Halia

Instituto

En la oscuridad sintió como su cuerpo se movía de un lado a otro abrió sus ojos y vio el techo blanquecino, con moho, sintió como estaba sobre una camilla, en silencio sentía que dos personas iban con ella, su mente es una maraña de pensamientos sin concretar.

Se escuchó un pitido y sintió como la subieron a un elevador y después vio el techo, era igual que el anterior, intentó mover sus manos pero las tenía atadas a la camilla al igual que sus pies.

Su visión no es clara y su boca se siente demasiado reseca.

De pronto estaba en una camilla diferente, ya no estaba atada, todo era confuso, por lapsos como que no existía luego de repente ahí estaba en otro lugar desconocido.

Abrió de nuevo sus ojos y vio un cabello rizad, ojos verdes junto con un olor a madera y café.

-Buenos días, Halia. Soy el Dr. Prakash, es un gusto conocerte.

Puso sus manos dentro de sus bolsillos de su pantalón café.

Me senté sobre la camilla, un fuerte dolor de cabeza apareció junto con pulsaciones, el cuello me arde y siento como que me hace falta tomar el agua de todo un río para poder hablar.

-Ho...-Tosí y me ardió mucho mas la garganta, el Dr., se giró para después pasarme un vaso de agua que tomé como si no hubiera un mañana, el agua me supo a gloria pero me la acabé tan rápido que sentí un pequeño dolor en el estómago que ignoré. -Hola, disculpa pero no te conozco y no sé qué hago aquí ¿Y mi padre?

-Me gustaría que primero tomaras estas medicinas- Estiró su mano y ahí tenía un botecito con tres pastillas, dos blancas y una morada, lo miré con desconfianza- Son para el dolor.

Las tomé en mi mano mientras lo veo servirme otro vaso de agua y pasármelo, me le quedé viendo fijamente, es atractivo, para mí no, pero lo es, su camisa blanca arremangada hasta los codos lo hace ver como si estuviera marcado, sus facciones son finas parece sacado de algún anime.

No me las tomé.

-No me has respondido, sé que debo ver a mi padre, me lo pidió.

-Halia, necesito explicarte algunas cosas.

-Habla.

Me tomé las pastillas al sentir otra fuerte pulsación en la cabeza, está de pie frente a mí, analizándome y eso me hace que observe mi ropa, tengo puesto un vestido blanco que me queda abajo de las rodillas, mis calcetas blancas están un poco manchadas de rojo, mis manos están marcadas con dedos y no puedo agachar bien la cabeza sin que me pulse y sienta un dolor desgarrador en el cuello.

-Estás aquí porque tu padre te envió.

-¿Por qué? Él no haría algo así,, necesito hablar con él.

Intenté bajar de la camilla pero sentí un fuerte dolor en el cuerpo que me hizo retroceder.

-Lo hizo, Halia. ¿Recuerdas lo que ha pasado?

Me toqué la frente y la sentí caliente, intento recordar pero es confuso.

-Sé que huía de alguien en el campo y después mas nada.

El Dr. Prakash asintió.

-Bueno, tuviste un altercado del cuál no se nos dijo mucho pero estamos aquí para ayudarte a recordar y que durante este tiempo la pases tranquila, te prometo que todo será para tu beneficio, te verás con mi compañera Paty, ya ella te explicará y Beatriz la enfermera principal de esta institución te dará un recorrido por la institución, ella te explicará cualquier duda sobre este lugar.

La información solo hace que me sienta mareada.

-Mi padre ¿Está vivo?

La pregunta salió sin pensarlo, algo dentro de mí me decía que probablemente estaba en peligro.

-No soy quien para responder esa pregunta pero como te veo muy confundida, te lo diré, no hay rastro de tu padre, solo una nota que dejó junto a ti, se sospecha que está sin vida.

Mi corazón comenzó a acelerarse, mi padre, el que es mi todo, mi maestro mi ejemplo a seguir, mi guardia está muerto.

-No, no puede ser, me dijo que quería verme después de...-Me quedé en silencio y lágrimas salieron de mí, temblaban mis manos y de pronto me dio mucho frío- Necesito algo Dr., por favor, necesito que me des algo, algo que me ayude a no recordar, por favor.

-No tengo permitido hacer lo que me pides, Halia, lo más sano es que esperes a visitar a Paty.

Con los pensamientos confusos, la rabia y el dolor en mi cuerpo, bajé de la camilla y saqué uno de mis cuchillos que tengo atados en mis piernas y se lo puse en el cuello.

Su reacción no fue como la esperaba, lo que normalmente pasa es que se asustan o atacan, vi como le brillaron los ojos de emoción. Lo harás y no es pregunta. Apreté un poco más sobre su cuello y vi una pequeña gota roja resbalar por él.

-Después de todo me has sorprendido Halia, puedo hacer lo que me pides pero cuando lo recuerdes, no me odies por ello, olvidarás a tu padre y varias cosas importantes que si de por sí en este momento no lo recuerdas, se te hará más difícil de recordar, tan solo te pido que guardes el secreto.

-Haz lo que tengas que hacer.

-Recuéstate en la camilla, te inyectaré y cuando despiertes, esta conversación no habrá existido así que se repetirá pero ya con Beatriz presente. Nos vemos de nuevo en un tiempo, Halia.

...

Después del recorrido corto por la institución y las caras de desaprobación de Beatriz, se me explicó que me quedaría ahí, que es un internado disfrazado de institución. Que tomaría clases cinco días a la semana y que debo portar un horrible uniforme que consistía en una falda gris hasta los tobillos, unos zapatos bastante anchos y feos como para ser de chicas, agregando una camisa manga larga blanca y cabello recogido sin dejar ningún cabello despeinado, no obstante de ello, se porta uno de los tres listones que se nos dan, azul, amarillo o negro.

Depende de tu comportamiento es el que portarás hasta que les parezca adecuado. Se me explicó que el azul es el de todos los días.

Cuando pasábamos por las pocas aulas, me giraba y veía a las chicas portando varios colores de listón, dándome a entender que no todas se portan como dice Beatriz que debo comportarme.




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