Halia

XXXI

Sentí como tocaron mi espalda y era una de mis compañeras que me dio un pequeño papel doblado.

La clase es aburrida, nada nuevo, así que desdoblé el papel con cuidado de que la profesora no observara.

"Halia, discúlpame, no sabía que Hassan te había hecho eso, realmente creí que no lo veríamos y cuando lo vi me puse feliz por ti, en serio lo siento, no me gusta que estemos tanto tiempo sin hablar"

Habían pasado varios días después de aquél suceso, que me daba el pretexto perfecto para estar más tiempo sola y analizar el libro negro.

Andrea todo este tiempo, me enviaba notas que yo no leía, solo las tomaba y las tiraba a la basura cuando ella me observara, pero esta vez quise saber qué era lo que tenía que decirme.

Hice bolitas el papel y justo la clase se acabó. Salí tirando aquél papel en la basura para después irme a mi habitación a comenzar a leer algo que había visto en la última sesión a la que fui con Prakash.

Cerré la puerta con seguro detrás de mí y me senté sobre la silla frente a mi mesa repleta de bocetos, saco el libro y abro este, la tinta no deja que se pueda leer muy bien en una habitación semi oscura como la mía pero acercaba mi lámpara lo más que podía.

AJIATK

Deus est qui pro animabus corruptis petentibus fidem et securitatem dat.
Qui homicidio se corrumpere audent, victimae suae sanguinem bibunt ut cum moriuntur, ad Ajiatk. Sicque ei tributa solvens.

Es el Dios que regala resguardo y seguridad para quien lo pida a cambio de almas corrompidas.

Aquellos que se atrevan a corromperse asesinando, beban  la sangre de su víctima para que cuando mueran, le pertenezcas a Ajiatk. Pagándole así, tributo.   

Los recuerdos de aquellos cuerpos que vi apilados en forma de cruz, son tributos a ese Dios.

Las imágenes de cómo le cortan el cuello a un hombre y después bebe de él, el asesino, toma sentido ahora. Mi estómago se empezó a inflamar, las emociones son fuertes.

Guardo de nuevo el libro, miles de cosas pasan por mi cabeza pero cité anónimamente a Mónica en uno de las aulas que están vacías y ya casi era tiempo.

Vino una enfermera a dejar mi medicamento con su típico uniforme azul pálido.

Caí en cuenta cuando ella me vio por unos segundos, que era aquella que rompió mi lienzo sin más.

-Ya sé que me ocultan las cosas ¿Por qué me ayudaste?

-Simplemente cuídate, Halia.

La mención de mi nombre y no un "señorita" o algo similar, me hizo arrugar mi frente.

Iba a decir algo más pero ella salió de la habitación.

Todo este tiempo ah sido ella la que me deja la medicina sin vigilar que me la tome.

Esta vez será diferente, agarro las pastillas y las guardo en mi bolsillo.

Espero mientras agrego más cosas a mi lista y uno que otro comentario mío sobre lo que yo pienso sobre lo que me sucede como el hecho de que era la medicación la que me estaba nublando la mente de tantas cosas.

Llegué después de hacerla esperar unos minutos, ahí está con su bata de dormir y su cabello suelto y corto, al parecer quedó más corto de lo que pensaba ya que los rizos hacían verse de esa manera.

Me vio y bufó.

-Ahora qué quieres, maldita ¿No te fue suficiente la última vez?

No dije nada, cerré la puerta tras mío y observé su rostro, un morado hacía ahí, uno que yo no provoqué, yo la había golpeado en partes no visibles y para este momento no deberían de haber marcas.

-Creí que no vendrías después de la última vez que te dejé inconsciente.-Le sonreí victoriosa y su mirada se puso oscura, levantando su barbilla.- Relájate, no vengo a pelear, vengo a preguntarte una cosa.

Caminé hasta quedar frente a ella, recargándome en una mesa.

-Aww, ahora somos amigas.

-Iug, no.

-Entonces dime qué quieres, niñita, que ya me aburriste.

-¿Qué haces aquí?

Sus ojos cambiaron, ya no era un semblante serio y frío, ahora era miedo y confusión, todo en ella reflejaba que no entendía lo que pasaba.

-Vine aquí, por qué... por qué... maldita sea.. porque debo ser tu amiga.

Después de ello, comenzó a decir un millar de groserías.

-¿Cómo hiciste eso, perra?

Sonreí, el hechizo funcionaba.

-¿Por qué te acostaste con Prakash?

Su mirada era pura confusión.

-Porque quise, porque él, está bueno.

Era mi turno de arrugar mis cejas ¿Es enserio que esa es la verdadera razón?

Me reí, eran tan tonto, Prakash intimida a todas y al parecer eso les agrada, la mayoría o todas desean estar con él pero cuando ven que no llegarán a ningún lado con él, se dan por vencidas.

Estaba viendo a Mónica con su comportamiento raro, cuando escuchamos pasos fuera.




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