—Aw, que lindos los tortolos.
Que la voz de Landon sea lo primero que escucho entre sueño me da a entender que no, quizás no va a ser tan buen día como esperaba.
—¿No son muy tiernos? —sigue.
Entreabro los ojos y noto su silueta borrosa parada junto a la litera mientras me toquetea la mejilla con el dedo. Es tan fastidioso como una mosca sobre la comida así que apenas levanto la mano y lo espanto con un par de débiles guantazos.
Doy un largo suspiro y volteo el rostro con intenciones de seguir durmiendo. Seamos sinceros, no creo que vaya a acostumbrarme en algún momento a este horario de porquería. Me aferro a la almohada calentita que está junto a mí con un brazo y una pierna; se siente bien, y ni hablar de cómo huele, creo que esa lavada que le di a la cama le cayó de maravilla.
Landon suelta una carcajada gutural.
—¡Si son una pareja ideal! ¿No crees? —supongo que le habla a Liam, pero él es muy silencioso, así que solo escucho que suspira gracioso.
—No se van a ver tan lindos si no se levantan —dice una voz que ya reconozco. Seth también está en el cuarto.
—Vamos chicos, no se metan en líos, arriba —sugiere otra voz, a la que no estoy tan familiarizada.
Unas manos empiezan a darme palmadas en el muslo y yo me hago bolita.
—Venga novato, no me obligues a mearte otra vez, porque voy a disfrutarlo —gracias Landon, tus extraños fetiches no estaban en mi lista de intereses.
Me abrazo más a la masa acojinada junto a mí y meto mi cabeza casi por debajo. Creo que una de las pocas ventajas que tenía al venir aquí era el no tener que soportar a Charlie y Cameron por un tiempo, pero hasta ahora no noto la diferencia.
Alguien se ríe.
—Creo que les tocó uno de sueño muy pesado, eso va a ser un problema —comenta el dueño de la risa.
—No digo yo, debe estar en el paraíso —se burla Landon cerca de mi oído y seguido empieza a darme palmadas en la cara.
Lo odio, juro que un día lo apuñalaré mientras duerme, no me importa si es un asesino de mujeres o bebés no natos, juro que lo mataré y lo meteré en una bolsa de basura que luego lanzaré al rio si no se aleja de mí y me deja dormir.
Sé de dos versiones más irritables que yo: Jorden con hambre y Jorden con sueño, y en este momento yo soy ambas.
Él no deja de tocarme mientras que los demás hablan entre ellos. Esas voces gruesas y sus malditas risas no me dejan conciliar el sueño como me gustaría.
Landon, por amor al dios oscuro, deja de tocarme.
Me levanto de golpe sin abrir los ojos.
—¡¿Por qué es tan difícil que se callen de una buena vez y me dejen dormir?! —discuto, de pronto todo el mundo ha hecho silencio, al menos por unos segundo.
Doy un puñetazo sobre la almohada y le clavo las uñas, deseando que ese sea el cuello de Landon. Escucho un gruñido de dolor y después un suspiro.
La almohada a mi lado se levanta y se me sale de las manos.
Mi corazón da un vuelco mientras que la sangre se me congela. No me pondría a mí misma de ejemplo para hablar de gente cuerda, pero hasta donde yo recuerdo las almohadas no hacen estas cosas.
Abro un ojo lentamente y después el otro.
Axton me mira fijamente, mientras se frota el pecho.
—¿Estás cómodo? —murmura.
Su imagen me pega como una patada en la cara, cosa que me merezco. Rápidamente separo mi cuerpo del suyo. Enredada en la sabana doy una vuelta completa en la dirección opuesta a la de él y antes de que pueda reparar en ello ya voy directo al suelo, no sin llevarme a Landon conmigo.
* * *
—Se te bajará pronto, mantente esto pegado a la piel —sugiere la enfermera. Chasqueo la lengua cuando me aprieta la bolsita de hielo sobre el huevo que tengo a un lado de la frente.
Me deja, desliza la cortina blanca que separa mi camilla de la camilla vecina y pasa con el otro paciente.
—Tú también —le dice—, el sangrado parará pronto.
Observo a Landon con los dos algodones metidos en la nariz.
Una caída desde la literal de arriba hacia el piso no suena como algo muy seguro. Creo que si no hubiese sido porque su cuerpo me sirvió de cojín la historia sería diferente, ese velatorio era seguro. Yo solo me hice un chichón en la cara mientras que Landon se llevó la peor parte.
Honestamente ya se lo merecía. Llámenlo karma o como quieran, yo le voy a llamar victoria.
La chica termina con él, recoge los instrumentos en una caja de plástico amarilla y pasa a la puerta de al lado, donde está la oficina de la enfermería.
—¿Por qué tratas de arruinarme el rostro? —pregunta Landon, mirándome con odio, aunque apenas puedo verle la cara detrás de las vendas que le cubren la nariz ensangrentada—, ¿Estás celoso de que soy más guapo que tú?
—¿Por qué eres tan insoportable? ¿Tratas de arruinarme la vida? —gruño.
Me hace una mueca y me saca la lengua, como un niño pequeño. Después hace un mohín, supongo que por el dolor de mover los músculos del rostro.
Eso me hace genuinamente feliz.
Muy bien, no está muerto, pero vamos avanzando.
La puerta se abre y Liam, Seth, Axton y ese chico de antes, Grayson, entran vestidos con ropa de deporte.
—¿Cómo están ustedes dos? —Grayson es el primero en hablar, con una sonrisita.
Axton ni siquiera me mira, pero después de ese momento tan incómodo mi cuerpo se tensa por sí solo por el simple hecho de que esté aquí.
—¿Tu cómo me ves? —Landon se queja, entornando sus ojos en mi dirección.