flores de colores, poco a poco empezaba a verse como un jardín de nuevo.

-Halia, necesito que me expliques qué fue lo que pasó, he dicho mentira tras mentira durante dos días y sin saber por qué.

¿Dos días dijo? A este punto nada se venía a mi mente, pero recordé que hablaba con Andrea así rápidamente cree una mentira para causar en ella empatía, cosa que ella tiene mucha.

-Solo quería descansar y me tomé mi medicina, un poco de más para ser sincera pero lo necesitaba, estaba sintiéndome triste y estresada sin razón aparente, pero creo que me pasé, creí que dormiría un día máximo, te pido disculpas.

Entrecierra los ojos y da un suspiro.

-Eso explicaría tu comportamiento últimamente, yo creía que era porque tienes algo con Hassan.

La mención de su nombre me causó un vuelco en el estomago, recordar como me observaba mientras era amarrada a una silla, me causaba coraje, demasiado.

-Bueno, pues ya sabes la verdad.

Le di una sonrisa de labios cerrados y ella tomó asiento a mi lado.

-Eso no explica el hecho de que te estés cortando ¿Quieres hablar de eso?

Mordí mi mejilla, no sé qué tanto vio de mí, maldije, intentando tener una mirada triste y negué.

-Prefiero no hablar de ello.

Suspiró.

-Lo entiendo Hal, pero quiero que sepas que cuentas conmigo para cualquier cosa, cuídate mucho por favor ¿Sí?

Asentí, ella dio un suspiró y se fue, perdiéndose entre los pasillos y la oscuridad.

 

+

 

Capillum de inimicis tuis aufer et per noctem combure si secretum vis revelare

 

La frase se repetía en mí mientras sostengo el cabello de Mónica en mis manos, sus rizos rojos se curvan entre sí, se ve muy bien hidratado hasta desprende un olor a tierra y zarzamoras.

Días atrás había leído aquella frase en el libro que había aparecido en mi habitación y no lo entendí hasta que en medio de aquella pelea dónde antes de que ella se revelara ante mí, fue muy clara, así que lo hice y funcionó.

Deposité su cabello sobre el lavamanos, encendí un cerillo e hice que el cabello ardiera, desprendiendo un olor horrible, aún así repetí esa frase en latín que ahora era muy clara para mí.

- Capillum de inimicis tuis aufer et per noctem combure si secretum vis revelare

Quítale cabello a tu enemigo y quémalo durante la noche si quieres revelar el secreto que desees.

Vi la flama cambiar de color y salir humo negro, mi mirada sigue en eso y recuerdos llegan de aquélla noche que al parecer ya casi son tres días de lo sucedido, creo que es obvio que me dieron algo, porque lo último que recuerdo es el dolor que sentí cuando mi pierna fue cortada.

Suspiré cuando solo quedaban cenizas de aquel cabello tan bonito.

Busqué en mi mesa de noche y encontré aquél libro de portada negra, sabía que era el momento de leerlo, el latín y su significado llegaban a mí cómo algo que siempre estuvo pero fue ocultado por mí.

Me senté y con la poca luz de mi lámpara de noche, comencé con el inicio de esto.




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