Caminando hacia la oficina de la directora pasamos por el comedor, lugar a donde no podemos entrar gracias a mi bocota—literalmente a mi bocota—lo que es una lástima pues mis tripas se retuercen del hambre.
Ahora que hago un repaso mental, no he comido bocado desde que llegué aquí, supongo que con todo lo que ha pasado no me ha dado ni tiempo a pensar en eso. Ver tantas bolas en tan corto lapso de tiempo le arruina el apetito a cualquiera.
Y ahora, después de haber vomitado hasta la conciencia sobre la maestra de historia la cosa no es que haya mejorado mucho, tengo un hoyo negro en la panza.
El lugar parece el comedor de una prisión, de un lado algunos hacen fila con bandeja en manos mientras otros ya están sentado y hacen mucho ruido. En los platos veo una masa anaranjada que quiero creer son macarrones con queso y recuerdo la historia del antiguo dueño de mi cama, el señor ano flojo, como Landon le llamó antes.
Eso es definitivamente algo que a mí me pasaría, pero por cómo van las cosas me comería una vaca de poder hacerlo.
A pesar de que es un sitio enorme atino a la primera a la mesa en la que está Axton y los demás, no es como que me cueste mucho, Landon está haciendo unas mímicas muy exageradas mientras parece querer contar una historia con el mayor lujo de detalle.
—Landon Miller —nombra Shawn después de quedarme parada a un lado de la puerta.
Lo miro un poco sorprendida. Regresa y se para junto a mí con los brazos cruzados.
—Es el payaso del grupo.
—Sí, ya me di cuenta —respondo, con las cejas levantadas.
—Pero que no te engañe —sigue—, sus padres son muy ricos, hace lo que quiere. Hace tres años embarazó a una chica que misteriosamente desapareció, los rumores dicen que la asesinó porque no quería hacerse responsable del bebé y sus padres lo enviaron aquí. Jamás se investigó nada.
—No te creo nada —digo y después me quedo con la boca totalmente abierta.
—Liam Thompson —Shawn sigue hablando sin poner atención a mi reacción. Señala a Liam con la barbilla, quien mordisquea un sorbete hasta hacerlo añicos—, su fascinación por la informática lo hizo convertirse en un hacker casi profesional.
Lo recuerdo tecleando en su laptop a una velocidad sobrenatural mi primera noche aquí.
—Su padre es el dueño de una cadena de aerolíneas multimillonaria. Hace años Liam se coló en las cuentas de banco de su familia y robó millones, pero nadie nunca supo qué pasó con el dinero y ha estado aquí desde entonces.
Más que alarmada estoy impresionada y hasta un poco indignada con la historia, quiero decir...
¿Cómo es que eso jamás se me ocurrió? Contratar un hacker para meterme a las cuentas de Janna y quedarme con algo de dinero de la herencia por adelantado. Me robé unas tarjetas de crédito un par de veces, pero Liam me deja en ridículo con su táctica.
Esa es una idea interesante para tener en mente.
Remeneo la cabeza y vuelvo a poner atención a la palabas del chico.
—Seth Griffin, la cara bonita —apunta hacia el asiático—, su padre maneja una empresa de negocios internacionales, su madre era una bailarina exitosa, se retiró hace años, pero su hija, la hermana menor de Seth, le sigue los pasos. —me muerdo el labio, Seth no es precisamente la clase de gente que uno espera ver en un lugar como este—. En una pelea con su padre lo golpeó y le dio dos disparos, estuvo en coma por un tiempo, pero nadie presentó cargos contra él.
Veo a Seth reír con las hasta que sus ojos rasgados parecen totalmente cerrados.
En eso, mi mirada cae en el cabello rubio de Axton, que trae amarrado en un moño mal hecho mientras que varios mechones le cubren la cara. Parece tan atento del espectáculo como los otros pero noto que tiene la mirada perdida, como si por dentro estuviera en otro lado.
—¿Qué hay de él? —pregunto sin dejar de mirar al asesino psicópata saca tripas.
—Axton Brander —responde Shawn—su familia ha sido propietaria de varios casinos y hay quienes dicen que su padre es la cabeza de una mafia. Dicen que sus problemas de ira hicieron que terminara aquí, pero otros creen que este lugar es solo una fachada para él, que lo mantiene seguro de los enemigos de su padre.
La piel se me pone de gallina. Entonces Shawn trata de explicarme que comparto cuarto con un feminicida, un ladrón de bancos y un integrante de la mafia. No me imagino ni por un momento a Landon matando a alguien, pero bueno, la mujer de Ted Bundy tampoco se hacía una idea como esa, y ya sabemos cómo terminó el asunto.
Mientras trato de organizar mis ideas, con los labios medio abiertos y la mirada perdida, siento un golpe de atención y me doy cuenta de que Axton me está mirando. No puedo estar segura de por cuento tiempo lo ha estado haciendo, pero toda yo me siento expuesta bajo el umbral de la entrada.
Landon intenta llamar su atención chasqueando los dedos, cosa que no parece agradarle del todo, pues le responde con un guantazo.
Landon mira hacia mi dirección.
Su sonrisa se extiende de oreja a oreja cuando me ve.
—¡Eh, novato! —ondea la mano en el aire, invitándome a entrar.
Su voz llama la atención de la mayoría y muchos se volteando a verme.
Doy un brinco hacia un lado y me apresuro en desaparecer del área antes de que al mata mujeres embarazadas se le ocurra venir por mí.
Después de apresurarnos por algunos corredores y escaleras terminamos en un pasillo poco iluminado y silencioso, al fondo ya podemos apreciar la puerta de la oficina de la directora.