Hallazgo

4.3.

Año 2020. Ucrania. Odesa.

— Veo que aún te gusta el pescado y no le temes al riesgo, — comentó la mujer con una sonrisa al ver el cazón al horno que le había traído el camarero.

— Soy empresario, tengo que arriesgarme todos los días. Pero sé cómo evaluar los riesgos. Y, por ahora, esta no es la peor opción, además, no tuve tiempo de almorzar, — respondió el hombre con una sonrisa entusiasta mientras comenzaba a comer. — Oh, por cierto, una vez vi a un autillo cazando lombrices de tierra. ¿Te imaginas? En media hora atrapó unas cuantas docenas.

— Aquí no sirven eso, así que no te hagas ilusiones. Tampoco hay ratones, escarabajos, tijeretas, ranas ni mariposas en el menú, así que no podrás repetir tu broma de mi graduación, — rió la mujer.
— Qué lástima, — suspiró el hombre con fingido pesar. — Fue divertido.

— Ya lo creo. La mitad de la clase salió corriendo, los profesores demostraron todas sus fobias y el director volvió a persignarse por enésima vez agradeciendo que no fueras su alumno.

— Les animé la fiesta. De lo contrario, habría sido todo según el programa clásico: club, banquete y amanecer en el río Ros. Pero así corrieron, ahuyentaron ratones, atraparon ranas, aplastaron tijeretas. ¡Fue divertido! Algo para recordar. Tu tutora atrapando una polilla nocturna con una jarra de cristal fue una obra maestra. No en vano también traje una polilla pavón nocturna.

— Eso seguro, — se rió la mujer con el recuerdo. — La polilla pavón nocturna nocturna fue increíble. ¿Dónde la encontraste?

— Ah, en el desván de mi abuelo. Así que decidí no dejar que se desperdiciara.

— Todo lo que tienes a mano, lo usas. No es de extrañar que te hayas convertido en un astuto empresario, eres capaz de vender nieve en invierno como si fuera un artículo raro.

— Hoy en día, en realidad, lo es, — comentó el hombre con una sonrisa, llevándose otro bocado a la boca.
— Reconozco tu carácter. No es de extrañar que nuestras aventuras sigan siendo leyendas en el pueblo, aunque guardamos silencio como partisanos.

— Si hubiéramos contado algo, ya habríamos acabado los tres en un manicomio. Y ese tipo de descanso nunca me ha tentado.

— Pero tal vez, así, ahora estaríamos los tres aquí, no solo los dos...

— No es seguro.



#272 en Paranormal
#94 en Mística
#3109 en Otros
#330 en Aventura

En el texto hay: vida, aventuras, mistica

Editado: 14.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.